domingo, 17 de enero de 2016

martes, 12 de enero de 2016

Sin Censura


  
Impropio, Pero Pertinente
RETO
No hay nada más impropio e impertinente que el ruido, las explosiones insípidas de petardos, tiros y cuanto artefacto existe para hacer ruido en la época navideña.  Si es impropio tanto ruido y desorden de autos acelerando espantosamente sin ir a ningún lado como el bocón vociferante que nunca se atreve a lanzar un golpe ni en defensa propia, tampoco es apropiado que esté en festejo tanto vago y sinvergüenza que al día de hoy para lo que le conviene alega que la natividad, la existencia de Cristo en la tierra y todo lo rodeado al mismo, es un mito.  Y puede que lo sea o no, pero si usted no es creyente, no se me recueste de la tradición para tanto jolgorio. Ahora, si es que vamos a celebrar mitos, entonces que se declare el planeta en perpetua fiesta a celebrar la realidad que creemos vivir.  Si profundizan esos charlatanes que alegan que una u otra religión son meros mitos para avanzar sus intereses, verán que todo esto de la existencia es una gran mentira fabricada por la mente misma y que no somos otra cosa que soledades en camino a cierta conciencia que aún está por ser verificada, quizás la física cuántica esté encaminada en ello pero estos ignorantes del vacilón y la auto gratificación constante sin méritos para ella, no conciben tener una conversación, no del mundo de los átomos, sino de aquel más interesante que plantea profundas y diversas dimensiones, como el subatómico.  Mas no es el objeto de esta reflexión, la cuántica ni la metafísica.  Es de algo más sencillo y simple, quiero que hablemos, y digo hablemos porque quien escribe nunca debe pretenderse encumbrado ni entronizado sino más bien ser de manera particular un interlocutor de su lector a quien debe respetar aun cuando a veces lo rete.  Así que ya bajados los decibeles de la imbecilidad de hacer tanto ruido por celebrar lo que desconoce, ignora o siquiera cree, vamos a comenzar este año, retándonos a ser verdaderamente sinceros, auténticos, transparentes, perturbadores, problemáticos si se quiere; capaces de decir lo que nos parezca sin ser anecdotarios, didácticos, panfletarios o fanáticos y sin temer a la censura de quien por costumbre antes las denunciaba convirtiéndose hoy en censurador de aquello que no es diplomático, propio o políticamente correcto.  
Es por ello que en lugar de ser políticamente correctos este año debemos ser, impropios.  Enfrentar nuestra realidad, diagnosticar el problema, denunciar cada fallo que observemos y enfrentar las consecuencias positivas y negativas de nuestras denuncias.  Será inevitable a veces, herir sensibilidades de sectores, grupos, instituciones, políticas, tradiciones, cultura o lo que sea, pero es de la única forma que podemos ser sinceros y encontrar los puntos de coincidencia para superar nuestra condición actual.  Ello requiere cierta disciplina en la valentía y la convicción. No permita que nadie le venga a chantajear ni a asustarle de consecuencias que no son sino las razones que quieren muchos sembrar en las mentes de la gente para evitar el cambio.  Son los sembradores del humo que fabrica fantasmas de terror, que viven en su comodidad y desde la misma, les predican que es más conveniente quedarnos callados, sin denunciar, sin luchar, sin decir nada, para ellos perpetuarse y perpetuar a los suyos como es el caso de esa aristocracia rancia e inverosímil de una familia Hernández en Ponce, Puerto Rico. 
Puede que como humo y fantasma de chantaje le digan para que se calle, que todos tenemos el techo de cristal.  Así me dijo una vez uno de esos abogados sin espina, esos que son como los moluscos, invertebrados sin hueso de ninguna clase y que gelatinosamente se escurren por las rendijas que filtran y cuelan a aquellos más inescrupulosos, los que están dispuestos a vender a otro abogado por congraciarse constantemente con el juez de turno.  Esos abogados que desmerecen no sólo la profesión, sino la humanidad misma como la desmerecen aquellos que por razón de mito o no se les compara con el traidor por excelencia que fue Judas.  Judas, el que describe el Evangelio o para los más cultos y referentes, aquel que describe Borges, tuvo la decencia y el honor de colgarse de un árbol una vez cobró conciencia de su acto de traición distinto a los abogados traicioneros que hoy abundan que en lugar de cometer el haraquiri por la dignidad perdida, permanecen pegados como parásitos que viven lamiendo eternamente en el recóndito lugar donde los jueces defecan sus inmundicias.  Nunca estuve de acuerdo con ese refrán que se hizo tan popular entre los políticos y funcionarios públicos. Pues claro si son una partida de corruptos y buscones.  Cada cual está hecho de lo que ha soñado.  Esos que se amparan en supuestos techos de cristal que desde su pobre conciencia para ellos, es común denominador que les garantiza un chantaje constante, no conocen la dignidad ni la altura donde nos podemos ubicar cuando somos verticales e íntegros; y si por condición humana nuestra sombra nos traiciona a veces, lo más importante es nosotros no traicionar nuestros anhelos de cada día ser mejor de lo que ayer fuimos, de mantenernos en la búsqueda de la luz y el cultivo de la misma en uno mismo.   
El reto que tenemos pues, es a ser impropios ante la realidad que pretenden que aceptemos como norma irremediable. Ante esta triste realidad que nos ha tocado vivir, tenemos, como no lo hemos sido hasta ahora, ser impropios creando el disgusto entre aquellos que se conforman y más aún entre aquellos que la defienden como su modus vivendi.  Sea políticamente incorrecto, atrévase a correr mayores riesgos, que el peor riesgo que siempre se corre es quedarse callado, quedarse en neutro, a merced de los peores vientos que le soplen al lado.  Decida usted si va a oler por siempre los pedos de la historia o va a crear el aroma de la gloria en una nueva patria.  
Copyrights (C.) augustopoderes enero de 2016
 
In Re Tribunal Supremo
De las pocas cosas
Que la colonia pudo
Aún subyugada a condiciones
De su Imperio;
Fue redactar una carta magna,
Tan magna como el poder le fuera
Concedido 
De la otra Magna y su congreso.
La meta:
Crecer en camisa de fuerza
Por locura colonial
Diagnostica por los siglos de los siglos.
Y así, en una sección, llamada la quinta 
En número romano y todo
Se estableció el poder judicial 
Y su tribunal supremo,
El único Constitucional
Copiando siempre a los del Norte 
Que libres por revolución
Hicieron luego de esta patria,
Esclava por invasión, resolución 
Y leyes que jamás le hubieran permitido 
A su antigua madre patria.