Cada luz es el camino
Que por los ojos asoma
Como alas de una paloma
Que revuela su destino.
Es de la existencia tino
Revolotear de un misterio
En la estación del deshielo
Esa mirada de un niño.
Y en el tiempo de cariño,
Mirada de lo más tierno.
Hay luz, semilla en invierno
Cosecha de una existencia
Que rinde su reverencia
Al final de su trayecto.
Cada estación el aspecto
Lo trabaja, lo endereza
O lo tuerce que parezca
Arcilla del Alfarero.
Y entre el primero y postrero
Viene el verano y la siega.
El verano es el fulgor
Y olvido de las quimeras
Las musas que eran primeras
Se pierden por la pasión.
Y se enciende la razón
Entre risas y botellas,
Entre el baile y tantas vueltas
El tiempo se escurre al reloj.
Y el olvido nos dejó
En un otoño sin fiesta.
Es la estación penúltima,
La cruel que llega sin pena
Y la vida que era plena
Seca sus hojas últimas.
Se hace sorda la música
Reflexiona el alma entera
Y una lágrima primera
Recuerda la luz del camino.
Tiene luz el peregrino
Que henchido a su invierno llega.
Augustopoderes copyright 2012