sábado, 21 de diciembre de 2013

ELA Una Noche





Emburujador 
La noche que pasó
Augusto Poderes  Copyright © 2013






























[oJones


Por: Augusto Poderes


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Obra en Cuatro Actos


Personajes:


         Gobernador (L.M.M.)


         Primera Dama  


         Servicio


         Jardinero Presente, pasado y futuro


         Auxiliar 1


         Auxiliar 2


         Auxiliar 3


         Auxiliar 4


         Auxiliar 5


         Auxiliar 6


         Emisario Americano I


         Emisario Americano II


         Pedro Albizu Campos


 I


Se levanta el telón, aparecen simultáneamente dos escenas en dos tiempos diferentes; a la izquierda un anciano solitario (Jardinero Viejo) en noche vieja 2013 y quien escucha la versión temprana (antes de media noche) del Brindis del Bohemio; de lejos sonidos de reggaetón, explosiones, disparos disfrazados por dicho género de música urbana.  La escena es tan pasajera como el inicio de movimientos a la derecha; es la noche de 25 de Julio de 1952, para todos los efectos es el tiempo en que transcurre la obra como un presente. Don Luis Muñoz Marín, quien es el primer gobernador electo por el pueblo de Puerto Rico, tras cuatro siglos y medio de coloniaje, ya en el séptimo mes de su segundo término como gobernador, ha inaugurado oficialmente a la sazón de grandiosas fiestas,  la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.  

Don Luis aparece sentado en una silla de espaldar alto, prácticamente como lo pintaría ya de anciano el maestro Rodón. Al lado, una mesita con una botella de whiskey y un vaso. Detrás, de don Luis, se encuentra un reloj antiguo detenido en una hora inexacta y al fondo las puertas que dan a otras habitaciones.  La habitación está en penumbras; el alcohol o aroma del whiskey impregna toda la atmósfera del teatro. 


Entra doña Inés, mujer de unos treinta y tantos años. Se acerca refunfuñando desde la parte posteriorde la sala que guarda otras habitaciones. El fondo musical que acompaña al gobernador es La Borinqueña en su modalidad de danza repitiéndose una y otra vez el mismo segmento (Don Luis a propósito levanta la aguja cada vez que llega al jardín florido a que alude lo que será la nueva letra que no se canta). 
***
Da. Inés: — Ya se fueron todos hace más de una hora, fue un día de fiesta como ninguno y tú, todavía no terminas de beber.


L.M.M.: (Quien señala con su extremadamente largo dedo índice hacia la izquierda). —Todavía, Inés, todavía.


Da. Inés: — ¿No estarás esperando que ese dichoso reloj toque la media noche como señal de que se acabó el día de fiesta? ¡Estuviste grandioso! Izaste la mono estrellada a la misma altura de la bandera Americana. Es un gran logro y tu discurso, pasará a la historia, será eco en la eternidad. Vamos, ven a la cama, tienes que descansar.


L.M.M.: (Transformado con aire de frescura en su voz y aspecto) —He mandado a buscar al jardinero para hablarle de algo que me urge empiece mañana, aún desde antes de que me haya levantado, mejor dicho, de que nos hayamos levantado.


Da. Inés: —Ya te pasaste por mucho en el alcohol. Has hecho historia, has marcado el curso del tiempo en esta isla, el antes y el después y lo que se te ocurre a esta hora, para cerrar un día glorioso, después de haber celebrado y bebido tanto; ¿es hablar con el jardinero de Fortaleza?  


L.M.M.: — Estuve inmenso, conforme a la muchedumbre.


Da. Inés: — ¿Quieres más? Eres un dios para ellos.


L.M.M.: — Lo sé. Precisamente, aunque ello me seduce, no me gusta en el fondo.


Da. Inés: —Y… ¿No es al revés? En el fondo te gusta y quieres resistir a esa dulce tentación.


L.M.M.: — ¡Mujer! ¡Tú me conoces!


Da. Inés:  — Porque te conozco, yo mejor que nadie se de tu debilidad, de ese ego bien disimulado de no ser protagonista en medio del protagonismo mismo, señalando tus protagonistas, tus ejecutores, señalas aquí, señalas allá, a este, a aquel o a aquella. Tu ego no se insuflaría más si no tuvieras ese don divino de señalar y de cada señalamiento brotar un genio incondicional a tu servicio pero un genio al fin en lo que le corresponde brillando para ti, no lo puedes evitar. Te encanta jugar a ser ese dios que perpetuamente tiene su índice dispuesto a señalar y ordenar, buscas siempre un Adán, una Eva para tus propósitos y eso es lo que te llena más que nada. ¡Cómo te hubiera encantado haber usado ese índice para nombrar a Don Pedro…!


L.M.M.: — ¡No te atrevas mencionar ese nombre! Ibas bien, esas imágenes que recreaste, te admiro y sabes que te adoro por tu capacidad evocativa… discúlpame, pero ya sabes que los nacionalistas…eh, te concedo algo…y para no ser absoluto ni intransigente, quizás te puedo estipular que sí, que he jugado a veces no a un dios, pero sí a un semidiós.


Da. Inés: —Bueno, eso de semidiós ha de ser por problemas irresueltos con la figura paterna. Luis Muñoz Rivera, el prócer, tu padre, resuena todavía en la memoria patria y hasta ese que tú no quieres que mencione, antítesis de tu protagonismo, se expresa en sus discursos muy bien de su figura aunque de ti se burle.


L.M.M.: —No sabía que mi mujer hacía de psicóloga. ¡Vaya sorpresas que nos da la vida!

Servicio: (Interrumpiendo) —Honorable, Don Luis, con permiso, acaba de llegar el jardinero. Ha pasado todos los registros de rigor. Está claro.


L.M.M.: —Dígale que pase. Déjame a solas con él, Inés.


(Doña Inés y el mayordomo salen para dar paso al jardinero. Este entra haciendo uso de la puerta de fondo a la derecha, su entrada marca mayor iluminación del salón.
Jardinero: (Tímidamente)  —Buenas noches, don Luis, honorable.   


L.M.M.: (Secamente) —Buenas noches.  


Jardinero: — Usted dirá, don Luis, en qué puedo servirle a estas horas de la noche.


L.M.M.: —Date uno conmigo, por favor.


Jardinero: —Gracias, don Luis. Es un honor y un privilegio para mí este convite.


  L.M.M.: —A tu salud.


Jardinero: —Salud. (Mueca de asco)


L.M.M: —  ¿Nunca habías probado el whiskey?  Te mandé a llamar a esta hora pues quisiera que después de hoy, a partir de mañana al salir el sol, (señalando hacia el frente y sin convicción) este jardín luzca totalmente cambiado, constantemente florido, que represente un vergel primoroso emblemático de una nueva era. Quiero que el jardín sea símbolo de lo que ha ocurrido hoy. ¿Qué me dices?


Jardinero: — ¿Un jardín florido? (sonríe) Pues no sé don Luis, esto ha sido de imprevisto. Es de noche, está obscuro… ¿Cómo puedo hacer para cambiar todo, antes de que salga el sol? Las plantas no se siembran y florecen de instantáneo…


L.M.M.: —Realmente, no lo sé, pero siendo tú el jardinero y hombre de confianza para estos menesteres, sé que te las ingeniarás. Tu creatividad, entusiasmo y liderazgo no es un secreto en esta administración. Tienes las mejores referencias, eres emprendedor y los mejores arquitectos paisajistas para los que trabajaste en el Hilton, te recomiendan con altos honores. Vamos a hacer lo siguiente: Es verano, el sol sale temprano, la gente estará con la resaca, así que para efectos de lo que quiero daré al sol por salido en vez de las 5:30 a.m. a las 8:00 a.m. Mañana el sol saldrá a las ocho de la mañana, con ello ganarás tiempo y si terminas más temprano, mejor.


(El jardinero se queda mirándole en cierto estado de estupefacción).


L.M.M.: — Piensas que estoy loco o borracho. ¿Verdad?


Jardinero: — ¡Dios me libre! Jamás don Luis, usted es un hombre sabio y sabrá mejor que nadie la razón del arreglo y cambio tan repentino de este jardín. Si usted ordena que la salida del sol sea más tarde me imagino que así se tendrá por realizado también.


L.M.M.: (Susurrándole) — ¿Te habrán dicho que no soy muy religioso, que los obispos están encontrados conmigo?


Jardinero: — Respeto las posturas y credos de cada cual y la vida íntima es asunto que nadie debe inmiscuirse, ni siquiera la Iglesia. En cuanto al trabajo que me encomienda, pues necesitaré mis peones, plantas, materiales… ¡Sobre todo, Buena iluminación, don Luis, buena iluminación sobre todo!


L.M.M.: —Ya he mandado a llamar a todos tus peones, digo, a todos tus obreros. Esa palabra de peones quiero que caiga en desuso. Hay que darle un rango digno a toda nuestra fuerza trabajadora. De hoy en adelante, cuando te refieras a ellos, hablarás de obreros, de trabajadores…Se han de reportar a ti a las dos de la mañana. También he solicitado la asistencia de la alcaldesa, doña Fela, para que me preste empleados de la capital. Por otra parte, pues ya sé que estarás pensando en algo que ya he anticipado… (Pensativo detiene su hablar a la vez que deja de mover su índice ante lo cual el jardinero le interrumpe).


Jardinero: — ¿Qué, don Luis?


L.M.M.: —Las flores. Ya me encargué de eso y en lo que el nuevo jardín florece, comenzaremos luciendo las flores frescas que se utilizaron a través de todo Puerto Rico para la inauguración del Estado Libre Asociado.


Jardinero:   (Entonado con la bebida).


— ¡Que brillante idea!


Baja el Telón



II


De fondo, de izquierda a derecha aparece el jardín bajo la mayor iluminación artificial posible que podía proveerse para un trabajo al exterior durante la noche. Hay “focas” y diferentes tipos de linternas y reflectores. Los peones u obreros (que son seis) están en plena actividad de remoción de tierra y plantas, trasplante y sembrado, mientras se escucha el sonido del agua de la fuente, algunos coquíes. El reloj que antes quedaba de frente ahora está de reverso al igual que don Luis, quien contempla con vaso de whiskey en mano la labor del jardinero y sus seis obreros. El jardinero, cuya silueta por su alta estatura se destaca entre los trabajadores que supervisa, en acto de ubicuidad, hace su entrada al salón del gobernador desde la puerta de fondo que antes quedaba a la derecha y ahora a la izquierda por estar invertido el escenario. Mientras camina hacia L.M.M., hace un guiño de complicidad al público, sorprendiendo al gobernador que está de espaldas siempre supervisando el trabajo de jardinería y quien de momento pierde el temple acostumbrado al contacto de la mano del jardinero sobre el lado izquierdo del vientre de L.M.M.


Jardinero: (De manera sarcástica e irónica con exagerada confianza e irrespetuosidad a la vez que le mantiene la mano echada al costado de la barriga y rompiendo en sílabas el nombre de L.M.M.)


—Don Luis Mu ñoz Ma rín.


L.M.M.: (En sobresalto y enojo)


—Pero… ¿Qué haces aquí? (Con extrañeza intercambiando la mirada entre “ambos jardineros”) ¡Tremendo susto que me has dado!


Jardinero: — Vine para ayudarlo a observar el jardín florido de mágico primor. (Ríe con descaro) Para ayudarlo en sus reflexiones jardinezcas, ante usted me he desdoblado.


L.M.M.: (Mientras frenéticamente alterna la mirada para constatar).


— ¿De qué hablas?  ¿No deberías estar ahí? …Tra…bajando con tus hombres… (Rostro de incredulidad, asombro, temor).


Jardinero: — Efectivamente, ahí estoy. Soy ese. (Señala). El joven trigueño,  como nos dicen ustedes en su eufemismo, el de color, el negro como me defino yo, el alto, con trasunto de su amigo…porque usted es su amigo… ¿Verdad? ¿Don Ernesto Ramos Antonini?


L.M.M. (Internamente en realidad alterna)


–Eres uno de ellos? Sacando revólver y dispuesto a llamar a los policías le dispara al centro del pecho)


No, esa no es alternativa, provocaría un escándalo. Ya seguridad dijo que estaba claro.


Y si no es un nacionalista, que de verdad no me parece, qué rayos está pasando. ¿Será seguro seguirle la máquina?


L.M.M. (Sacudiendo su testa y rostro.)


—Mire, jardinero, aunque de momento no sé si llamarle ilusionista, mago, malabarista o…


Jardinero: (interrumpiéndole con descaro)


—Me gusta mi título de jardinero; lo de malabarista se lo dejo a usted por su capacidad de jugar con las palabras tanto en español como en inglés.


L.M.M: — ¿Qué sabe usted? Digo, sin menospreciar su oficio, pero hasta donde tengo conocimiento usted de lo que sabe si le glorifico, es de horticultura, en palabras simples, de tierra y cultivo de plantas de jardinería… de tierra y estiércol si le quisiera degradar...


Jardinero: — ¡Ah! Y usted se ha creído que es experto en política y leyes, cuando ni abogado siquiera es; y hasta donde tengo conocimiento, carece de título formal alguno, casi se graduó de Georgetown. Es un poeta trasnochado en sin número de bohemias de la dolce vita Washingtoniana donde le llevó su padre a vivir y nunca supo usted qué era ser puertorriqueño más allá de la distinción que los americanos hacían de usted. Junto con ellos, pero no revuelto... ¿O sí?   A la larga, algo, quizás una cultura y raíces que no pudo sepultar le hicieron regresar, romper su matrimonio con su primera esposa, la americana y terminar conquistando a una puertorriqueña para que fuera de su segunda, la primera dama… y en cuanto a lo de estiércol... usted que se ha estado trasplantando y replantenado conocerá mejor que yo de los respectivos abonos...


 L.M.M.: — ¡Definitivamente, eres un insolente! ¡No sé por qué no te he pegado un tiro o hecho que te arresten ya! ¡Eres un nacionalista infiltrado!  


Jardinero: (Tomando absurdamente el control de la situación ante el rostro y gestos de extrema incredulidad de L.M.M.)


—No fue esa la pregunta; si soy o no insolente, si me pega un tiro, me arresta o si soy un nacionalista… Todo eso, está por verse. Estábamos hablando, aunque soy jardinero, de un desdoblamiento que a propósito lo tiene en shock y quizás para que seamos breves, el tema mismo contestará varias de sus interrogantes; así que mientras me encuentro aquí hablando contigo, Luisito y observando lo que ha de ser (con burla) el jardín florido donde también me ubico con mis peones, oh perdón, obreros. (Don Luis luce distraído) Pero eso no es nada, pues se trata como ya te dije, Muñoz, de un mero desdoblamiento espacial. Falta mi querido, Don Luis Muñoz Marín, gobernador electo de esta colonia, digo, ja, del ESTADO LIBRE ASOCIADO, que le explique de qué se trata un desdoblamiento temporal-dimensional en el cual vamos a hablar en este presente, para usted glorioso de 1952, sobre un pasado que ya usted conoce, que ya “vivió” (utiliza los dedos para marcar las comillas en el aire) y es cuestión de reseñarle algo del futuro que está usted por “vivir” y el otro que no llegará a ver…     


L.M.M.: — ¡Definitivamente que está el loco botao!


Jardinero: (Ignorando el comentario) —O… es cuestión de dar acuse de la existencia de unos hechos y un futuro que a partir de hoy se ha de desencadenar para un inevitable retorno a…ayer, o sea, a lo que hemos sido sin disimulo hasta el día 24 de Julio de este año tuyo de 1952, la colonia al pelao.


L.M.M.: —Tengo fama de ser buen bebedor, el gran bohemio que nunca se emborracha, ya no me marihuaneo, ni uso otras cosas que antes usaba... No sé qué rayos, qué patraña es esta, o qué se trae, mi querido jardinero con este juego, pero a propósito, es cierto, se me parece usted tanto a don Ernesto Ramos Antonini y para contestarle su pregunta y que conste, sí, él es mi amigo.      


Jardinero: — La pregunta fue si usted es su amigo, él, lo sabemos, es amigo de todos es todo un bonachón mas usted…


L.M.M.: —Lo digo, lo afirmo y lo reafirmo. (No pudo evitar el tono y ademán del borracho a la vez que su eterno índice lo mueve graciosamente acompañado su afirmación). Somos amigos.


Jardinero: —Pues bien, si él, que es su amigo; ¿por qué no le ha dado la oportunidad que a otros de alcanzar puestos y metas mayores a la de la legislatura? Por ejemplo, ¿por qué no se le consideraría para un puesto en el tribunal Supremo, la Secretaría de Justicia o hasta para ser un posible candidato a la gobernación cuando ya usted no aspire?  ¿Por qué a la larga no lo protege de la jauría que lo acecha en su propio partido? ¿Por qué no se le ha tratado a él tan igual…como se trata por ejemplo a Roberto Sánchez?


L.M.M.: —– ¡Él está donde quiere!


Jardinero: — Como yo.


L.M.M.: — ¡Pues claro!


Jardinero: — (Blandiendo el índice al aire a lo L.M.M.) ¡Fíjese que no! Yo estoy aquí en un desdoblamiento, como ya antes le indiqué; un desdoblamiento dimensional de tiempo y espacio y mientras usted cree que yo he decidido estar aquí, ha dispuesto su señoría por mí esta noche, para yo, estar ahí. (Señala nuevamente con el índice hacia el jardín) Y… ¿sabe por qué no me quedó remedio que estar ahí, esta noche cuando ya todos descansan del día de fiesta?


L.M.M.: — No. Dímelo.


Jardinero: — Porque es más fácil ser arbitrario con el más pobre, el más desventajado y si este resulta ser negro y pelao con necesidades que suplir y deberes que le obligan, pues mejor aún para el que tiene el poder.


L.M.M.: — Bueno, parece que has traído como ejemplo al negro equivocado…Ernesto Ramos Antonini es un prestigioso abogado, excelente político, excelso pianista, intelectual… para probar tu teoría, ya la derrotaste antes de comenzar. Él es negro y mira lo lejos que ha llegado. Él es uno de los hombres con mayor poder e influencia en mi administración. Definitivamente que eres un negro acomplejado. Esa es la diferencia entre tú y él y por eso eres el jardinero que no tuvo otro remedio sino venir esta noche a trabajar, a menos que...


Jardinero: — Todo lo contrario. Perdone usted que en esto le lleve ventaja pues ya he visto el futuro. Definitivamente, el Lcdo. Ramos Antonini es un ser excepcional, pero dígame: ¿Cuántos de esos blancos en la legislatura tuvieron que como él hacer grandes sacrificios, vender carbón y pasar hambres para poder darle logro a su talento innato, a los sueños que no abandonó?


L.M.M.: — No sé si quieres vamos y les preguntamos… ¿o es que los negros son los únicos que vienen de la pobreza?


Jardinero: — Por supuesto que no, pero no cargan el estigma que dejó la esclavitud contra toda una descendencia y su raza ni la desventaja de nacer sin hacienda o nombre que heredar para abrir más cómodamente el camino…Ponga siempre en igual de condiciones a un blanco y a un negro en Puerto Rico para que vea como la “casualidad” permite que el blanco siempre llegue más lejos, abra más puertas, logre más y mejores posiciones, sea visto como el lindo o la linda para que el sufragio le favorezca. Los negros no hemos tenido otra cosa que heredar distinto a ustedes, que la miseria que nos dejó la esclavitud y el estigma. No me diga que eso es cuestión del pasado, apenas han transcurrido setenta y nueve años y todavía viven entre nosotros hombres y mujeres que nacieron con cadenas. Su clase y los de su raza no abolieron la condición de esclavos, seguimos los negros siendo esclavos, nos quitaron la dignidad de llamarnos como lo que éramos tratados, entonces fue peor…Por un negro que se cuela en una institución siempre habrá miles que no han de lograr oportunidad alguna excepto de ser limpiabotas y si tiene suerte algún día puede que logre ser jardinero en Fortaleza como aparentemente la he tenido yo para que a gusto y gana de usted pierda toda la noche porque al salir el sol usted quiere ya, su jardín florido.


L.M.M.: — Volvemos a lo mismo y qué raro que aquí quien se valga del malabarismo verbal, sea usted,  hablando hasta de conceptos extraños de la ciencia, de la sociología, de todo….cuando precisamente me acusa a mí de ser el malabarista. ¡Suena usted mucho más que un mero jardinero!


Jardinero: — Mi querido don Luis, usted incita y activa la actividad neuronal aunque sea a distancia de tiempo, espacio y dimensión. (Con arrogancia y pedantería exagerada) Es por ello que mi nivel verbal creativo se pone a tono con el suyo o le atropella si de momento las frecuencias no coinciden por razones obvias, a favor mío por supuesto. Le concedo, que definitivamente, es usted muy inteligente, más aún cuando mi apreciación es desde una imagen infinitamente amplia a la que usted en su mortalidad precaria ha podido alcanzar. Me ubico para hablarle desde el 31 de diciembre del año de 2013, por lo cual ejerzo la mayor consideración y compasión posible hacia usted y... desde allá no soy el mero  jardinero que usted esta noche llamó.


L.M.M.: (Destapando otra botella de whiskey) —Esta noche, he descubierto, que es usted mi querido jardinero, el más genial filósofo que hasta hoy haya podido conocer o quizás el pícaro más descarado en toda la Isla. Me impresiona grandemente y más aún cuando se ha permitido unos avances que ni siquiera mis más cercanos colaboradores osan permitirse.


Jardinero: — No he de darle las gracias ni por una cosa o la otra pues lo podría confundir aún más. No soy filósofo ni genio, pero la existencia me ha enseñado que aquellos que por lo regularmente se alzan como tales entre la muchedumbre son tan comunes y ordinarios como los demás excepto que han tenido por razón de accidentes, del azar o alguna disciplina, la oportunidad de observar desde una perspectiva superior desde la cual en lugar de ver un cuadro o recuadro limitado, logran ver el cuadro en su totalidad o al menos en las dimensiones amplias que nos negamos nosotros comúnmente a observarlas. Le reconozco, que en efecto, tuvo usted la oportunidad de ver un cuadro más amplio que la mayoría, pero no alcanzó a verlo como lo hicieron otros que tildaron de locos. Este momento, acá entre usted y yo, marca el encuentro de dos visionarios de ese cuadro más amplio, aunque estoy en obvia ventaja, vuelvo y le reconozco para celebrar este encuentro que usted definitivamente vio el cuadro mayor que otros no vieron…(Ante gesto de complacencia de L.M.M.) …pero no se vaya a regocijar tanto o enorgullecer de lo que pudo ser otra historia, otro futuro alterno que por su proceder ante esa realidad atisbada, le negó por otras conveniencias al pueblo de Puerto Rico. En este momento, celebrando nuestro encuentro, procedo y me circunscribo a mi deber moral en esta noche que ya es madrugada obscura y en la cual he sido llamado por usted mismo para hacer algo tan particular que marcará mi vida por siempre y es por lo cual, en atención a ese pobre jardinero soñador que soy (señalando hacia el jardín) desde lo que conocemos o entendemos como futuro, he transitado en retrospectiva desde mi última noche vieja, para apercibirle de lo que todo esto (su Estado Libre Asociado) significa y deja de significar.


L.M.M.: (Aturdido) — Eres un hablador muy presumido…pero vamos, apliquemos un poco de lógica y que conste, que de los dos, el que más ha empinado la botella o doblado el codo, como dicen, he sido yo. Para desenmascarar tu ilusión y el truco del desdoblamiento ese, aunque debí comenzar por ahí; haré una pequeña observación: Yo, Luis Muñoz Marín, gobernador electo del Nuevo Estado Libre Asociado, estoy presenciando desde la comodidad de este salón ese jardín de la Fortaleza siendo renovado por un grupo de trabajadores que a su vez en medio de ellos alega usted supervisa, yo lo estoy viendo y definitivamente es el jardinero que mandé a llamar esta noche. Ese jardinero allá afuera no se percata del otro yo suyo desdoblado, hablando supuestamente aquí adentro conmigo.  Dicen que algunos santos tienen la capacidad de la ubicuidad, se ha dicho de padre, Pío, pero usted…Bueno, pero como si eso no fuera suficientemente absurdo para creerme esta alucinación, dice usted o reclama venir o proyectarse del futuro, mas luce de la misma edad no mayor de 29 años que también aparenta allá afuera. ¿Cierto?


Jardinero: (Secamente y mirando su otro yo) — Cierto.


L.M.M.: —Entonces; ¿cómo es posible verle a usted que dice venir o desdoblarse de su futuro de 2013…(haciendo cálculo) …a esta fecha…desde una edad de…con esa cara…¡Eres un bribón, un hermano gemelo en compinche con el jardinero para jugarme esta broma! Casi me logras engañar…Tendrás mucho que explicarle a los de int…(se corta).


Jardinero: —Creo que lo he sobreestimado. Ha llegado a la conclusión más lógica en el orden de lo ordinario. Sin embargo, tomando en cuenta que usted no es más que un mero gobernador de una colonia, que resulta ser su propio país. ¡Se ha prestado para ser gobernador colonial de la propia tierra que le vio nacer! ¿Tienes idea del papelón histórico que ello implica?  Bueno, pero el asunto es que como gobernador de colonia, no se puede esperar de usted mucho a la hora de conceptos de la relatividad, la física cuántica, la sub atómica, los universos paralelos… pero para ser simple con vuestro honor, le contestaré que una conciencia madura que se ilumina por la misma razón de esa ciencia que está por entenderse, no conoce el envejecimiento que afecta al mundo tridimensional altamente entrópico.


L.M.M.: —Creo entender… (Sin mucha convicción en la voz que engola aún más). Bueno en lo que amanece y el jardín está listo o hasta que caiga rendido por el sueño, seguiré el juego del gemelo que dice que viene del futuro, mientras su querido hermano, está allá afuera en el sereno. Así que contéstame sin titubear: ¿Qué edad tienes?


Jardinero; —Noventa y dos cumplidos.


L.M.M.: (Sorprendido por la rápida y certera respuesta, burlonamente)


— ¡Eres todo un anciano!             


Jardinero: — Sí, hasta mi despedida de noche vieja de donde vengo y a mucha honra. No me quejo de los servicios de salud que recibí y el progreso de la medicina. El temor en el siglo XXI en esta Isla, no es tanto morir por causa natural o calamidades que la pobreza siempre acarrea. El tipo de pobreza que nos está matando es otro, la violencia desencadenada por la avaricia, el hedonismo, los lujos no compara con la violencia que tuvimos en los treinta con los nacionalistas que era una violencia reivindicatoria que a la larga se aplacó por causas que usted mejor que nadie conoce.


L.M.M.: (Pensativo, casi ido y casi inaudible, como hablando para sí) —Operación serenidad. (Volviendo al tono anterior) Pero dime, ya que estamos en eso; ¿Qué me dices de mi muerte, cómo fue?


Jardinero: (Mecánicamente sin importar el cambio de tema) —Usted muere de viejo; envejece prematuramente, como ya se le atisba; va a tener un gran entierro.  


L.M.M.: (Como un niño que pregunta si van para su cumpleaños) — ¿Vas a ir a mi entierro?


Jardinero: — No pude o mejor dicho, hablando en este tiempo presente de usted, no podré ir, pero lo veré por televisión; será transmitido en vivo y….


L.M.M.: —Y…?


Jardinero: —Nada, son cosas de la tecnología que usted tendrá oportunidad de conocer.


L.M.M.: —Eso me alienta un poco, un entierro como ese que tú relatas dice algo del que entierran.


Jardinero: —O del pueblo que entierra. A usted el pueblo que lo entierra…pero eso ya pasó.


L.M.M.: —Para mí no, para mí está por pasar.


Jardinero: —Sí, pero no es de su incumbencia y no es pertinente para nuestros efectos en este preciso y particular instante.


L.M.M.: — ¡Ah y me vas a contar tus memorias del futuro! ¿Es eso lo pertinente para ti?   


Jardinero: —Las memorias del futuro, las de mi presente de anciano, lo que recién he presenciado.


L.M.M.: (Con amargura y desengaño) — ¿Entonces no me darás los anticipos a futuras contiendas electorales, a nuevas hazañas políticas, a más logros, a lo que quiera preguntarte?


Jardinero: —Todo lo que le diga del futuro, equivaldrá al producto de su ilusión. Ese futuro es como una fosa que usted ha cavado, como cavan afuera los obreros en el jardín las zanjas para poner flores que simularán un verdadero jardín que ha florecido de forma natural.  Usted por cambio, ha creado o ha cooperado para crear una ilusión. Usted es el jardinero del imperio poniendo flores donde no las hay y ha querido ver en mí y hacer de mí, lo que usted a flor de piel no se acepta pero en lo profundo ya lo carcome como polilla al pichi pen. Sí don Luis, este jardín es una ilusión, su ELA es una ilusión y usted...


L.M.M.: (Iracundo) — ¡Ilusión eres tú! (Mirando el vaso y para sí) Esto me lo ha producido tanto whiskey. No. Este jardín no es una ilusión, más bien, es un motivo, (levantando el dedo índice,  ojos en arrebato de locura) es un sueño, es belleza y esperanza para quien visite los predios de esta Fortaleza. Tú, eres la ilusión de un futuro que alegas ya conocer. Pero vamos, voy a seguirte aún más la corriente dando rienda suelta a la imaginación y a esta bohemia existencial, futurista y dimensional. (Volviéndose sobrio) Explícame por qué esto es una ilusión mientras tú y tu futuro no lo son.


Jardinero: — Solamente a alguien con tanta habilidad en el lenguaje, en los ajustes conceptuales y dominio de la retórica, el hombre genial que ha creado eso imposible que llaman ELA bajo conceptos de juridicidad, podía yo plantearle el futuro posible en dimensión de tiempo y espacio tan maleable como su ELA mismo. (Pausa, pensativo) Su pregunta despierta la respuesta que instantáneamente se hace en mí por razón de la conciencia a la cual advengo. Pues bien, acaba de inquirir, precisamente lo que es el propósito de esta aparición mía, y por lo visto es romper el esquema mental que el coloniaje ha calado en usted...y a través de usted... 


L.M.M.: — ¿Romper a mí qué? ¡Yo que estoy rompiendo con la colonia, creando una figura descolonizadora única, autóctona, todo un modelo político! ¡A ti te voy yo a romper la cara, sin vergüenza!


Jardinero (Ignorándole) — Tan es así que ahora pretende usar este jardín de símbolo para convencerse de un espejismo que le ha vendido al pueblo. La pobre doña Inés, a quien usted conquistó en sus campañas, escogió el verdadero jardín de la Fortaleza, el auténtico, su amor por la patria es genuino, pero usted la calla y ella se refugia en el jardín verdadero, lejos de su demagogia. Usted quiere superar eso y tener el propio ya que aquel ha sido adjudicado a ella; por siempre será el jardín de doña Inés, el gobernador quiere el propio en este patio interior, pero no hay alma, no hay corazón sino un esfuerzo de mera apariencia para convencerse de que un artificio puede alcanzar existencia verdadera. Esta ilusión es la que usted quiere creerse, este jardín de invento que a pesar de lo que se haga o se deje de hacer esta noche o madrugada, no dejará de ser el jardín feo de la Fortaleza colonial donde usted reside como primer gobernador electo por el pueblo en la colonia de siempre.


L.M.M.: — Es que suenas como un maldito nacionalista.. ¿Acaso eres o  no un  nacionalista? ¿Un infiltrado de Albizu?


Jardinero:   — No se asuste don Luis, sé que ese fue el discurso de don Pedro y los nacionalistas, pero es la verdad que ha de prevalecer a la larga cuando la ilusión que usted hoy ha consagrado quede en total descrédito.


L.M.M.: —Entonces… ¿por fin lograron la independencia?  ¿En tu futuro, por fin Puerto Rico es república?


 Jardinero: —Don Luis, si esa ha sido su esperanza, sepa usted, que no. Su colaboración con los servicios de inteligencia de la metrópolis fue muy efectiva. Los independentistas y nacionalistas fueron hasta la saciedad perseguidos, neutralizados, fichados, encarpetados, encarcelados, estigmatizados y desgraciadamente, muchos de ellos asesinados vilmente como el caso que para conmemorar esta misma fecha un gobernador incondicional y anexionista declarará héroes a los asesinos de dos jóvenes entrampados en el Cerro Maravilla. El 25 de julio de 1978, a eso de la una y cuarenta y cinco de la tarde el superintendente de la policía para entonces, le pasará un papelito al gobernador (quien a propósito habría de postergar su discurso) en el cual le avisarán que la misión ha sido cumplida. Como tantas otras misiones contra la juventud de esos años. Los matarán de diversas maneras, no sólo de la muerte física…La emisora del pueblo de Puerto Rico transmitirá la proclamación pero se encargarán luego de destruir la evidencia filmica. Hay testigos que escribirán sobre dichos hechos porque la sangre de esos dos mártires así lo requerirá. Maravilla será otra ilusión que otro gobernador como usted querrá disimular con flores que irremediablemente han de secarse para dejar al descubierto, la sequía de su alma. Si la esperanza, si ha guardado alguna, bajo la ilusión que hoy siembra de un Puerto Rico libre, sepa que quedará hecha cenizas, derrotada. No hay circunstancias perfectas para nada excepto la voluntad de tomar o no el rumbo que se quiere don Luis. La ilusión que estará rindiendo fruto en mi futuro como usted dice,  gracias a su  gran obra, será la anexión, integración final a la nación del norte, la que será favorecida con un rechazo en las urnas a este engendro suyo que con tanta rimbombancia ha bautizado para efectos del español puertorriqueño como Estado Libre Asociado y para efectos del americano un simple Commonwealth como titulan estados, provincias y colonias en el mundo anglosajón. Esa es una de los mayores actos de charlatanería y engaño.


LM.M.: (De ensimismado a reflexivo) —Dígame una cosa: Los Estados Unidos; ¿cuál ha de ser la posición de ellos?  ¿Estarán de acuerdo con el reclamo estadista?


Jardinero: (Entre dientes) — ¿Para qué usted cree que lo utilizaron?


L.M.M.: — ¿Qué?


Jardinero: — ¿De verdad lo quiere saber? ¿Supo usted qué los americanos querían antes de 1952? Quizás le duela la respuesta. Parece que ya está convencido de que le hablo desde el futuro.


L.M.M.: —Te dije que te iba a seguir el juego, pero sí, por favor, dime.


Jardinero: —Pues bien, hablando desde mi presente, tan transitorio como el de cualquiera, le puedo decir que lo menos que le puede doler es que Estados Unidos, todavía no expresa clara o directamente que definitivamente concederá la estadidad. Lo que sí le ha de doler a usted don Luis, es que la nación para la cual usted rindió un servicio único, ha tomado iniciativas serias, aceptando que el estatus del ELA es el problema que no quiere cargar ya y ha ido nombrando funcionarios de diferentes agencias para retomar directamente el poder, control y supervisión de las materias críticas en la colonia. Como si fuera poco, está buscando alternativas para la situación embarazosa que tanto la Isla como la nación americana enfrentan ante el mundo. Es como si una ventolera los haya dejado desnudos ante el mundo dejando ver entre ambos, de qué estaba hecha la relación ELA-EEUU. Dicen por ahí que la Isla y todas sus instituciones gubernamentales han sido puestas bajo sindicatura, hasta la judicatura, don Luis. ¡Imagínese!


L.M.M: —Eso fue lo que a mí me dijeron para establecer el jardín, digo un gobierno auténticamente propio mediante un convenio. Que estaban buscando alternativas para resolver el problema colonial, para sacar a Puerto Rico de lista negra de las Naciones Unidas de la lista de las colonias, de los pueblos que aún quedaban en el mundo por resolver su falta de autodeterminación.


Jardinero: —Y usted se dejó convencer, aceptó un pacto secreto, se convirtió no sólo en el traductor del americano sino en el intérprete del papel que le asignaron en el teatro político de la colonia. ¡Vaya entrenamiento en sus años de juventud, cuando la hacía de traductor en Washington! La inteligencia americana es experta en reclutar traductores e intérpretes. Usted fue el mejor en su momento ya que no hubo manera de convencer a Albizu que le superaba a usted, en todo y por mucho, pero…Bueno, pero volviendo a ese rol que jugó muy bien usted como traductor e interprete… ¿Acaso pensó que la masa, la muchedumbre permanece perpetuamente ignorante? (Don Luis lo mira frunciendo el ceño) Ya sé, usted no era la inteligencia americana, usted era instrumento de la inteligencia creyendo tener luego la propia para exterminar al enemigo del americano que resultaba ser la conciencia misma del puertorriqueño. No, no se descartó que la muchedumbre dejara atrás la ignorancia, todas las muchedumbres son capaces de dejar mucha ignorancia atrás, pero en lugar de despertar muchas veces, se adormecen más y hasta pierden la brújula que una vez correctamente les guió en el sentido de lo intangible, la fuerza, el dínamo de todos los pueblos, ese espíritu de ser y existir a toda costa. La masa dejó definitivamente de ser ignorante y se convenció de la tomadura de pelo colectivo que fue el ELA. Su proyecto y el del americano, tiene fecha de expiración, que dice 6 de noviembre de 2012. Hace ya un año y casi dos meses en mi presente, que expiró aunque sus herederos políticos, los que dominan, están en total negación.   Ya el pueblo en mayoría ese día votó no al ELA.




L.M.M.  — ¿Qué? No puede ser...




Jardinero: — Oyó bien, ha pasado un año que en el futuro, volvieron al limbo que tuvimos hasta antier 24 de julio de 1952. El americano está tomando control de todo nuevamente, sin disimulo, sin traductores, ya que el que no sabe inglés se defiende o se lo traducen literalmente en vez de poéticamente.


L.M.M.: — Si eso es así, vamos a dejar el jardín como está, no lo cambie, voy a vivir esta realidad, tal como es en toda su crudeza para luchar por lograr el pacto verdadero…la común defensa, la común moneda, la…


Jardinero: — Don Luis, nada fue ni es común. Lo que es de ellos de ellos es. No había siquiera un plan común, un proyecto de futuro común. Ellos por su puesto tenían su plan, su mapa y usted de tanto traducir e interpretar lo que había en ese plan y en ese mapa para Puerto Rico se perdió y creyó que el mapa y el plan eran suyos. Usted dejó su plan a un lado, lo dejó en quimera para… don Luis: ¿De verdad usted tuvo un plan de independencia o socialismo o fue parte del programa de inteligencia a largo plazo del americano para usarlo a usted y su partido de red y palangana para pescar en el río revuelto que era la isla para quien les prometiera convincentemente el pan, la tierra y la libertad, pero sobre todo el pan, don Luis, el pan que matara de una vez las ganas grandes que había de libertad?


L.M.M.: (Precariamente) — Pero… ¿Si desde hoy empiezo a corregir, a reclamar, a exigir a enmendar… 


Jardinero: (Retóricamente) — ¡El jardín del patio interior, don Luis! ¿Ha pensado usted en eso?  


L.M.M.: — ¿No fue para eso que te llamé?


Jardinero: — Lo que usted pactó, lo que ya hizo, lo que cedió desencadenó la noche del futuro desde la cual le he venido a hablarle. Una noche corta, pero sin amanecer como esta, tan parecidas ambas aunque separadas en el tiempo. No hay amanecer a este 25 de julio de 1952, no hay amanecer aunque se declare en todas las proclamas del mundo, aunque usted le diga al sol que salga a las ocho. O quizás, si hay amanecer en mi noche mas no en esta la suya, todavía no lo sé, pero se intuye un retorno a la conciencia que hoy usted durmió, que acalló, que encarceló, que traicionó o quizás es divagación, me siento cansado…Todo está desencadenado ferozmente aun cuando vista su realidad con este jardín hermoso; la amargura es su futuro, saber que le tomaron el pelo, se lo dejó tomar o se hará el que se lo tomaron… Ya nada que intente usted o los sucesores políticos suyos, surtirá efecto. Serán ignorados, burlados, desairados pero nunca avergonzados porque la dignidad la perdieron a partir de usted. Usted hizo el trabajo que el americano necesitaba se hiciera para con una ficción, un invento de la inteligencia americana combinada con una buena estrategia en el uso de la palabra y los recovecos donde el inglés y el español jugaron al esconder ahí estaba usted, con su “Top Secret Clearance” desde los años cuarenta cuando usted empezó a girar el timón conforme a los vientos del norte. La post guerra, el plan de reconstrucción y la Organización de las Naciones Unidas. Los americanos como buenos capitalistas han consumido bien las teorías de su enemigo y más hegelianos en el devenir histórico no pudieron ser. Y usted, la ficha perfecta para llevar su plan a cabo, casi logran el plan Drácula con usted de desalojar Vieques y Culebra hasta de los ataúdes, a no ser…A propósito, también tengo un “top secret security clearance” (L.M.M. se torna sombrío).


L.M.M.:   —Me encantan las novelas de Julio Verne. Tú debes ser un personaje escapado de una de sus ficciones o has de ser un escritor con magnífica imaginación.


Jardinero: — Ya estoy por dejar este puesto (Señala su figura alterna en el jardín). Tengo una beca para ir a estudiar en la Universidad de Chicago, recién completé mi bachillerato y voy a realizar estudios post graduados, ha sido cuesta arriba, negro, pobre, sin familia, sin apellido, un don nadie como ustedes dicen pero con empeño.  Gracias que hubo otro negro que me ha mostrado el camino y que los suyos a cuchillo de palo lo han de matar. Eventualmente el gobierno federal me reclutará para trabajos de lo que es un verdadero Departamento de Estado y (sonriendo) en asuntos de inteligencia, don Luis. No es casualidad que yo sea su jardinero.


(L.M.M. silenciosamente reclina hacia atrás su cabeza en busca de algún recuerdo)


Baja el Telón


III


El mismo salón, con los mismos detalles que al principio aunque totalmente iluminado. Una atmósfera de oficialidad de Estado reina. Se encuentran en el salón vestidos formalmente para la ocasión, dos Luis y dos emisarios del presidente de los Estados Unidos. La fecha es enero de 1948, inauguración de L.M.M. como primer gobernador puertorriqueño electo por el pueblo. La conversación se da en inglés (subtitulada). Mesa con dos botellas y tres vasos. De fondo, antes que comience dialogo, fragmento de discurso de Pedro Albizu Campos.


Voz: — “Pues bien, los fundadores de las Naciones Unidas previeron que lo no gubernamental era más importante que lo gubernamental y en virtud de esa disposición es que el Partido Nacionalista lo reconocieron como entidad distinta a cualquier organización de Estados Unidos alegando de que Puerto Rico es una nación distinta a Estados Unidos……”


L.M.M.:  —Gentlemen, I am glad the President honored me and my fellow countrymen with your (Caballeros, estoy complacido que el presidente me honre a mí y a mis queridos compatriotas con su


presence at the official inauguration of my first term as governor of Puerto Rico. My wish, of course


presencia en la inauguración oficial de mi primer término como gobernador de Puerto Rico. Mi deseo por supuesto


was that the president himself would appear side by side with me as a sign of the winds of change in


era que el mismo presidente hubiera aparecido lado a lado conmigo como señal de los vientos de cambio en


the relations of our respective countries. But I understand very clear and very well, that there are


las relaciones de nuestros respectivos países. Pero entiendo muy claro y muy bien, que hay


other priorities and prerogatives for the President to be exercised. I am aware that the President is


otras prioridades y prerrogativas a ser ejercidas por el presidente. Estoy consciente de que el presidente está


very busy taking care of so many issues at the domestic level as well as at the International one.


muy ocupado encargándose de tantos asuntos a nivel doméstico así como en lo internacional.


Nevertheless I hope that the President can come to my next inaugural term since I have plans to be


No obstante, yo espero que el presidente pueda venir a la inauguración de mi próximo término ya que tengo planes de ser


the governor of this tropical paradise for a while. So, your distinguished presence on this inaugural


el gobernador de este paraíso tropical por buen tiempo. As, su distinguida presencia en este día inaugural


day for me is something that I will forever appreciate as one of the most memorable and important


para mí es algo que por siempre apreciaré como uno de los más memorables e importantes


honors I have ever been granted in my entire life. Thank you very much for coming and hope you


honores que nunca haya recibido en toda mi vida entera. Muchas gracias por venir y espero que ustedes


enjoy your stay and the hospitality of the Puerto Ricans. Gentleman, let us  have a toast!


disfruten su estadía y la hospitalidad de los puertorriqueños. Caballeros, vamos a brindar!)


(Los emisarios del presidente se miran con ademán de menosprecio a L.M.M. quien se hace el desentendido de dicho gesto)


L.M.M. —For America and Puerto Rico!




Emisario 1 y 2: (Con fuerte acento americano) —¡Salud!


(Entre los emisarios del gobierno federal, sólo Emisario 1 hablará, mientras Emisario 2 se mantendrá clínicamente observando a don Luis y tomando notas).


Emisario 1: — Look, eh…governor…


(Mire, eh...gobernador)


L.M.M.: — You can call me just Luis or don Luis.


(Usted me puede llamar Luis o don Luis)


Emisario 1: — Excuse me but we are not allowed to be informal with you yet; at least not us. First of


(Discúlpeme, pero no nos dejan ser informales con usted aún; por lo menos nosotros no. Primero que 


all, we need to know straight from you about your position regarding Puerto Rico’s political status.


todo, necesitamos saber directamente de usted su posición en relación al estatus político de Puerto Rico.




L.M.M.: — The political status of Puerto Rico will be always the one that democracy and


(El estatus político de Puerto Rico será siempre aquel que la democracia y


participation allow the people to reach.


la participación permitan alcanzar.)




Emisario 1: — Mr. Governor, we are aware of your verbal virtues and the capacity of saying


(Sr. gobernador, nosotros estamos al tanto de sus virtudes verbales y la capacidad de decir


things without saying anything and that is why we like you. You are our man…but, listen we want to


cosas sin decir nada y es por eso que usted nos cae bien. Usted es nuestro hombre...pero, escuche nosotros queremos


be straight forward with you as we want you to be straight forwarded with us. The question again is: Do


ser directos con usted así como queremos que usted sea directo con nosotros. La pregunta otra vez es:


Do you still believe in independence for Puerto Rico?


¿Todavía cree usted en la independencia para Puerto Rico?




L.M.M.: — Independence? Who me? See I am not young anymore, sometimes at youth one (¿Independencia? ¿Quién yo? Mire, yo ya no soy joven, algunas veces en la juventud uno


commits mistakes but all those errors are left behind, in the past, particularly when serious


comete errores, pero todos esos errores son dejados en el pasado, particularmente cuando serias


responsibilities of life make one see the whole world in a different way. Besides, my people, my


responsabilidades de la vida hacen que uno vea todo el mundo de un modo diferente. Por otro lado, mis


countrymen have a conservative political tradition avoiding always the change. They have the


compatriotas tienen una tradición política conservadora y evitan siempre el cambio. Ellos son 


proclivity to stay in the middle and that is why under Spain’s and U.S. domination, oh I mean,


proclives a permanecer en el medio y es por ello que bajo la dominación de España y EEUU, oh quiero decir, 


sovereignty they had preferred autonomy.


soberanía, ellos han preferido la autonomía.)


Emisario 1: — Well, that’s exactly what we want the situation to be, but you, governor…Are you an


(Bueno, eso es exactamente lo que queremos que sea la situación, pero usted gobernador... ¿Es usted un


independentista? Do you still believe in independence for the Island?


independentista? Todavía usted cree en la independencia para la Isla?


L.M.M.: — (Sonriendo) When did I believe?


(¿Cuándo creí?)


(Los dos emisarios se miran)


Emisario 1: — You know Mr. Governor, that we have kept a file on you since those years of youth.


(Usted sabe Sr. gobernador que nosotros hemos mantenido un archivo sobre usted desde esos años d juventud.)


(Ahora ellos le sonríen maliciosamente). You were not only an Independentista, you were before that


(Usted no sólo fue independentistas, usted fue antes que eso un militante nacionalista y fue también un socialista


a militant nationalist and you were a socialist too; even your new party the PPD, utilizes the red color


un militante nacionalista y fue también un socialista; igual, su nuevo partido PPD, utiliza el color rojo


and has very socialist name and slogan. A popular party offering bread, land and freedom! Or are you


y tienen un nombre y lema muy socialista. ¡Un partido popular que ofreciendo pan, tierra y libertad! O va usted


going to translate that to us in your own and particular way?


a traducir eso a nosotros en su propia y particular manera?)


L.M.M.: — That wasn’t my idea. Well I am not an independentista and to prove it I expelled them all


(Eso no fue mi idea. Bueno, yo no soy un independentista y para probarlo expulsé a todos ellos


from the party and if it necessary I will do a new purge.


del partido y si fuera necesario haré otra nueva purga.)


Emisario 1: — You know the deal. We don’t want to tell you what to do, you are a free man acting


(Usted sabe el trato. Nosotros no queremos decirle a usted qué hacer, usted es un hombre libre actuando


under your own will and conscience. Isn’t that right, Mr. Governor?


bajo su propia voluntad y conciencia. ¿No es eso así, Sr. gobernador?


L.M.M.: — Not everything that looks like is and not everything that is would look like it to be. But


(No todo lo que parece ser es y no todo lo que es parecería ser. ¡Pero


gentlemen, please! At this point of our relation, you should know better. Washington knows better.


caballeros, por favor! En este momento de la relación ustedes deberían conocer mejor. Washington conoce mejor.


Emisario 1.: — We are just reassuring. Guess what, Mr. Governor! The President, some important


(Nosotros sólo nos estamos asegurando. ¡Adivine qué, Sr. gobernador! El presidente, algunos miembros importantes


members of the Congress and some distinguished members of the Pentagon and other vital agencies


del congreso y algunos distinguidos miembros del Pentágono y otras agencias


are looking for someone like you to administer the interests of the Island under the new changes that


están buscando a alguien como usted para administrar los intereses de la Isla bajo los nuevos cambios que


are about to happen. We are at the dawn of a new era; you will witness even more a huge economic


por suceder. Estamos en el amanecer de una nueva era; usted será testigo de un progreso económico enorme


progress under your administration, with that you will have guaranteed a long time as governor to be


bajo su administración, con ello usted tendrá garantizado un largo tiempo como gobernador a ser 


reelected as many times you wish. All we need is your loyalty, your assurance that you will not turn


reelecto tantas veces como usted desee. Todo lo que necesitamos, es su lealtad, la seguridad de que usted no retornará


back to independence, socialism, neither will pursuit statehood, but over all we need as quick as


a la independencia, el socialismo, tampoco procurará la estadidad pero sobre todo necesitamos los más rápido que sea


possible to silent Don Pedro and his nationalist movement. For that we need from you to approve a


posible, silencias a don Pedro y su movimiento nacionalista. Para ello nosotros necesitamos de usted que apruebe una


law making the content of his discourses illegal if by consequences of his words any violence arises


ley que haga del contenido de sus discursos, ilegales y si por consecuencia de sus palabras brotara alguna violencia.


then you must imprison him. (Tendiéndole un sobre) Take this outline. 


entonces usted tendrá que encarcelarlo. Tenga este bosquejo.)


(Los tres se levantan y brindan. Al lado izquierdo del escenario, aparece la figura de Don Pedro Albizu Campos, discursando enardecido).


Don Pedro Albizu Campos: — “Hermanos de la Patria: Hace trece años en este mismo sitio, tuve el altísimo honor de asistir al repudio que hicisteis los guaniqueños de la presencia de los intereses imperialistas yanquis en Puerto Rico. He oído con profunda emoción… (Se hace inaudible, pero sin cesar, para dar lugar a conversación ya informal pero indistinguible de los dos americanos con L.M.M. y el sonar de vasos, ruido, risas, chistes…)….. (Vuelve audio) …Oídme bien, los millonarios azucareros que ganan sus millones a expensas de nuestro pueblo son los que pagan la campaña para que este pueblo crea que no puede concedérsele la independencia. Después dicen que el pueblo es pobre; pobres son esos peleles que se venden por unos cuantos sacos de azúcar y unas cuantas latas de ron para venir aquí a meternos miedo con la independencia; los que tienen miedo son ellos….(inaudible el volumen lo tienen momentáneamente el trío)…Un país sin médicos, sin medicinas, sin enfermeras y los políticos vestidos a la moderna en San Juan le dicen que en Guánica todo está bien. La corrupción que se agita sobre este pueblo, no tiene límites...”




Baja el Telón


IV


Al subir el telón, se descubre un escenario caótico representando el limbo. Innumerables relojes marcan diferentes horas. Hay niebla. Aparecen entre la niebla don Luis y el Jardinero en su aspecto de anciano de la primera escena en el primer acto.  Fondo musical reggaetón del más violento, eterna repetición del segmento jardín florido del himno la Borinqueña y la voz de Albizu con epítetos hacia L.M.M.


Jardinero: — ¡Guau! Luis Muñoz Marín!


L.M.M.: (Cansado) — ¿Y tú quién eres?


Jardinero: — La última vez que hablamos en el plano físico fue aquella noche de 25 de julio de 1952, me mandaste a buscar en tu borrachera para que cambiara el jardín... ¿Te acuerdas?  Yo era un muchacho soñador, tenía apenas veintinueve años y me quería tragar el mundo.  Poco tiempo después me fui de la Isla y no regresé hasta el fin de siglo.


L.M.M.: (Con melancolía) — Lo recuerdo claramente. Tú o alguien que podía ser tu hermano gemelo me jugaron una broma y me advirtieron del futuro, del engaño del Estado Libre Asociado, de que todo era una ilusión…


Jardinero: — No conocí a mis padres, me crié huérfano y no tuve hermanos. Recuerdo la noche que tuvimos que trabajar hasta que salió el sol, pero sólo hablé con usted al llegar, tomé dos tragos de whiskey y lo demás fue trabajo en el patio. De rato en rato se asomaba por la ventana y hablaba solo, pero a estas alturas creo cualquier cosa… me acaban de pegar un tiro en el centro del pecho y sentí que me transportaba a hablar con usted ese mismo día que usted me llamó pero lo encuentro sin embargo en medio de esta niebla.


L.M.M.: — Sigues jugando a las ilusiones y yo siguiéndote la máquina, total que aquí no hay tiempo, esto es eterno… Pero veo que sí te pusiste anciano. ¡No me digas, que te acaban de pegar un tiro a los noventa y dos años de edad! No recuerdo ese detalle del tiro, pero si la edad de noventa y dos en tu noche vieja de 2013...


Jardinero: — ¿Cómo sabes mi edad?


L.M.M.: — Esa noche, hace sesenta y un años, sacamos la cuenta. ¿No recuerdas?


Jardinero: — La única cuenta que sacamos fue la del trabajo a realizarse, los materiales, la horas a trabajarse. Nada más.


L.M.M.: — Entonces no eras tú…o estás ahora más confundido que nunca…déjate asentar un poco en la neblina para que tomes densidad, para que te sientas hasta con cuerpo.


Jardinero: — Recién llego pero ya sé que sólo estoy de tránsito; voy en ascenso no puedo asentarme aquí, sería muy peligroso.


L.M.M.: — ¿Y qué te detiene?


Jardinero: — Una pena, una culpa.


L.M.M.: — ¿Tuya?


Jardinero: — No. De todos, pero tú la cargas con más peso.


L.M.M.: — Creo que sé a qué te refieres. Si permaneces lo suficiente lo habrás de escuchar. No se da cuenta del cambio. Mientras tanto podemos hablar. A veces me siento tan solo, en esta dimensión es raro encontrar con quién tener una conversación profunda, aún los que más inteligencia prodigaron en el mundo físico, aquí suelen ser muy distraídos y callados.


Jardinero: — Si algo se le reconoció a usted siempre, es que llegó a sondear las profundidades con sus amigos los intelectuales, aunque no haya querido emerger de ellas con el tesoro guardado. Tuvo silencios muy largos a pesar de su locuacidad. Quizás tuvo usted para su patria la oportunidad de ser un Prometeo pero se conformó con ser el Hefestos que lo encadenó muy a su pesar. Tantos remordimientos no se curan en una noche corta. Prefirió la comodidad, la conveniencia, el pacto secreto…


L.M.M.: (Reflexivo)  — Les di pan.


Jardinero: (Inquisitivo) — Te rodeaste de intelectuales, locales y extranjeros, artistas, académicos; los mejores de la época. Pero me pregunto, si dejando a un lado tu bohemia, sacaste el debido tiempo para leer no sólo las grandes obras, sino los detalles de esas obras. Me haces sentir sin quererlo, como ese gran inquisidor de Dostoievski, cuestionando a Jesús y su silencio. Pero tú no eres ni fuiste Jesús, por el contrario, no tengo silencio presente que cuestionar pues todavía no has dicho mucho, te llevaste demasiados secretos a la tumba.  Y si soy inquisitivo es porque tengo aquí que darte de tu propia medicina, no soy el inquisidor de Dostoievski, pues no fui yo quien atrapó a la masa, a la muchedumbre ávida como ovejas de pastor con el pan. No soy inquisidor porque soy testigo del desastre que eso nos trajo…hasta mi última despedida de año. 


L.M.M.: (Interrumpiéndole perturbado)  — ¡Les ofrecí pan, tierra y libertad!


Jardinero: — ¡Precisamente! Ese fue tu sello, tu campaña, el sueño que les vendiste; pero más bien le sorteaste las tres cosas o ni siquiera tres, todo redundaba entre el pan o la libertad…el que no tenía tierra lo montaste en la Panam con destino a Nueva York, Chicago, Hartford y los que se mantuvieron en su tierra era cuestión de que se decidieran como con el gran inquisidor por el pan o la abstracción de una libertad que les emburujaste en tu discurso; y qué mejor momento que aquel que te tocó, caía pan como maná del cielo y se repartía a manos llenas como si tú mismo lo hubieras producido y te convertiste en otro gran benefactor que bien conoce el mundo hispanoparlante. Así se fueron saciando primero, luego llenándose para seguir en una gula infinita que les durmió el espíritu, las ganas de libertad pasaron al sótano de la conciencia. Se olvidaron de todo, de mártires y sacrificados a cambio del pan, se olvidaron de lo abstracto.  Las cosas no cambian mucho en la humanidad y los imperios muy bien conocen esos detallitos humanos fáciles de explotar, lo mismo que aquellos que son más útiles a sus propósitos haciéndoles creer que son verdaderos actores cuando son meros peones. El contenido de la dignidad, aquel de la locura, quedó reducido al discurso proscrito de Albizu.  


L.M.M.: (Con remordimiento y sin sentido del tiempo) — ¿Le has visto por aquí?


Jardinero: — Sabes que apenas llego, pero llegará el momento sublime…


L.M.M.: (Retomando postura)  — Bueno: ¿De qué te quejas tú? Tú mismo eres producto de aquel empeño, operación manos a la obra y operación serenidad. 


Jardinero: — Soy el producto de mí mismo. ¿No se te ocurre pensar en futuros alternos que pudimos haber tenido de haber logrado la independencia y la igualdad entre los puertorriqueños? ¿Sería yo el mismo negro que vivió para servirle a los americanos o el negro que hubiera vivido para ayudar a despertar nuestros propios negros de la desigualdad y prejuicio renegado que nunca ha dejado de existir entre los puertorriqueños. Mi vida no fue suficiente tiempo para vivirla a favor de la causa grande de los de mi raza y en general de los puertorriqueños, en su lugar, tuve que hacer algo parecido a usted, acomodarme según las circunstancias y trabajar en función de los intereses del sistema americano. No hay sueño en Puerto Rico, somos esclavos de otro sueño que nos obligan a vivir y lo peor es que hemos creído que es nuestro sueño, pero no, es el de ellos que son los dueños que quitan, que ponen, que deciden que dictan qué es y qué no es…


Sí, gracias a mi capacidad innata y vocación pude superar mi condición de marginado. Somos pocos los que como yo logran hacerse los locos y no hacer caso a las desventajas, pero nos hemos ido acabando. El mismo caso de don Ernesto Ramos Antonini, que negro como yo y desventajado socio económicamente tenía tanto talento innato que no lo pudieron opacar, no hubo remedio que concederle a regañadientes lo que a los blanquitos se les tiende a bandeja de oro y plata. Como usted sabe, don Ernesto que tuvo que vender hasta carbón vegetal a duras penas logró lo que muchos con ni siquiera la mitad de la materia gris que él tenía logran descaradamente vistiéndose de distinguidos honorables por razón de la ventaja social, de abolengo y de dinero. Lo peor es que el caso de don Ernesto, que es lo mejor que tuvo usted de entre todos los buenos, sirvió no para abrirle pasos a los que son como él sino para cerrárselo. Ya después de don Ernesto, no ha habido otro negro en la política ni en ningún puesto que pueda opacar a los blanquitos que lo son por alcurnia. ¿Verdad que no lo ha visto por aquí en este limbo? Los de su clase van directo a lo más alto. Don Ernesto, sí hablaba de un sueño puertorriqueño, de igualdad entre todos, pero le dieron de codo, lo maltrataron y se fue muriendo…Luego vino Roberto Sánchez…


L.M.M.: — ¡Ah, ese!


Jardinero: — Ese es, ese no es. Roberto Sánchez, su existencia es la evidencia quizás más concreta de la madera de dictador de la que usted estaba hecho.  Quizás esto sería tema para otro día en el limbo. Después que mandaste a la multitud para el carajo en aquella convención en la cual te aclamaban para que te volvieras a postular, designaste por dedo a Roberto Sánchez, el gran ingeniero que había colaborado contigo desde muy temprano. Ese mismo que luego con tu sagrado dedo, destituiste de tu confianza y nombraste nuevamente con tu índice a quién correría para gobernador en aquellas elecciones de 1968. ¡Negro de nombre y de raza, Luis Negrón López y el pueblo es racista!


L.M.M.: — (Ignorando el discurso) Bueno, ya que mencionaste los que llegan y no al limbo; ¿cómo es que llegaste aquí?


Jardinero: — ¡Qué bueno que lo preguntas! Muerte, violenta, inesperada y a mi edad…como que no son cosas para que le pase a un viejo, pero como están las cosas en tu querida colonia…Gracias a tu Estado Libre Asociado, ya ni los viejos morimos en paz y nos mandan en tránsito para el limbo antes de que nos concedan el destino definitivo. ¿Te suena familiar, Luis?


L.M.M.: — ¡Así que sesenta y un años después de la fundación del ELA, yo tengo la culpa de tu muerte! No has cambiado mucho en estas seis últimas décadas. 


 Jardinero: — Me consta que la ironía fue siempre uno de tus fuertes. Para saciar tu curiosidad si te fijas… (Señala con su dedo índice extremadamente corto en comparación con su anular indicando un agujero inmenso de donde tintinean estrellas como el infinito en el centro del pecho)  Me asesinaron esta misma noche vieja antes de despedir el año para robarme veinte dólares. Así está la Isla.


L.M.M.: — Lo siento mucho, pero… ¿Qué tiene que ver el ELA con un asalto?


Jardinero: — Mucho, todo. La gente no mata ni roba por pan, que fue lo que tú le diste a todos en cantidad grande.


L.M.M.: — ¿Puedo citarme?


Jardinero: — ¿Por qué no?


L.M.M.: — (Engolando más que de costumbre) Dije en una ocasión y lo guardé en la memoria: “El propósito de Operación Serenidad [paralelo de Operación Manos a la Obra] es recordarnos que el hombre es hombre, no meramente un consumidor. Es el proceso mediante el cual la comunidad se percata del hecho de que la economía no es un fin en sí mismo, sino el medio para lograr una vida mejor.”


(Ambos guardan silencio mientras se escuchan voces al estilo de basura mental con fondo de reggaetón callejero)


Voces:  —  No vendas tu tierra al extranjero; el que vende la tierra vende la madre que lo parió, vende patria, pancista, vergüenza contra dinero, arriba los de abajo, pobre pero honrado, patria es sacrificio, dichosos los pobres, el maquinón, filoteao, blimblin….


Jardinero: — Esa fue tu tesis. A la luz de los últimos años, en el contexto de lo que he vivido y que te vas informando; ¿Crees que le faltó algo a tu tesis? ¿De qué careció? La economía… con esa tesis, justificaste la perpetuidad de la colonia al cambiarle el nombre. Poeta al fin, jugaste muy bien con las palabras, siempre lo he dicho, hay que cuidarse de los poetas, tienden a ser muy peligrosos a veces, más si se dedican a la política. El colonizado que estaba desesperado ante la miseria de la colonia y la revuelta inminente, creyó en tu discurso, se alivió con tu pan, eso de serenarlo pudo haber tenido otro nombre, pero serenar estuvo genial y así se fue poco a poco olvidando la miseria verdadera porque se apaciguó el hambre y comenzó a llenarse de cosas materiales, la operación serenidad, todo un nombre de inteligencia, iba dando resultados, amainando al campesino, al pobre que ya por lo menos comía e iba vistiendo y se fue olvidando de la urgencia de la lucha, lo apremiante se resolvía y el problema de fondo entre lo abstracto de conceptos de dignidad y libertad se fue olvidando, dejando a un lado hasta que se renegó contra ello; así se fueron rindiendo como fichas de dominó una tras otras y con el progreso y la opulencia hasta la misma iglesia, el clero torció el evangelio de uno de humildad a uno de opulencia, llegaron todos ricos, pobres, intelectuales, académicos, legos, todo el mundo a abrazar la nueva era que predicaba la abundancia para todos y el brillo de las cosas y las cosas se hizo la medida de todo como nunca antes había ocurrido. La economía no terminó siendo el fin, más maquiavélico no pudiste ser; el fin, el medio para lograr una vida mejor fue la economía. Otra vez tu eterno juego de palabras. El fin justificaba al fin el medio y el medio precisamente, literalmente, ese equilibrio entre la solución colonial, la anexión o la independencia; el medio fue tu selección, la indefinición, la permanencia de la colonia bajo un convenio secreto que se le dio nombre como ley 600. Un convenio de nombre, una realidad impuesta y ratificada bajo las condiciones del Congreso de Estados Unidos. Justificaste finalmente tu traición, tu medio, el medio para lograr el fin de adelantar materialmente fue la traición, jugar al ignorante, entregar la lucha, hacerte el que intentó recoger vela, el que intentó recapacitar su supuesto error, pero todo estaba sellado como te dije aquella noche, sí ya recuerdo fue esta misma noche, hace segundos...¡Guao, qué corta fue tu noche, la del jardín florido!


L.M.M.: (Frenéticamente, levantando el dedo índice como de costumbre)


— ¡Pero yo era el líder, la muchedumbre me seguía, votaba por mí! ¡Era su dios!


Jardinero: — ¡Tú no eras líder!
L.M.M.: —  ¡Llegaste loco al limbo! Aún antes de yo llegar aquí los libros de historia me tenían como el mayor líder político que predujo el siglo XX en la Isla. Fui el líder indiscutible de mi partido toda la vida, aún después de retirarme era el símbolo, fui un caudillo. ¿Cómo osas contradecir al pueblo y a los historiadores?


Jardinero: — Te diré por qué me atrevo contradecirlos. Tú fuiste seleccionado por la inteligencia americana, definitivamente que observaron en ti las cualidades de líder…


L.M.M.: — ¿Entonces?


 Jardinero: — Fuiste lo que para los negro americano es un Tío Tom o para los indios un Tonto alcahuete del llanero. A pesar de tus cualidades de líder también estudiaron otras cualidades de tu personalidad y encontraron tus debilidades que terminaron trabajando muy bien. Así que muy pronto te doblegaron, te compraron y como buenos comerciantes que son, el precio que pagaron fue prácticamente treinta monedas o un plato de lentejas. De líder una vez te tuvieron a sus pies lo que te quedó fue el dedo y el manejo impecable del lenguaje, Albizu te llamaba demagogo, se burlaba constantemente de ti, te vio como nadie en tu miseria de traidor. Bueno, el asunto es que al fin te presentaron al pueblo como líder que primero recogió de la muchedumbre su sueño de libertad, pan y tierra y le cambiaste el orden…


  L.M.M.: — Estás jugando con las palabras. Hice mi trabajo…


Jardinero: — Hiciste el trabajo encomendado, lo que el americano quería. Fuiste el medio que utilizó el americano para prolongar la colonia 61 años más. Te enseñaron a usar ese dedo que tanto mueves, como el que es capataz que sabe dirigir lo que el amo ordena.


L.M.M.: — Sigues siendo insolente, ni siquiera porque vas en tránsito…


Jardinero: — ¿Fuiste líder, caudillo u oportunista que pescó en río revuelto?


L.M.M.: — Ya la historia me juzgó.


Jardinero: — Todavía falta mucho por escribir, los que venzan al final son los que de verdad escriben la historia, hay pasajes que lo mitifican, pero…Estuviste dieciséis años viviendo en la capital de la metrópolis, hijo de un comisionado residente muy prestigioso, no regresas a Puerto Rico tras su muerte, te quedas en la capital americana diez años más y siendo hijo de quien eras, con el potencial que tenías…¿No te hacían esos pequeños detalles el elemento indispensable de un plan para el futuro de la colonia? ¿No te contactaron temprano para que les sirviera?  ¿No tenían ellos ya el libreto escrito y faltaba que se lo interpretaras a gusto de ellos y conveniencia tuya? Nadie dice que eso tuvo que ser así, pero no está nada mal diseñado para la inteligencia de una potencia como lo era ya Estados Unidos con experiencia de conquistas en el oeste y sur de su territorio nacional.


 L.M.M.: — ¿Vaya con la imaginación tuya como se ha activado en el limbo? ¿No me vas a dar el crédito que me merezco? Que amé la tierra de mi padre, que abogué por la libertad y la igualdad…


Jardinero: — ¿Imaginación? No es acaso la percepción, la clarividencia, la que aquí se agudiza? En fin, que le utilizaron a sabiendas o no de usted quien muy ducho en ambos idiomas llegó a la Isla y deslumbró a la mayoría jíbara y analfabeta. De traductor e intérprete que trabajó en la capital estadounidense, en Puerto Rico era casi un dios ante el campesinado inocente de aquellos años. Ese mismo campesino cuya imagen utilizaste para acumular los votos, fue el mismo campesino que pronto extinguirías, no creías en él, no eras ni de lejos un campesino y menos del trópico, estabas enajenado de ese campesinado, eras todo un downtown boy de Washington DC, que regresabas a una isla que apenas conocías, no eras muy puertorriqueño cuando llegas en 1926, eras un americanito buscando raíces, quizás en una misión que sólo aquí en este limbo tendrás la oportunidad de confesar.


  L.M.M.: — Hay muchos los que he visto que han venido a confesarse, sé de tantos que pasaron por una cosa y fueron otra, pero yo fui yo, que zigzagueé, sí lo acepto y quizás colaboré más de la cuenta creyendo haber alcanzado una convicción. Todavía me duelen cosas que hice en nombre de la gente a costa de lucir muy mal ante mí mismo. (Llora)


 Jardinero: —  De inmediato te hiciste nacionalista, socialista, unionista, liberal…hasta que encontraste la rosa de los vientos…


  L.M.M.: — Todo cambió después de la guerra, hasta los mismos Estados Unidos se sorprendieron de la fortuna repentina que les representó la victoria y la polarización del mundo entre malos y buenos entre rusos y americanos y nosotros habíamos quedado de este lado… y definitivamente pieza clave por un tiempo para contrarrestar el comunismo que amenazó muy pronto con expandirse allende todas las fronteras. Fui leal, soplaron nuevos vientos…


Jardinero: —  Vientos muy fuertes que sin embargo no zarandearon a Pedro.


L.M.M.: — ¿A dónde me quieres llevar con esto?


Jardinero: —  ¿Qué pasó con la libertad, con la tierra después de tanto pan? Sacaste al jíbaro del monte y lo metiste en el caserío y a los otros los enviaste, no a la Florida, cuyo clima es más condescendiente, los enviaste a lo inhóspito del frío inhumano, a Nueva York para que contemplaran la libertad en estatua permanente.


L.M.M.: —  Ellos quisieron irse. Yo mismo soy producto de una migración y me beneficié de ese contacto cultural, el encuentro de dos civilizaciones…


Jardinero: —  Sí algo así dice el preámbulo de la Constitución…No puedes comparar una cosa con otra, tu larga estadía en el norte no fue por necesidad económica, fue parte del trabajo de tu padre y te beneficiaste de ello. Tu familia ya era culta y en buena medida acomodada, sin embargo los que se fueron a Nueva York para limpiarte la Isla fueron los más pobres que llegarían para trabajar en los empleos peor pagados.


L.M.M.: — Y de ahí surgieron grandes figuras que nos han representado…


 Jardinero: —  Esos fueron los excepcionales que donde quiera florecen, pero la masa, esa masa pobre e ignorante, rechazada y discriminada degeneró en un híbrido que no encontró ya patria e identidad hasta que se afirmó aún por encima del Isleño. Se fueron con un sueño, con el Viejo San Juan de Noel Estrada y nunca volvieron al terruño que dejaron porque te empeñaste en transformarlo.


LM.M.: — Traje el progreso, las carreteras, la electricidad y el agua para todos, las urbanizaciones, las fábricas…Todo tenía que cambiar…


Jardinero: —  ¡Vaya que todo cambió…y a qué costo! ¿De dónde tú crees que salió el dinero? ¿Tú crees que fue de gratis sin pagar contribuciones federales? ¿Nunca entendiste el esquema colonial bajo la nueva fachada?


L.M.M.: —  ¡Dejamos de ser colonia! Creamos una política de incentivos contributivos junto a una mano de obra barata que atrajo múltiples empresas…


Jardinero: —  ¿En serio? ¡Somos más colonia que nunca! Esa constitución fue un juguete y si sirvió en algo fue al colonizador que se aseguró que la inversión que ellos hicieran en bonos para el financiamiento del mismo gobierno… ¿ves cómo gira todo?...estarían garantizados constitucionalmente exentos de los tres impuestos posibles para representar ganancia neta al inversionista que vive del interés financiero…Todo un esquema para asegurarle al dueño del norte que el dinero que se produce en la finca colonial diezme primeramente a favor de ellos. ¿Para qué iban a querer imponer contribuciones federales? Supo siempre el americano mucho más que eso...y en esa misma finca cautiva vender toda la mercadería buena o mala que ellos produjeran.


L.M.M.: —  ¡Eres un perfecto ignorante! ¿Qué sabes tú de economía y finanzas? ¿Qué sabes de garantías constitucionales, qué sabes de mercado?


Jardinero: —  Quizás no mucho, pero cierta lógica me dice que las leyes y la Constitución sobre todo como ley principal deben estar redactadas en beneficio público por lo que garantizar constitucionalmente el prepago a unos inversionistas, para nada protege al pueblo, excepto para desangrarlos a perpetuidad; se me parece un poco esa cláusula constitucional, a la ley de la mordaza que prepararon a la medida del discurso de don Pedro.


L.M.M: — ¡Canalla!


 Jardinero: —  ¿El colonizador? ¿Yo? Adivine en cuanto la generación actual después de sesenta y ún años quedó embrollada por las anteriores y a su vez las futuras por la actual?


L.M.M.: —  No sé, dime tú.


Jardinero: —  Setenta y un billón o sea, setenta y un mil millones de dólares que hay que pagar sobre todo porque la Constitución le garantizó al colonizador que su inversionista no correría riesgo alguno y menos aún pagaría contribuciones… ¿Verdad que eso es coloniaje bien fino? ¡Fue genial del colonizador, excepto que no previó la gula y la corrupción del político puertorriqueño huérfano de la dignidad y de tantas cosas intangibles, que usted mató en la política con la persecución y el encarcelamiento de los más soñadores, los dispuestos a todo por fe, por convicción y por verdadero amor patrio, don Luis!


Voz de Albizu: —  “…Han levantado allí el Caribe Hilton. ¿Con qué se ha levantado eso? Con los cinco centavos de cada madre de Puerto Rico…Con los cinco centavos que tenía la madre para la gota de leche de su hijo, juntados chavo a chavo. Los grandes mogules del Partido Democrático, le regalan a Hilton, una empresa multimillonaria, un hotel de ocho millones de dólares. Aquí un gran hombre, don Félix Benítez Rexach, dice que él puede construir ese hotel por tres millones. Aquí hay cinco millones de pesos en el espacio, en alguna parte. Nosotros que conocemos estos leones de Ponce que están aquí, que los conocemos de nación, de nacimiento. Los vimos nacer y crecer, reunidos allá con otros leones de igual categoría en San Juan, pues sabemos más o menos donde están los cinco millones…Muñoz Marín ha pedido que le suban la asignación de Fortaleza…


…Los jueces tienen sueldos de $15,000.00 al año, no pueden vivir con $5,000.00, vaya patriotas. Esos caballeros no merecen ningún respeto…


L.M.M.: —  Te dije que lo que se hizo fue serenar al pueblo. Operación Serenidad… La violencia política no tenía razón, Albizu en el cuarenta y ocho, seguía frenético hablando como si todavía la pobreza y la explotación fueran las del treinta y ocho. Todo cambió materialmente, yo no lo callé, su discurso perdió vigencia ante el progreso inevitable. (Reflexionando) ¡Setenta mil millones de dólares! (En negación) Algo han hecho mal los políticos para que esa deuda se haya trepado tanto… ¿pero qué está haciendo el gobierno para resolver la situación?


Voz de Albizu: — “…Los Estados Unidos no confían ya ni en la detective de Puerto Rico. Todos los detectives de Puerto Rico, han descubierto que han traído detectives yanquis rubios de ojos azules para vigilarlos a ellos, para vigilar al coronel Roig, a Muñoz Marín, a Ramos Antonini, para vigilar nada menos que al Sr. Procurador General Géigel Polanco, a los jueces a los fiscales…


…El amo nunca confía en sus esclavos. Confía en un enemigo libre. Pero un esclavo que da su consentimiento, no vale nada…


Jardinero: —  Lo que usted hizo, someterse y seguir instrucciones. En la medida que no somos un país soberano, el Banco Mundial no tiene injerencia, la Isla no tiene derecho a subsidio, no puede irse a quiebra por no ser estado, así que Washington está tomando el control como lo tuvo abiertamente hasta el día 24 de julio de 1952, antes de su grandiosa inauguración. ¿Recuerda? Les urge proteger a los colmillús del norte que han invertido tanto…


L.M.M.: —  No, no fue así, yo elevé la bandera a la altura de la americana…yo me impuse cuando ellos querían que flotara cinco pulgadas por debajo como en los estados, la icé a la misma altura.


Voz de Albizu: — “En esta patria tenía que flotar sola porque es la bandera de Puerto Rico; se les dijo que la bandera, era el sudario de los próceres de la patria. De Diego, Muñoz Rivera, tienen sus cenizas envueltas en esa bandera. Yo desearía que su hijo no profanara el respeto que merece el sudario de su padre. Esa es la bandera de Rosado, de Antongiorgi…


Jardinero: —  ¡Lo felicito! Toda una demostración cojonuda…y lo peor es que sus herederos políticos tan señoritos, por razón de genética y alimentación se les han reducido aún más las gónadas. La población está estrogenizada.


LM.M.: — Qué expresión machista a estas alturas y en el limbo que para nada nos sirve.


Jardinero: — No es machista, si quiere incluyo las mujeres que tuvieron los ovarios bien puestos me basta mencionar a Lolita; la primera mitad del siglo veinte produjo muchos cojones y ovarios, desafortunadamente usted no está en ese grupo, usted no hace la liga de los cojones. Hay que ser un Betances, un Valero, un Marín, un José Celso Barbosa, un Pedro Albizu Campos, un Ernesto Ramos Antonini, esos últimos son los tres Reyes Magos de la política puertorriqueña, un Filiberto Ojeda, un Oscar Collazo, un Irvin Flores, un Rafael Cancel Miranda, un Carlos López, una Isabelita Rosado…o un Carlos Romero Barceló en el....


Voz de Albizu: — “… Le aconsejamos a Muñoz Marín ante su postura ante el doctor Pons que ha propuesto la castración para los puertorriqueños, que no se deje meter el cuchillo, que en algo se sienta hombre, por lo menos haga un gesto de hombría. Por lo menos se ha sentido hombre. Hace tiempo que no se sabe si es macho o hembra. Al repudiar la castración de los hombres para defensa propia de él, es un gesto de hombría y yo lo felicito, que siga por ahí que por ahí va bien…”


L.M.M.: — ¿Qué? ¡Carlos Romero Barceló!


Jardinero: — Hay cojones y hay cojones, pero usted se quedó corto como si lo hubieran castrado.


L.M.M.: (Señalando enérgicamente al jardinero quien comienza a esfumarse mientras doña Inés va reapareciendo como en la escena inicial del acto I)  — ¡Negro sucio, hijoeputa!


Jardinero: —  ¡Pero con cojones!


L.M.M.: —  ¿Qué sabes tú?


Jardinero: — Su índice larguísimo lo delata…


L.M.M.: —  ¿Delata qué?


Jardinero: — Tu falta de cojones para decirle NO al americano. Unos científicos japoneses han descubierto recientemente el vínculo entre la falta de testosterona (cojones) y el tamaño del índice más largo que el anular. Índice corto denota un huevón, mientras que un índice tan largo como el tuyo denota todo lo contrario. Tienes dedo largo de capataz, que el americano te torció y te enseñó a usar, pero no de líder con cojones, te faltaron huevos. La historia te juzgará, esto es sólo una obra, ahí afuera hay un público pendiente, te están mirando despertar Luis, judas, traidor…


(Mientras, va bajando el telón se escucha a L.M.M. conversar con Da. Inés que lo lleva a la cama entre tambaleo y somnolencia)


L.M.M.: —  Él dice que hay un público que nos está observando, que esto es una obra...


Da. Inés: — Acuéstate, ya casi amanece. Eso es.


L.M.M.: — ¿Tú crees que los tengo grandes?


Da. Inés: — ¿Qué cosa?


L.M.M.: — ¡Los cojones!


Da. Inés.: — ¿A quién le importa?


L.M.M.: — A la historia; van a hablar, a escribir, a representar…


Da. Inés: — Descansa. Es corta la noche.


L.M.M.: — ¿La Eternidad?


Fin

Por: Augusto Poderes

Copyright © 2013 augustopoderes aka angelespada, All rights reserved.


Obra en Cuatro Actos

Personajes en orden de aparición:

         Luis Muñoz Marín (L.M.M.)

         Anciano (Jardinero)

         Inés Mendoza (Da. Inés)

         Servicio

         Jardinero Presente

         Jardinero Futuro

         Auxiliar 1

         Auxiliar 2

         Auxiliar 3

         Auxiliar 4

         Auxiliar 5

         Auxiliar 6

         Emisario Americano I

         Emisario Americano II

         Pedro Albizu Campos



I

Se levanta el telón, aparecen simultáneamente dos escenas en dos tiempos diferentes; a la izquierda un anciano solitario en noche vieja 2013 y quien escucha la versión temprana (antes de media noche) del Brindis del Bohemio; de lejos sonidos de reggaetón, explosiones, disparos disfrazados por dicho género de música urbana.  La escena es tan pasajera como el inicio de movimientos a la derecha; es la noche de 25 de Julio de 1952, para todos los efectos es el tiempo en que transcurre la obra como un presente. Don Luis Muñoz Marín, quien es el primer gobernador electo por el pueblo de Puerto Rico, tras cuatro siglos y medio de coloniaje, ya en el séptimo mes de su segundo término como gobernador, ha inaugurado oficialmente a la sazón de grandiosas fiestas,  la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. La Isla de Puerto Rico, ha sido una colonia desde que Cristóbal Colon llegó a sus playas el 19 de octubre de 1493. Por razón de la Guerra Hispanoamericana, la Isla fue cedida bajo el tratado de París en 1898 a Estados Unidos, país que establece primero un gobierno militar y luego va haciendo pequeñas concesiones hasta el 1950 que por razón de la Ley 600, le autoriza al pueblo subyugado a establecer cierto gobierno propio con una constitución sujeta aún al aval del Congreso de los Estados Unidos. Bajo esas circunstancias es que se devela el escenario con un Luis Muñoz Marín agotado ya en la noche, después de terminada la celebración, a solas en una sala de la Fortaleza que es la residencia oficial del gobernador y su esposa. Don Luis aparece sentado en una silla de espaldar alto, prácticamente como lo pintaría ya de anciano el maestro Rodón. Al lado, una mesita con una botella de whiskey y un vaso. Detrás, de don Luis, se encuentra un reloj antiguo detenido en una hora inexacta y al fondo las puertas que dan a otras habitaciones.  La habitación está en penumbras; el alcohol o aroma del whiskey impregna toda la atmósfera del teatro. 

Entra doña Inés, mujer de unos treinta y tantos años. Se acerca refunfuñando desde la parte posteriorde la sala que guarda otras habitaciones. El fondo musical que acompaña al gobernador es La Borinqueña en su modalidad de danza repitiéndose una y otra vez el mismo segmento (Don Luis a propósito levanta la aguja cada vez que llega al jardín florido a que alude lo que será la nueva letra que no se canta). Al ver a su esposa apura un trago sacudiendo sus cachetes cual si fuera un perro con ojos saltones.

Da. Inés: — Ya se fueron todos hace más de una hora, fue un día de fiesta como ninguno y tú, todavía no terminas de beber.

L.M.M.: (Quien levanta quedamente la cabeza inclinada sobre su hombre izquierdo, y señala con su extremadamente largo dedo índice hacia la izquierda).

—Todavía, Inés, todavía.

Da. Inés: (Que lo ronda alrededor de su butaca)

— ¿No estarás esperando que ese dichoso reloj toque la media noche como señal de que se acabó el día de fiesta? ¡Estuviste grandioso! Izaste la mono estrellada a la misma altura de la bandera Americana. Es un gran logro y tu discurso, pasará a la historia, será eco en la eternidad. Vamos, ven a la cama, tienes que descansar.

L.M.M.: (Transformado con aire de frescura en su voz y aspecto)

—He mandado a buscar al jardinero para hablarle de algo que me urge empiece mañana, aún desde antes de que me haya levantado, mejor dicho, de que nos hayamos levantado.

Da. Inés: (Que lo mira con expresión de asombro y desconcierto)

—Ya te pasaste por mucho en el alcohol. Has hecho historia, has marcado el curso del tiempo en esta isla, el antes y el después y lo que se te ocurre a esta hora, para cerrar un día glorioso, después de haber celebrado y bebido tanto; ¿es hablar con el jardinero de Fortaleza?  

L.M.M.: — Estuve inmenso, conforme a la muchedumbre.

Da. Inés: — ¿Quieres más? Eres un dios para ellos.

L.M.M.: — Lo sé. Precisamente, aunque ello me seduce, no me gusta en el fondo.

Da. Inés: —Y… ¿No es al revés? En el fondo te gusta y quieres resistir a esa dulce tentación.

L.M.M.: — ¡Mujer! ¡Tú me conoces!

Da. Inés:  — Porque te conozco, yo mejor que nadie se de tu debilidad, de ese ego bien disimulado de no ser protagonista en medio del protagonismo mismo, señalando tus protagonistas, tus ejecutores, señalas aquí, señalas allá, a este, a aquel o a aquella. Tu ego no se insuflaría más si no tuvieras ese don divino de señalar y de cada señalamiento brotar un genio incondicional a tu servicio pero un genio al fin en lo que le corresponde brillando para ti, no lo puedes evitar. Te encanta jugar a ser ese dios que perpetuamente tiene su índice dispuesto a señalar y ordenar, buscas siempre un Adán, una Eva para tus propósitos y eso es lo que te llena más que nada. ¡Cómo te hubiera encantado haber usado ese índice para nombrar a Don Pedro…!

L.M.M.: (Furioso e impetuoso la interrumpe)

— ¡No te atrevas mencionar ese nombre! Ibas bien, esas imágenes que recreaste, te admiro y sabes que te adoro por tu capacidad evocativa… discúlpame, pero ya sabes que los nacionalistas…eh, te concedo algo…y para no ser absoluto ni intransigente, quizás te puedo estipular que sí, que he jugado a veces no a un dios, pero sí a un semidiós.

Da. Inés:   (Con ironía y despecho)

—Bueno, eso de semidiós ha de ser por problemas irresueltos con la figura paterna. Luis Muñoz Rivera, el prócer, tu padre, resuena todavía en la memoria patria y hasta ese que tú no quieres que mencione, antítesis de tu protagonismo, se expresa en sus discursos muy bien de su figura aunque de ti se burle.

L.M.M.: —No sabía que mi mujer hacía de psicóloga. ¡Vaya sorpresas que nos da la vida!

(Doña Inés ya no responde, Don Luis, retorna a su posición original en la penumbra del salón que ha variado en diferentes destellos y suave resplandor, pensativo pone su índice cruzando verticalmente sus labios, suspira profundo y es interrumpido por el servicio que entra para anunciar visita).

Servicio: —Honorable, Don Luis, con permiso, acaba de llegar el jardinero. Ha pasado todos los registros de rigor. Está claro.

L.M.M.: —Dígale que pase. Déjame a solas con él, Inés.

(Doña Inés, mira con compasión a don Luis, se voltea mientras le da una palmada sobre el hombro izquierdo que cada vez se ve más caído y se marcha por donde había entrado. Así también el mayordomo sale para dar paso al jardinero. Este entra haciendo uso de la puerta de fondo a la derecha, su entrada marca mayor iluminación del salón. Se trata de una figura espigada, joven no mayor de 29 años de edad, de raza negra y vestido de saco negro, camisa blanca y corbata negra. El parecido físico con el representante de la cámara, Ernesto Ramos Antonini, es indiscutible.) 

Jardinero; (Tímidamente)  —Buenas noches, don Luis, honorable.   

L.M.M.: (Secamente y mientras le indica con su consabido dedo dónde ha de sentarse. Un simulado jardín estará entre el público y los personajes.)

—Buenas noches.  

Jardinero: — Usted dirá, don Luis, en qué puedo servirle a estas horas de la noche.

L.M.M.: —Date uno conmigo, por favor.

Jardinero: —Gracias, don Luis. Es un honor y un privilegio para mí este convite.

  L.M.M.: —A tu salud.

Jardinero: —Salud.

L.M.M: — (Ante mueca inconsciente del jardinero) ¿Nunca habías probado el whiskey?  Te mandé a llamar a esta hora pues quisiera que después de hoy, a partir de mañana al salir el sol, (señalando hacia el frente y sin convicción) este jardín luzca totalmente cambiado, constantemente florido, que represente un vergel primoroso emblemático de una nueva era. Quiero que el jardín sea símbolo de lo que ha ocurrido hoy. ¿Qué me dices?

Jardinero: — ¿Un jardín florido? (sonríe y luego sobriamente prosigue) Pues no sé don Luis, esto ha sido de imprevisto. Es de noche, está obscuro… ¿Cómo puedo hacer para cambiar todo, antes de que salga el sol? Las plantas no se siembran y florecen de instantáneo…

L.M.M.: —Realmente, no lo sé, pero siendo tú el jardinero y hombre de confianza para estos menesteres, sé que te las ingeniarás. Tu creatividad, entusiasmo y liderazgo no es un secreto en esta administración. Tienes las mejores referencias, eres emprendedor y los mejores arquitectos paisajistas para los que trabajaste en el Hilton, te recomiendan con altos honores. Vamos a hacer lo siguiente: Es verano, el sol sale temprano, la gente estará con la resaca, así que para efectos de lo que quiero daré al sol por salido en vez de las 5:30 a.m. a las 8:00 a.m. Mañana el sol saldrá a las ocho de la mañana, con ello ganarás tiempo y si terminas más temprano, mejor.

(El jardinero se queda mirándole en cierto estado de estupefacción).

L.M.M.: — Piensas que estoy loco o borracho. ¿Verdad?

Jardinero: — ¡Dios me libre! Jamás don Luis, usted es un hombre sabio y sabrá mejor que nadie la razón del arreglo y cambio tan repentino de este jardín. Si usted ordena que la salida del sol sea más tarde me imagino que así se tendrá por realizado también.

L.M.M.: (Susurrándole) — ¿Te habrán dicho que no soy muy religioso, que los obispos están encontrados conmigo?

Jardinero: — Respeto las posturas y credos de cada cual y la vida íntima es asunto que nadie debe inmiscuirse, ni siquiera la Iglesia. En cuanto al trabajo que me encomienda, pues necesitaré mis peones, plantas, materiales… ¡Sobre todo, Buena iluminación, don Luis, buena iluminación sobre todo!

L.M.M.: —Ya he mandado a llamar a todos tus peones, digo, a todos tus obreros. Esa palabra de peones quiero que caiga en desuso. Hay que darle un rango digno a toda nuestra fuerza trabajadora. De hoy en adelante, cuando te refieras a ellos, hablarás de obreros, de trabajadores…Se han de reportar a ti a las dos de la mañana. También he solicitado la asistencia a doña Fela, para que me preste empleados de la capital. Por otra parte, pues ya sé que estarás pensando en algo que ya he anticipado… (Pensativo detiene su hablar a la vez que deja de mover su índice ante lo cual el jardinero le interrumpe).

Jardinero: — ¿Qué, don Luis?

L.M.M.: —Las flores. Ya me encargué de eso y en lo que el nuevo jardín florece, comenzaremos luciendo las flores frescas que se utilizaron a través de todo Puerto Rico para la inauguración del Estado Libre Asociado.

Jardinero:   (Entonado con la bebida).

— ¡Que brillante idea!

Baja el Telón

II

De fondo, de izquierda a derecha aparece el jardín bajo la mayor iluminación artificial posible que podía proveerse para un trabajo al exterior durante la noche. Hay “focas” y diferentes tipos de linternas y reflectores. Los peones u obreros (que son seis) están en plena actividad de remoción de tierra y plantas, trasplante y sembrado, mientras se escucha el sonido del agua de la fuente, algunos coquíes. El reloj que antes quedaba de frente ahora está de reverso al igual que don Luis, quien contempla con vaso de whiskey en mano la labor del jardinero y sus seis obreros. El jardinero, cuya silueta por su alta estatura se destaca entre los trabajadores que supervisa, en acto de ubicuidad, hace su entrada al salón del gobernador desde la puerta de fondo que antes quedaba a la derecha y ahora a la izquierda por estar invertido el escenario. Mientras camina hacia L.M.M., hace un guiño de complicidad al público, sorprendiendo al gobernador que está de espaldas siempre supervisando el trabajo de jardinería y quien de momento pierde el temple acostumbrado al contacto de la mano del jardinero sobre el lado izquierdo del vientre de L.M.M.
Jardinero: (De manera sarcástica e irónica con exagerada confianza e irrespetuosidad a la vez que le mantiene la mano echada al costado de la barriga y rompiendo en sílabas el nombre de L.M.M.)

—Don Luis Mu ñoz Ma rín.

L.M.M.: (En sobresalto y enojo)

—Pero… ¿Qué haces aquí? (Con extrañeza intercambiando la mirada entre “ambos jardineros”) ¡Tremendo susto que me has dado!

Jardinero: — Vine para ayudarlo a observar el jardín florido de mágico primor. (Ríe con descaro) Para ayudarlo en sus reflexiones jardinezcas, ante usted me he desdoblado.

L.M.M.: (Mientras frenéticamente alterna la mirada para constatar).

— ¿De qué hablas?  ¿No deberías estar ahí? …Tra…bajando con tus hombres… (Rostro de incredulidad, asombro, temor).

Jardinero: — Efectivamente, ahí estoy. Soy ese. (Señala). El joven trigueño,  como nos dicen ustedes en su eufemismo, el de color, el negro como me defino yo, el alto, con trasunto de su amigo…porque usted es su amigo… ¿Verdad? ¿Don Ernesto Ramos Antonini?

L.M.M. (Internamente en realidad alterna)

–Eres uno de ellos? Sacando revólver y dispuesto a llamar a los policías le dispara al centro del pecho)

No, esa no es alternativa, provocaría un escándalo. Ya seguridad dijo que estaba claro.

Y si no es un nacionalista, que de verdad no me parece, qué rayos está pasando. ¿Será seguro seguirle la máquina?

L.M.M. (Sacudiendo su testa y rostro.)

—Mire, jardinero, aunque de momento no sé si llamarle ilusionista, mago, malabarista o…

Jardinero: (interrumpiéndole con descaro)

—Me gusta mi título de jardinero; lo de malabarista se lo dejo a usted por su capacidad de jugar con las palabras tanto en español como en inglés.

L.M.M: — ¿Qué sabe usted? Digo, sin menospreciar su oficio, pero hasta donde tengo conocimiento usted de lo que sabe si le glorifico, es de horticultura, en palabras simples, de tierra y cultivo de plantas de jardinería… de tierra y estiércol si le quisiera degradar...

Jardinero: — ¡Ah! Y usted se ha creído que es experto en política y leyes, cuando ni abogado siquiera es; y hasta donde tengo conocimiento, carece de título formal alguno, casi se graduó de Georgetown. Es un poeta trasnochado en sin número de bohemias de la dolce vita Washingtoniana donde le llevó su padre a vivir y nunca supo usted qué era ser puertorriqueño más allá de la distinción que los americanos hacían de usted. Junto con ellos, pero no revuelto... ¿O sí?   A la larga, algo, quizás una cultura y raíces que no pudo sepultar le hicieron regresar, romper su matrimonio con su primera esposa, la americana y terminar conquistando a una puertorriqueña para que fuera de su segunda, la primera dama… y en cuanto a lo de estiércol... usted que se ha estado trasplantando y replantenado conocerá mejor que yo de los respectivos abonos...

 L.M.M.: — ¡Definitivamente, eres un insolente! ¡No sé por qué no te he pegado un tiro o hecho que te arresten ya! ¡Eres un nacionalista infiltrado!  

Jardinero: (Tomando absurdamente el control de la situación ante el rostro y gestos de extrema incredulidad de L.M.M.)

—No fue esa la pregunta; si soy o no insolente, si me pega un tiro, me arresta o si soy un nacionalista… Todo eso, está por verse. Estábamos hablando, aunque soy jardinero, de un desdoblamiento que a propósito lo tiene en shock y quizás para que seamos breves, el tema mismo contestará varias de sus interrogantes; así que mientras me encuentro aquí hablando contigo, Luisito y observando lo que ha de ser (con burla) el jardín florido donde también me ubico con mis peones, oh perdón, obreros. (Don Luis luce distraído) Pero eso no es nada, pues se trata como ya te dije, Muñoz, de un mero desdoblamiento espacial. Falta mi querido, Don Luis Muñoz Marín, gobernador electo de esta colonia, digo, ja, del ESTADO LIBRE ASOCIADO, que le explique de qué se trata un desdoblamiento temporal-dimensional en el cual vamos a hablar en este presente, para usted glorioso de 1952, sobre un pasado que ya usted conoce, que ya “vivió” (utiliza los dedos para marcar las comillas en el aire) y es cuestión de reseñarle algo del futuro que está usted por “vivir” y el otro que no llegará a ver     

L.M.M.: — ¡Definitivamente que está el loco botao!

Jardinero: (Ignorando el comentario) —O… es cuestión de dar acuse de la existencia de unos hechos y un futuro que a partir de hoy se ha de desencadenar para un inevitable retorno a…ayer, o sea, a lo que hemos sido sin disimulo hasta el día 24 de Julio de este año tuyo de 1952, la colonia al pelao.

L.M.M.: —Tengo fama de ser buen bebedor, el gran bohemio que nunca se emborracha, no me marihuaneo, ni uso otras cosas... No sé qué rayos, qué patraña es esta, o qué se trae, mi querido jardinero con este juego, pero a propósito, es cierto, se me parece usted tanto a don Ernesto Ramos Antonini y para contestarle su pregunta y que conste, sí, él es mi amigo.      

Jardinero: — La pregunta fue si usted es su amigo, él, lo sabemos, es amigo de todos es todo un bonachón mas usted…

L.M.M.: —Lo digo, lo afirmo y lo reafirmo. (No pudo evitar el tono y ademán del borracho a la vez que su eterno índice lo mueve graciosamente acompañado su afirmación). Somos amigos.

Jardinero: —Pues bien, si él, que es su amigo; ¿por qué no le ha dado la oportunidad que a otros de alcanzar puestos y metas mayores a la de la legislatura? Por ejemplo, ¿por qué no se le consideraría para un puesto en el tribunal Supremo, la Secretaría de Justicia o hasta para ser un posible candidato a la gobernación cuando ya usted no aspire?  ¿Por qué a la larga no lo protege de la jauría que lo acecha en su propio partido? ¿Por qué no se le ha tratado a él tan igual…como se trata por ejemplo a Roberto Sánchez?

L.M.M.: —– ¡Él está donde quiere!

Jardinero: — Como yo.

L.M.M.: — ¡Pues claro!

— (Blandiendo el índice al aire a lo L.M.M.) ¡Fíjese que no! Yo estoy aquí en un desdoblamiento, como ya antes le indiqué; un desdoblamiento dimensional de tiempo y espacio y mientras usted cree que yo he decidido estar aquí, ha dispuesto su señoría por mí esta noche, para yo, estar ahí. (Señala nuevamente con el índice hacia el jardín) Y… ¿sabe por qué no me quedó remedio que estar ahí, esta noche cuando ya todos descansan del día de fiesta?

L.M.M.: — No. Dímelo.

Jardinero: — Porque es más fácil ser arbitrario con el más pobre, el más desventajado y si este resulta ser negro y pelao con necesidades que suplir y deberes que le obligan, pues mejor aún para el que tiene el poder.

L.M.M.: — Bueno, parece que has traído como ejemplo al negro equivocado…Ernesto Ramos Antonini es un prestigioso abogado, excelente político, excelso pianista, intelectual… para probar tu teoría, ya la derrotaste antes de comenzar. Él es negro y mira lo lejos que ha llegado. Él es uno de los hombres con mayor poder e influencia en mi administración. Definitivamente que eres un negro acomplejado. Esa es la diferencia entre tú y él y por eso eres el jardinero que no tuvo otro remedio sino venir esta noche a trabajar, a menos que...

Jardinero: — Todo lo contrario. Perdone usted que en esto le lleve ventaja pues ya he visto el futuro. Definitivamente, el Lcdo. Ramos Antonini es un ser excepcional, pero dígame: ¿Cuántos de esos blancos en la legislatura tuvieron que como él hacer grandes sacrificios, vender carbón y pasar hambres para poder darle logro a su talento innato, a los sueños que no abandonó?

L.M.M.: — No sé si quieres vamos y les preguntamos… ¿o es que los negros son los únicos que vienen de la pobreza?

Jardinero: — Por supuesto que no, pero no cargan el estigma que dejó la esclavitud contra toda una descendencia y su raza ni la desventaja de nacer sin hacienda o nombre que heredar para abrir más cómodamente el camino…Ponga siempre en igual de condiciones a un blanco y a un negro en Puerto Rico para que vea como la “casualidad” permite que el blanco siempre llegue más lejos, abra más puertas, logre más y mejores posiciones, sea visto como el lindo o la linda para que el sufragio le favorezca. Los negros no hemos tenido otra cosa que heredar distinto a ustedes, que la miseria que nos dejó la esclavitud y el estigma. No me diga que eso es cuestión del pasado, apenas han transcurrido setenta y nueve años y todavía viven entre nosotros hombres y mujeres que nacieron con cadenas. Su clase y los de su raza no abolieron la condición de esclavos, seguimos los negros siendo esclavos, nos quitaron la dignidad de llamarnos como lo que éramos tratados, entonces fue peor…Por un negro que se cuela en una institución siempre habrá miles que no han de lograr oportunidad alguna excepto de ser limpiabotas y si tiene suerte algún día puede que logre ser jardinero en Fortaleza como aparentemente la he tenido yo para que a gusto y gana de usted pierda toda la noche porque al salir el sol usted quiere ya, su jardín florido.

L.M.M.: — Volvemos a lo mismo y qué raro que aquí quien se valga del malabarismo verbal, sea usted,  hablando hasta de conceptos extraños de la ciencia, de la sociología, de todo….cuando precisamente me acusa a mí de ser el malabarista. ¡Suena usted mucho más que un mero jardinero!

Jardinero: — Mi querido don Luis, usted incita y activa la actividad neuronal aunque sea a distancia de tiempo, espacio y dimensión. (Con arrogancia y pedantería exagerada) Es por ello que mi nivel verbal creativo se pone a tono con el suyo o le atropella si de momento las frecuencias no coinciden por razones obvias, a favor mío por supuesto. Le concedo, que definitivamente, es usted muy inteligente, más aún cuando mi apreciación es desde una imagen infinitamente amplia a la que usted en su mortalidad precaria ha podido alcanzar. Me ubico para hablarle desde el 31 de diciembre del año de 2013, por lo cual ejerzo la mayor consideración y compasión posible hacia usted y... desde allá no soy el mero  jardinero que usted esta noche llamó.

L.M.M.: (Tocado en su ego, sonríe y se apresta a abrir otra botella de whiskey)

—Esta noche, he descubierto, que es usted mi querido jardinero, el más genial filósofo que hasta hoy haya podido conocer o quizás el pícaro más descarado en toda la Isla. Me impresiona grandemente y más aún cuando se ha permitido unos avances que ni siquiera mis más cercanos colaboradores osan permitirse.

Jardinero: — No he de darle las gracias ni por una cosa o la otra pues lo podría confundir aún más. No soy filósofo ni genio, pero la existencia me ha enseñado que aquellos que por lo regularmente se alzan como tales entre la muchedumbre son tan comunes y ordinarios como los demás excepto que han tenido por razón de accidentes, del azar o alguna disciplina, la oportunidad de observar desde una perspectiva superior desde la cual en lugar de ver un cuadro o recuadro limitado, logran ver el cuadro en su totalidad o al menos en las dimensiones amplias que nos negamos nosotros comúnmente a observarlas. Le reconozco, que en efecto, tuvo usted la oportunidad de ver un cuadro más amplio que la mayoría, pero no alcanzó a verlo como lo hicieron otros que tildaron de locos. Este momento, acá entre usted y yo, marca el encuentro de dos visionarios de ese cuadro más amplio, aunque estoy en obvia ventaja, vuelvo y le reconozco para celebrar este encuentro que usted definitivamente vio el cuadro mayor que otros no vieron…(Ante gesto de complacencia de L.M.M.) …pero no se vaya a regocijar tanto o enorgullecer de lo que pudo ser otra historia, otro futuro alterno que por su proceder ante esa realidad atisbada, le negó por otras conveniencias al pueblo de Puerto Rico. En este momento, celebrando nuestro encuentro, procedo y me circunscribo a mi deber moral en esta noche que ya es madrugada obscura y en la cual he sido llamado por usted mismo para hacer algo tan particular que marcará mi vida por siempre y es por lo cual, en atención a ese pobre jardinero soñador que soy (señalando hacia el jardín) desde lo que conocemos o entendemos como futuro, he transitado en retrospectiva desde mi última noche vieja, para apercibirle de lo que todo esto (su Estado Libre Asociado) significa y deja de significar.

L.M.M.: (Aturdido) — Eres un hablador muy presumido…pero vamos, apliquemos un poco de lógica y que conste, que de los dos, el que más ha empinado la botella o doblado el codo, como dicen, he sido yo. Para desenmascarar tu ilusión y el truco del desdoblamiento ese, aunque debí comenzar por ahí; haré una pequeña observación: Yo, Luis Muñoz Marín, gobernador electo del Nuevo Estado Libre Asociado, estoy presenciando desde la comodidad de este salón ese jardín de la Fortaleza siendo renovado por un grupo de trabajadores que a su vez en medio de ellos alega usted supervisa, yo lo estoy viendo y definitivamente es el jardinero que mandé a llamar esta noche. Ese jardinero allá afuera no se percata del otro yo suyo desdoblado, hablando supuestamente aquí adentro conmigo.  Dicen que algunos santos tienen la capacidad de la ubicuidad, se ha dicho de padre, Pío, pero usted…Bueno, pero como si eso no fuera suficientemente absurdo para creerme esta alucinación, dice usted o reclama venir o proyectarse del futuro, mas luce de la misma edad no mayor de 29 años que también aparenta allá afuera. ¿Cierto?

Jardinero: (Secamente y mirando su otro yo) — Cierto.

L.M.M.: —Entonces; ¿cómo es posible verle a usted que dice venir o desdoblarse de su futuro de 2013…(haciendo cálculo) …a esta fecha…desde una edad de…con esa cara…¡Eres un bribón, un hermano gemelo en compinche con el jardinero para jugarme esta broma! Casi me logras engañar…Tendrás mucho que explicarle a los de int…(se corta).

Jardinero: —Creo que lo he sobreestimado. Ha llegado a la conclusión más lógica en el orden de lo ordinario. Sin embargo, tomando en cuenta que usted no es más que un mero gobernador de una colonia, que resulta ser su propio país. ¡Se ha prestado para ser gobernador colonial de la propia tierra que le vio nacer! ¿Tienes idea del papelón histórico que ello implica?  Bueno, pero el asunto es que como gobernador de colonia, no se puede esperar de usted mucho a la hora de conceptos de la relatividad, la física cuántica, la sub atómica, los universos paralelos… pero para ser simple con vuestro honor, le contestaré que una conciencia madura que se ilumina por la misma razón de esa ciencia que está por entenderse, no conoce el envejecimiento que afecta al mundo tridimensional altamente entrópico.

L.M.M.: —Creo entender… (Sin mucha convicción en la voz que engola aún más). Bueno en lo que amanece y el jardín está listo o hasta que caiga rendido por el sueño, seguiré el juego del gemelo que dice que viene del futuro, mientras su querido hermano, está allá afuera en el sereno. Así que contéstame sin titubear: ¿Qué edad tienes?

Jardinero; —Noventa y dos cumplidos.

L.M.M.: (Sorprendido por la rápida y certera respuesta, burlonamente)

— ¡Eres todo un anciano!             

Jardinero: — Sí, hasta mi despedida de noche vieja de donde vengo y a mucha honra. No me quejo de los servicios de salud que recibí y el progreso de la medicina. El temor en el siglo XXI en esta Isla, no es tanto morir por causa natural o calamidades que la pobreza siempre acarrea. El tipo de pobreza que nos está matando es otro, la violencia desencadenada por la avaricia, el hedonismo, los lujos no compara con la violencia que tuvimos en los treinta con los nacionalistas que era una violencia reivindicatoria que a la larga se aplacó por causas que usted mejor que nadie conoce.

L.M.M.: (Pensativo, casi ido y casi inaudible, como hablando para sí)

—Operación serenidad. (Volviendo al tono anterior) Pero dime, ya que estamos en eso; ¿Qué me dices de mi muerte, cómo fue?

Jardinero: (Mecánicamente sin importar el cambio de tema) —Usted muere de viejo; envejece prematuramente, como ya se le atisba; va a tener un gran entierro.  

L.M.M.: (Como un niño que pregunta si van para su cumpleaños) — ¿Vas a ir a mi entierro?

Jardinero: — No pude o mejor dicho, hablando en este tiempo presente de usted, no podré ir, pero lo veré por televisión; será transmitido en vivo y….

L.M.M.: —Y…?

Jardinero: —Nada, son cosas de la tecnología que usted tendrá oportunidad de conocer.

L.M.M.: —Eso me alienta un poco, un entierro como ese que tú relatas dice algo del que entierran.

Jardinero: —O del pueblo que entierra. A usted el pueblo que lo entierra…pero eso ya pasó.

L.M.M.: —Para mí no, para mí está por pasar.

Jardinero: —Sí, pero no es de su incumbencia y no es pertinente para nuestros efectos en este preciso y particular instante.

L.M.M.: — ¡Ah y me vas a contar tus memorias del futuro! ¿Es eso lo pertinente para ti?   

Jardinero: —Las memorias del futuro, las de mi presente de anciano, lo que recién he presenciado.

L.M.M.: (Con amargura y desengaño) — ¿Entonces no me darás los anticipos a futuras contiendas electorales, a nuevas hazañas políticas, a más logros, a lo que quiera preguntarte?

Jardinero: —Todo lo que le diga del futuro, equivaldrá al producto de su ilusión. Ese futuro es como una fosa que usted ha cavado, como cavan afuera los obreros en el jardín las zanjas para poner flores que simularán un verdadero jardín que ha florecido de forma natural.  Usted por cambio, ha creado o ha cooperado para crear una ilusión. Usted es el jardinero del imperio poniendo flores donde no las hay y ha querido ver en mí y hacer de mí, lo que usted a flor de piel no se acepta pero en lo profundo ya lo carcome como polilla al pichi pen. Sí don Luis, este jardín es una ilusión, su ELA es una ilusión y usted...

L.M.M.: (Iracundo) — ¡Ilusión eres tú! (Mirando el vaso y para sí) Esto me lo ha producido tanto whiskey. No. Este jardín no es una ilusión, más bien, es un motivo, (levantando el dedo índice,  ojos en arrebato de locura) es un sueño, es belleza y esperanza para quien visite los predios de esta Fortaleza. Tú, eres la ilusión de un futuro que alegas ya conocer. Pero vamos, voy a seguirte aún más la corriente dando rienda suelta a la imaginación y a esta bohemia existencial, futurista y dimensional. (Volviéndose sobrio) Explícame por qué esto es una ilusión mientras tú y tu futuro no lo son.

Jardinero: — Solamente a alguien con tanta habilidad en el lenguaje, en los ajustes conceptuales y dominio de la retórica, el hombre genial que ha creado eso imposible que llaman ELA bajo conceptos de juridicidad, podía yo plantearle el futuro posible en dimensión de tiempo y espacio tan maleable como su ELA mismo. (Pausa, pensativo) Su pregunta despierta la respuesta que instantáneamente se hace en mí por razón de la conciencia a la cual advengo. Pues bien, acaba de inquirir, precisamente lo que es el propósito de esta aparición mía, y por lo visto es romper el esquema mental que el coloniaje ha calado en usted...y a través de usted... 

L.M.M.: — ¿Romper a mí qué? ¡Yo que estoy rompiendo con la colonia, creando una figura descolonizadora única, autóctona, todo un modelo político! ¡A ti te voy yo a romper la cara, sin vergüenza!

Jardinero (Ignorándole) — Tan es así que ahora pretende usar este jardín de símbolo para convencerse de un espejismo que le ha vendido al pueblo. La pobre doña Inés, a quien usted conquistó en sus campañas, escogió el verdadero jardín de la Fortaleza, el auténtico, su amor por la patria es genuino, pero usted la calla y ella se refugia en el jardín verdadero, lejos de su demagogia. Usted quiere superar eso y tener el propio ya que aquel ha sido adjudicado a ella; por siempre será el jardín de doña Inés, el gobernador quiere el propio en este patio interior, pero no hay alma, no hay corazón sino un esfuerzo de mera apariencia para convencerse de que un artificio puede alcanzar existencia verdadera. Esta ilusión es la que usted quiere creerse, este jardín de invento que a pesar de lo que se haga o se deje de hacer esta noche o madrugada, no dejará de ser el jardín feo de la Fortaleza colonial donde usted reside como primer gobernador electo por el pueblo en la colonia de siempre.

L.M.M.: — Es que suenas como un maldito nacionalista.. ¿Acaso eres o  no un  nacionalista? ¿Un infiltrado de Albizu?

Jardinero:   — No se asuste don Luis, sé que ese fue el discurso de don Pedro y los nacionalistas, pero es la verdad que ha de prevalecer a la larga cuando la ilusión que usted hoy ha consagrado quede en total descrédito.

L.M.M.: —Entonces… ¿por fin lograron la independencia?  ¿En tu futuro, por fin Puerto Rico es república?

 Jardinero: —Don Luis, si esa ha sido su esperanza, sepa usted, que no. Su colaboración con los servicios de inteligencia de la metrópolis fue muy efectiva. Los independentistas y nacionalistas fueron hasta la saciedad perseguidos, neutralizados, fichados, encarpetados, encarcelados, estigmatizados y desgraciadamente, muchos de ellos asesinados vilmente como el caso que para conmemorar esta misma fecha un gobernador incondicional y anexionista declarará héroes a los asesinos de dos jóvenes entrampados en el Cerro Maravilla. El 25 de julio de 1978, a eso de la una y cuarenta y cinco de la tarde el superintendente de la policía para entonces, le pasará un papelito al gobernador (quien a propósito habría de postergar su discurso) en el cual le avisarán que la misión ha sido cumplida. Como tantas otras misiones contra la juventud de esos años. Los matarán de diversas maneras, no sólo de la muerte física…La emisora del pueblo de Puerto Rico transmitirá la proclamación pero se encargarán luego de destruir la evidencia filmica. Hay testigos que escribirán sobre dichos hechos porque la sangre de esos dos mártires así lo requerirá. Maravilla será otra ilusión que otro gobernador como usted querrá disimular con flores que irremediablemente han de secarse para dejar al descubierto, la sequía de su alma. Si la esperanza, si ha guardado alguna, bajo la ilusión que hoy siembra de un Puerto Rico libre, sepa que quedará hecha cenizas, derrotada. No hay circunstancias perfectas para nada excepto la voluntad de tomar o no el rumbo que se quiere don Luis. La ilusión que estará rindiendo fruto en mi futuro como usted dice,  gracias a su  gran obra, será la anexión, integración final a la nación del norte, la que será favorecida con un rechazo en las urnas a este engendro suyo que con tanta rimbombancia ha bautizado para efectos del español puertorriqueño como Estado Libre Asociado y para efectos del americano un simple Commonwealth como titulan estados, provincias y colonias en el mundo anglosajón. Esa es una de los mayores actos de charlatanería y engaño.

LM.M.: (De ensimismado a reflexivo)

—Dígame una cosa: Los Estados Unidos; ¿cuál ha de ser la posición de ellos?  ¿Estarán de acuerdo con el reclamo estadista?

Jardinero: (Entre dientes) — ¿Para qué usted cree que lo utilizaron?

L.M.M.: — ¿Qué?

Jardinero: — ¿De verdad lo quiere saber? ¿Supo usted qué los americanos querían antes de 1952? Quizás le duela la respuesta. Parece que ya está convencido de que le hablo desde el futuro.

L.M.M.: —Te dije que te iba a seguir el juego, pero sí, por favor, dime.

Jardinero: —Pues bien, hablando desde mi presente, tan transitorio como el de cualquiera, le puedo decir que lo menos que le puede doler es que Estados Unidos, todavía no expresa clara o directamente que definitivamente concederá la estadidad. Lo que sí le ha de doler a usted don Luis, es que la nación para la cual usted rindió un servicio único, ha tomado iniciativas serias, aceptando que el estatus del ELA es el problema que no quiere cargar ya y ha ido nombrando funcionarios de diferentes agencias para retomar directamente el poder, control y supervisión de las materias críticas en la colonia. Como si fuera poco, está buscando alternativas para la situación embarazosa que tanto la Isla como la nación americana enfrentan ante el mundo. Es como si una ventolera los haya dejado desnudos ante el mundo dejando ver entre ambos, de qué estaba hecha la relación ELA-EEUU. Dicen por ahí que la Isla y todas sus instituciones gubernamentales han sido puestas bajo sindicatura, hasta la judicatura, don Luis. ¡Imagínese!

L.M.M: —Eso fue lo que a mí me dijeron para establecer el jardín, digo un gobierno auténticamente propio mediante un convenio. Que estaban buscando alternativas para resolver el problema colonial, para sacar a Puerto Rico de lista negra de las Naciones Unidas de la lista de las colonias, de los pueblos que aún quedaban en el mundo por resolver su falta de autodeterminación.

Jardinero: —Y usted se dejó convencer, aceptó un pacto secreto, se convirtió no sólo en el traductor del americano sino en el intérprete del papel que le asignaron en el teatro político de la colonia. ¡Vaya entrenamiento en sus años de juventud, cuando la hacía de traductor en Washington! La inteligencia americana es experta en reclutar traductores e intérpretes. Usted fue el mejor en su momento ya que no hubo manera de convencer a Albizu que le superaba a usted, en todo y por mucho, pero…Bueno, pero volviendo a ese rol que jugó muy bien usted como traductor e interprete… ¿Acaso pensó que la masa, la muchedumbre permanece perpetuamente ignorante? (Don Luis lo mira frunciendo el ceño) Ya sé, usted no era la inteligencia americana, usted era instrumento de la inteligencia creyendo tener luego la propia para exterminar al enemigo del americano que resultaba ser la conciencia misma del puertorriqueño. No, no se descartó que la muchedumbre dejara atrás la ignorancia, todas las muchedumbres son capaces de dejar mucha ignorancia atrás, pero en lugar de despertar muchas veces, se adormecen más y hasta pierden la brújula que una vez correctamente les guió en el sentido de lo intangible, la fuerza, el dínamo de todos los pueblos, ese espíritu de ser y existir a toda costa. La masa dejó definitivamente de ser ignorante y se convenció de la tomadura de pelo colectivo que fue el ELA. Su proyecto y el del americano, tiene fecha de expiración, que dice 6 de noviembre de 2012. Hace ya un año y casi dos meses en mi presente, que expiró aunque sus herederos políticos, los que dominan, están en total negación.   Ya el pueblo en mayoría ese día votó no al ELA.

L.M.M.  — ¿Qué? No puede ser...

Jardinero: — Oyó bien, ha pasado un año que en el futuro, volvieron al limbo que tuvimos hasta antier 24 de julio de 1952. El americano está tomando control de todo nuevamente, sin disimulo, sin traductores, ya que el que no sabe inglés se defiende o se lo traducen literalmente en vez de poéticamente.

L.M.M.: — Si eso es así, vamos a dejar el jardín como está, no lo cambie, voy a vivir esta realidad, tal como es en toda su crudeza para luchar por lograr el pacto verdadero…la común defensa, la común moneda, la…

Jardinero: — Don Luis, nada fue ni es común. Lo que es de ellos de ellos es. No había siquiera un plan común, un proyecto de futuro común. Ellos por su puesto tenían su plan, su mapa y usted de tanto traducir e interpretar lo que había en ese plan y en ese mapa para Puerto Rico se perdió y creyó que el mapa y el plan eran suyos. Usted dejó su plan a un lado, lo dejó en quimera para… don Luis: ¿De verdad usted tuvo un plan de independencia o socialismo o fue parte del programa de inteligencia a largo plazo del americano para usarlo a usted y su partido de red y palangana para pescar en el río revuelto que era la isla para quien les prometiera convincentemente el pan, la tierra y la libertad, pero sobre todo el pan, don Luis, el pan que matara de una vez las ganas grandes que había de libertad?

L.M.M.: (Precariamente) — Pero… ¿Si desde hoy empiezo a corregir, a reclamar, a exigir a enmendar… 

Jardinero: (Retóricamente) — ¡El jardín del patio interior, don Luis! ¿Ha pensado usted en eso?  

L.M.M.: — ¿No fue para eso que te llamé?

Jardinero: — Lo que usted pactó, lo que ya hizo, lo que cedió desencadenó la noche del futuro desde la cual le he venido a hablarle. Una noche corta, pero sin amanecer como esta, tan parecidas ambas aunque separadas en el tiempo. No hay amanecer a este 25 de julio de 1952, no hay amanecer aunque se declare en todas las proclamas del mundo, aunque usted le diga al sol que salga a las ocho. O quizás, si hay amanecer en mi noche mas no en esta la suya, todavía no lo sé, pero se intuye un retorno a la conciencia que hoy usted durmió, que acalló, que encarceló, que traicionó o quizás es divagación, me siento cansado…Todo está desencadenado ferozmente aun cuando vista su realidad con este jardín hermoso; la amargura es su futuro, saber que le tomaron el pelo, se lo dejó tomar o se hará el que se lo tomaron… Ya nada que intente usted o los sucesores políticos suyos, surtirá efecto. Serán ignorados, burlados, desairados pero nunca avergonzados porque la dignidad la perdieron a partir de usted. Usted hizo el trabajo que el americano necesitaba se hiciera para con una ficción, un invento de la inteligencia americana combinada con una buena estrategia en el uso de la palabra y los recovecos donde el inglés y el español jugaron al esconder ahí estaba usted, con su “Top Secret Clearance” desde los años cuarenta cuando usted empezó a girar el timón conforme a los vientos del norte. La post guerra, el plan de reconstrucción y la Organización de las Naciones Unidas. Los americanos como buenos capitalistas han consumido bien las teorías de su enemigo y más hegelianos en el devenir histórico no pudieron ser. Y usted, la ficha perfecta para llevar su plan a cabo, casi logran el plan Drácula con usted de desalojar Vieques y Culebra hasta de los ataúdes, a no ser…A propósito, también tengo un “top secret security clearance” (L.M.M. se torna sombrío).

L.M.M.:   —Me encantan las novelas de Julio Verne. Tú debes ser un personaje escapado de una de sus ficciones o has de ser un escritor con magnífica imaginación.

Jardinero: — Ya estoy por dejar este puesto (Señala su figura alterna en el jardín). Tengo una beca para ir a estudiar en la Universidad de Chicago, recién completé mi bachillerato y voy a realizar estudios post graduados, ha sido cuesta arriba, negro, pobre, sin familia, sin apellido, un don nadie como ustedes dicen pero con empeño.  Gracias que hubo otro negro que me ha mostrado el camino y que los suyos a cuchillo de palo lo han de matar. Eventualmente el gobierno federal me reclutará para trabajos de lo que es un verdadero Departamento de Estado y (sonriendo) en asuntos de inteligencia, don Luis. No es casualidad que yo sea su jardinero.

(L.M.M. silenciosamente reclina hacia atrás su cabeza en busca de algún recuerdo)

Baja el Telón

III

El mismo salón, con los mismos detalles que al principio aunque totalmente iluminado. Una atmósfera de oficialidad de Estado reina. Se encuentran en el salón vestidos formalmente para la ocasión, dos Luis y dos emisarios del presidente de los Estados Unidos. La fecha es enero de 1948, inauguración de L.M.M. como primer gobernador puertorriqueño electo por el pueblo. La conversación se da en inglés (subtitulada). Mesa con dos botellas y tres vasos. De fondo, antes que comience dialogo, fragmento de discurso de Pedro Albizu Campos.

Voz: — “Pues bien, los fundadores de las Naciones Unidas previeron que lo no gubernamental era más importante que lo gubernamental y en virtud de esa disposición es que el Partido Nacionalista lo reconocieron como entidad distinta a cualquier organización de Estados Unidos alegando de que Puerto Rico es una nación distinta a Estados Unidos……”

L.M.M.:  —Gentlemen, I am glad the President honored me and my fellow countrymen with your(Caballeros, estoy complacido que el presidente me honre a mí y a mis queridos compatriotas con su
presence at the official inauguration of my first term as governor of Puerto Rico. My wish, of course
presencia en la inauguración oficial de mi primer término como gobernador de Puerto Rico. Mi deseo por supuesto
was that the president himself would appear side by side with me as a sign of the winds of change in
era que el mismo presidente hubiera aparecido lado a lado conmigo como señal de los vientos de cambio en
the relations of our respective countries. But I understand very clear and very well, that there are
las relaciones de nuestros respectivos países. Pero entiendo muy claro y muy bien, que hay
other priorities and prerogatives for the President to be exercised. I am aware that the President is
otras prioridades y prerrogativas a ser ejercidas por el presidente. Estoy consciente de que el presidente está
very busy taking care of so many issues at the domestic level as well as the International one.
muy ocupado encargándose de tantos asuntos a nivel doméstico así como en lo internacional.
Nevertheless I hope that the President can come to my next inaugural term since I have plans to be
No obstante, yo espero que el presidente pueda venir a la inauguración de mi próximo término ya que tengo planes de ser
the governor of this tropical paradise for a while. So, your distinguished presence on this inaugural
el gobernador de este paraíso tropical por buen tiempo. As, su distinguida presencia en este día inaugural
day for me is something that I will forever appreciate as one of the most memorable and important
para mí es algo que por siempre apreciaré como uno de los más memorables e importantes
honors I have ever been granted in my entire life. Thank you very much for coming and hope you
honores que nunca haya recibido en toda mi vida entera. Muchas gracias por venir y espero que ustedes
enjoy your stay and the hospitality of the Puerto Ricans. Gentleman, let us  have a toast!
disfruten su estadía y la hospitalidad de los puertorriqueños. Caballeros, vamos a brindar!)

(Los emisarios del presidente se miran con ademán de menosprecio a L.M.M. quien se hace el desentendido de dicho gesto)

L.M.M. —For America and Puerto Rico!

Emisario 1 y 2: (Con fuerte acento americano) —¡Salud!

(Entre los emisarios del gobierno federal, sólo Emisario 1 hablará, mientras Emisario 2 se mantendrá clínicamente observando a don Luis y tomando notas).

Emisario 1: — Look, eh…governor…
(Mire, eh...gobernador)
L.M.M.: — You can call me just Luis or don Luis.
(Usted me puede llamar Luis o don Luis)
Emisario 1: — Excuse me but we are not allowed to be informal with you yet; at least not us. First of
(Discúlpeme, pero no nos dejan ser informales con usted aún; por lo menos nosotros no. Primero que 
all, we need to know straight from you about your position regarding Puerto Rico’s political status.
todo, necesitamos saber directamente de usted su posición en relación al estatus político de Puerto Rico.) 

L.M.M.: — The political status of Puerto Rico will be always the one that democracy and
(El estatus político de Puerto Rico será siempre aquel que la democracia y
participation allow the people to reach.
la participación permitan alcanzar.)

Emisario 1: — Mr. Governor, we are aware of your verbal virtues and the capacity of saying
(Sr. gobernador, nosotros estamos al tanto de sus virtudes verbales y la capacidad de decir
things without saying anything and that is why we like you. You are our man…but, listen we want to
cosas sin decir nada y es por eso que usted nos cae bien. Usted es nuestro hombre...pero, escuche nosotros queremos
be straight forward with you as we want you to be straight forward with us. The question again is: Do
ser directos con usted así como queremos que usted sea directo con nosotros. La pregunta otra vez es:
you still believe in independence for Puerto Rico?
¿Todavía cree usted en la independencia para Puerto Rico?

L.M.M.: — Independence? Who me? See I am not young anymore, sometimes at youth one (¿Independencia? ¿Quién yo? Mire, yo ya no soy joven, algunas veces en la juventud uno
commits mistakes but all those errors are left behind, in the past, particularly when serious
comete errores, pero todos esos errores son dejados en el pasado, particularmente cuando serias
responsibilities of life make one see the whole world in a different way. Besides, my people, my
responsabilidades de la vida hacen que uno vea todo el mundo de un modo diferente. Por otro lado, mis
countrymen have a conservative political tradition avoiding always the change. They have the
compatriotas tienen una tradición política conservadora y evitan siempre el cambio. Ellos son 
proclivity to stay in the middle and that is why under Spain’s and U.S. domination, oh I mean,
proclives a permanecer en el medio y es por ello que bajo la dominación de España y EEUU, oh quiero decir, 
sovereignty they had preferred autonomy.
soberanía, ellos han preferido la autonomía.)

Emisario 1: — Well, that’s exactly what we want the situation to be, but you, governor…Are you an
(Bueno, eso es exactamente lo que queremos que sea la situación, pero usted gobernador... ¿Es usted un
independentista? Do you still believe in independence for the Island?
independentista? Todavía usted cree en la independencia para la Isla?

L.M.M.: — (Sonriendo) When did I believe?
(¿Cuándo creí?)

(Los dos emisarios se miran)

Emisario 1: — You know Mr. Governor, that we have kept a file on you since those years of youth.
(Usted sabe Sr. gobernador que nosotros hemos mantenido un archivo sobre usted desde esos años d juventud.)
(Ahora ellos le sonríen maliciosamente). You were not only an Independentista, you were before that
(Usted no sólo fue independentistas, usted fue antes que eso un militante nacionalista y fue también un socialista
a militant nationalist and you were a socialist too; even your new party the PPD, utilizes the red color
un militante nacionalista y fue también un socialista; igual, su nuevo partido PPD, utiliza el color rojo
and has very socialist name and slogan. A popular party offering bread, land and freedom! Or are you
y tienen un nombre y lema muy socialista. ¡Un partido popular que ofreciendo pan, tierra y libertad! O va usted
going to translate that to us in your own and particular way?
a traducir eso a nosotros en su propia y particular manera?)

L.M.M.: — That wasn’t my idea. Well I am not an independentista and to prove it I expelled them all
(Eso no fue mi idea. Bueno, yo no soy un independentista y para probarlo expulsé a todos ellos
from the party and if it necessary I will do a new purge.
del partido y si fuera necesario haré otra nueva purga.)

Emisario 1: — You know the deal. We don’t want to tell you what to do, you are a free man acting
(Usted sabe el trato. Nosotros no queremos decirle a usted qué hacer, usted es un hombre libre actuando
under your own will and conscience. Isn’t that right, Mr. Governor?
bajo su propia voluntad y conciencia. ¿No es eso así, Sr. gobernador?

L.M.M.: — Not everything that looks like is and not everything that is would look like it to be. But
(No todo lo que parece ser es y no todo lo que es parecería ser. ¡Pero
gentlemen, please! At this point of our relation, you should know better. Washington knows better.
caballeros, por favor! En este momento de la relación ustedes deberían conocer mejor. Washington conoce mejor.

Emisario 1.: — We are just reassuring. Guess what, Mr. Governor! The President, some important
(Nosotros sólo nos estamos asegurando. ¡Adivine qué, Sr. gobernador! El presidente, algunos miembros importantes
members of the Congress and some distinguished members of the Pentagon and other vital agencies
del congreso y algunos distinguidos miembros del Pentágono y otras agencias
are looking for someone like you to administer the interests of the Island under the new changes that
están buscando a alguien como usted para administrar los intereses de la Isla bajo los nuevos cambios que
are about to happen. We are at the dawn of a new era; you will witness even more a huge economic
por suceder. Estamos en el amanecer de una nueva era; usted será testigo de un progreso económico enorme
progress under your administration, with that you will have guaranteed a long time as governor to be
bajo su administración, con ello usted tendrá garantizado un largo tiempo como gobernador a ser 
reelected as many times you wish. All we need is your loyalty, your assurance that you will not turn
reelecto tantas veces como usted desee. Todo lo que necesitamos, es su lealtad, la seguridad de que usted no retornará
back to independence, socialism, neither will pursuit statehood, but over all we need as quick as
a la independencia, el socialismo, tampoco procurará la estadidad pero sobre todo necesitamos los más rápido que sea
possible to silent Don Pedro and his nationalist movement. For that we need from you to approve a
posible, silencias a don Pedro y su movimiento nacionalista. Para ello nosotros necesitamos de usted que apruebe una
law making the content of his discourses illegal if by consequences of his words any violence arises
ley que haga del contenido de sus discursos, ilegales y si por consecuencia de sus palabras brotara alguna violencia.
then you must imprison him. (Tendiéndole un sobre) Take this outline. 
entonces usted tendrá que encarcelarlo. Tenga este bosquejo.)

(Los tres se levantan y brindan. Al lado izquierdo del escenario, aparece la figura de Don Pedro Albizu Campos, discursando enardecido).

Don Pedro Albizu Campos: — “Hermanos de la Patria: Hace trece años en este mismo sitio, tuve el altísimo honor de asistir al repudio que hicisteis los guaniqueños de la presencia de los intereses imperialistas yanquis en Puerto Rico. He oído con profunda emoción… (Se hace inaudible, pero sin cesar, para dar lugar a conversación ya informal pero indistinguible de los dos americanos con L.M.M. y el sonar de vasos, ruido, risas, chistes…)….. (Vuelve audio) …Oídme bien, los millonarios azucareros que ganan sus millones a expensas de nuestro pueblo son los que pagan la campaña para que este pueblo crea que no puede concedérsele la independencia. Después dicen que el pueblo es pobre; pobres son esos peleles que se venden por unos cuantos sacos de azúcar y unas cuantas latas de ron para venir aquí a meternos miedo con la independencia; los que tienen miedo son ellos….(inaudible el volumen lo tienen momentáneamente el trío)…Un país sin médicos, sin medicinas, sin enfermeras y los políticos vestidos a la moderna en San Juan le dicen que en Guánica todo está bien. La corrupción que se agita sobre este pueblo, no tiene límites...”


Baja el Telón

IV

Al subir el telón, se descubre un escenario caótico representando el limbo. Innumerables relojes marcan diferentes horas. Hay niebla. Aparecen entre la niebla don Luis y el Jardinero en su aspecto de anciano de la primera escena en el primer acto.  Fondo musical reggaetón del más violento, eterna repetición del segmento jardín florido del himno la Borinqueña y la voz de Albizu con epítetos hacia L.M.M.

Jardinero: — ¡Guau! Luis Muñoz Marín!

L.M.M.: (Cansado) — ¿Y tú quién eres?

Jardinero: — La última vez que hablamos en el plano físico fue aquella noche de 25 de julio de 1952, me mandaste a buscar en tu borrachera para que cambiara el jardín... ¿Te acuerdas?  Yo era un muchacho soñador, tenía apenas veintinueve años y me quería tragar el mundo.  Poco tiempo después me fui de la Isla y no regresé hasta el fin de siglo.

L.M.M.: (Con melancolía) — Lo recuerdo claramente. Tú o alguien que podía ser tu hermano gemelo me jugaron una broma y me advirtieron del futuro, del engaño del Estado Libre Asociado, de que todo era una ilusión…

Jardinero: — No conocí a mis padres, me crié huérfano y no tuve hermanos. Recuerdo la noche que tuvimos que trabajar hasta que salió el sol, pero sólo hablé con usted al llegar, tomé dos tragos de whiskey y lo demás fue trabajo en el patio. De rato en rato se asomaba por la ventana y hablaba solo, pero a estas alturas creo cualquier cosa… me acaban de pegar un tiro en el centro del pecho y sentí que me transportaba a hablar con usted ese mismo día que usted me llamó pero lo encuentro sin embargo en medio de esta niebla.

L.M.M.: — Sigues jugando a las ilusiones y yo siguiéndote la máquina, total que aquí no hay tiempo, esto es eterno… Pero veo que sí te pusiste anciano. ¡No me digas, que te acaban de pegar un tiro a los noventa y dos años de edad! No recuerdo ese detalle del tiro, pero si la edad de noventa y dos en tu noche vieja de 2013...

Jardinero: — ¿Cómo sabes mi edad?

L.M.M.: — Esa noche, hace sesenta y un años, sacamos la cuenta. ¿No recuerdas?

Jardinero: — La única cuenta que sacamos fue la del trabajo a realizarse, los materiales, la horas a trabajarse. Nada más.

L.M.M.: — Entonces no eras tú…o estás ahora más confundido que nunca…déjate asentar un poco en la neblina para que tomes densidad, para que te sientas hasta con cuerpo.

Jardinero: — Recién llego pero ya sé que sólo estoy de tránsito; voy en ascenso no puedo asentarme aquí, sería muy peligroso.

L.M.M.: — ¿Y qué te detiene?

Jardinero: — Una pena, una culpa.

L.M.M.: — ¿Tuya?

Jardinero: — No. De todos, pero tú la cargas con más peso.

L.M.M.: — Creo que sé a qué te refieres. Si permaneces lo suficiente lo habrás de escuchar. No se da cuenta del cambio. Mientras tanto podemos hablar. A veces me siento tan solo, en esta dimensión es raro encontrar con quién tener una conversación profunda, aún los que más inteligencia prodigaron en el mundo físico, aquí suelen ser muy distraídos y callados.

Jardinero: — Si algo se le reconoció a usted siempre, es que llegó a sondear las profundidades con sus amigos los intelectuales, aunque no haya querido emerger de ellas con el tesoro guardado. Tuvo silencios muy largos a pesar de su locuacidad. Quizás tuvo usted para su patria la oportunidad de ser un Prometeo pero se conformó con ser el Hefestos que lo encadenó muy a su pesar. Tantos remordimientos no se curan en una noche corta. Prefirió la comodidad, la conveniencia, el pacto secreto…

L.M.M.: (Reflexivo)  — Les di pan.

Jardinero: (Inquisitivo) — Te rodeaste de intelectuales, locales y extranjeros, artistas, académicos; los mejores de la época. Pero me pregunto, si dejando a un lado tu bohemia, sacaste el debido tiempo para leer no sólo las grandes obras, sino los detalles de esas obras. Me haces sentir sin quererlo, como ese gran inquisidor de Dostoievski, cuestionando a Jesús y su silencio. Pero tú no eres ni fuiste Jesús, por el contrario, no tengo silencio presente que cuestionar pues todavía no has dicho mucho, te llevaste demasiados secretos a la tumba.  Y si soy inquisitivo es porque tengo aquí que darte de tu propia medicina, no soy el inquisidor de Dostoievski, pues no fui yo quien atrapó a la masa, a la muchedumbre ávida como ovejas de pastor con el pan. No soy inquisidor porque soy testigo del desastre que eso nos trajo…hasta mi última despedida de año. 

L.M.M.: (Interrumpiéndole perturbado)  — ¡Les ofrecí pan, tierra y libertad!

Jardinero: — ¡Precisamente! Ese fue tu sello, tu campaña, el sueño que les vendiste; pero más bien le sorteaste las tres cosas o ni siquiera tres, todo redundaba entre el pan o la libertad…el que no tenía tierra lo montaste en la Panam con destino a Nueva York, Chicago, Hartford y los que se mantuvieron en su tierra era cuestión de que se decidieran como con el gran inquisidor por el pan o la abstracción de una libertad que les emburujaste en tu discurso; y qué mejor momento que aquel que te tocó, caía pan como maná del cielo y se repartía a manos llenas como si tú mismo lo hubieras producido y te convertiste en otro gran benefactor que bien conoce el mundo hispanoparlante. Así se fueron saciando primero, luego llenándose para seguir en una gula infinita que les durmió el espíritu, las ganas de libertad pasaron al sótano de la conciencia. Se olvidaron de todo, de mártires y sacrificados a cambio del pan, se olvidaron de lo abstracto.  Las cosas no cambian mucho en la humanidad y los imperios muy bien conocen esos detallitos humanos fáciles de explotar, lo mismo que aquellos que son más útiles a sus propósitos haciéndoles creer que son verdaderos actores cuando son meros peones. El contenido de la dignidad, aquel de la locura, quedó reducido al discurso proscrito de Albizu.  

L.M.M.: (Con remordimiento y sin sentido del tiempo) — ¿Le has visto por aquí?

Jardinero: — Sabes que apenas llego, pero llegará el momento sublime…

L.M.M.: (Retomando postura)  — Bueno: ¿De qué te quejas tú? Tú mismo eres producto de aquel empeño, operación manos a la obra y operación serenidad. 

Jardinero: — Soy el producto de mí mismo. ¿No se te ocurre pensar en futuros alternos que pudimos haber tenido de haber logrado la independencia y la igualdad entre los puertorriqueños? ¿Sería yo el mismo negro que vivió para servirle a los americanos o el negro que hubiera vivido para ayudar a despertar nuestros propios negros de la desigualdad y prejuicio renegado que nunca ha dejado de existir entre los puertorriqueños. Mi vida no fue suficiente tiempo para vivirla a favor de la causa grande de los de mi raza y en general de los puertorriqueños, en su lugar, tuve que hacer algo parecido a usted, acomodarme según las circunstancias y trabajar en función de los intereses del sistema americano. No hay sueño en Puerto Rico, somos esclavos de otro sueño que nos obligan a vivir y lo peor es que hemos creído que es nuestro sueño, pero no, es el de ellos que son los dueños que quitan, que ponen, que deciden que dictan que es y que no es…

Sí, gracias a mi capacidad innata y vocación pude superar mi condición de marginado. Somos pocos los que como yo logran hacerse los locos y no hacer caso a las desventajas, pero nos hemos ido acabando. El mismo caso de don Ernesto Ramos Antonini, que negro como yo y desventajado socio económicamente tenía tanto talento innato que no lo pudieron opacar, no hubo remedio que concederle a regañadientes lo que a los blanquitos se les tiende a bandeja de oro y plata. Como usted sabe, don Ernesto que tuvo que vender hasta carbón vegetal a duras penas logró lo que muchos con ni siquiera la mitad de la materia gris que él tenía logran descaradamente vistiéndose de distinguidos honorables por razón de la ventaja social, de abolengo y de dinero. Lo peor es que el caso de don Ernesto, que es lo mejor que tuvo usted de entre todos los buenos, sirvió no para abrirle pasos a los que son como él sino para cerrárselo. Ya después de don Ernesto, no ha habido otro negro en la política ni en ningún puesto que pueda opacar a los blanquitos que lo son por alcurnia. ¿Verdad que no lo ha visto por aquí en este limbo? Los de su clase van directo a lo más alto. Don Ernesto, sí hablaba de un sueño puertorriqueño, de igualdad entre todos, pero le dieron de codo, lo maltrataron y se fue muriendo…Luego vino Roberto Sánchez…

L.M.M.: — ¡Ah, ese!

Jardinero: — Ese es, ese no es. Roberto Sánchez, su existencia es la evidencia quizás más concreta de la madera de dictador de la que usted estaba hecho.  Quizás esto sería tema para otro día en el limbo. Después que mandaste a la multitud para el carajo en aquella convención en la cual te aclamaban para que te volvieras a postular, designaste por dedo a Roberto Sánchez, el gran ingeniero que había colaborado contigo desde muy temprano. Ese mismo que luego con tu sagrado dedo, destituiste de tu confianza y nombraste nuevamente con tu índice a quién correría para gobernador en aquellas elecciones de 1968. ¡Negro de nombre y de raza, Luis Negrón López y el pueblo es racista!

L.M.M.: — (Ignorando el discurso) Bueno, ya que mencionaste los que llegan y no al limbo; ¿cómo es que llegaste aquí?

Jardinero: — ¡Qué bueno que lo preguntas! Muerte, violenta, inesperada y a mi edad…como que no son cosas para que le pase a un viejo, pero como están las cosas en tu querida colonia…Gracias a tu Estado Libre Asociado, ya ni los viejos morimos en paz y nos mandan en tránsito para el limbo antes de que nos concedan el destino definitivo. ¿Te suena familiar, Luis?

L.M.M.: — ¡Así que sesenta y un años después de la fundación del ELA, yo tengo la culpa de tu muerte! No has cambiado mucho en estas seis últimas décadas. 

 Jardinero: — Me consta que la ironía fue siempre uno de tus fuertes. Para saciar tu curiosidad si te fijas… (Señala con su dedo índice extremadamente corto en comparación con su anular indicando un agujero inmenso de donde tintinean estrellas como el infinito en el centro del pecho)  Me asesinaron esta misma noche vieja antes de despedir el año para robarme veinte dólares. Así está la Isla.

L.M.M.: — Lo siento mucho, pero… ¿Qué tiene que ver el ELA con un asalto?

Jardinero: — Mucho, todo. La gente no mata ni roba por pan, que fue lo que tú le diste a todos en cantidad grande.

L.M.M.: — ¿Puedo citarme?

Jardinero: — ¿Por qué no?

L.M.M.: — (Engolando más que de costumbre) Dije en una ocasión y lo guardé en la memoria: “El propósito de Operación Serenidad [paralelo de Operación Manos a la Obra] es recordarnos que el hombre es hombre, no meramente un consumidor. Es el proceso mediante el cual la comunidad se percata del hecho de que la economía no es un fin en sí mismo, sino el medio para lograr una vida mejor.”

(Ambos guardan silencio mientras se escuchan voces al estilo de basura mental con fondo de reggaetón callejero)

Voces:    No vendas tu tierra al extranjero; el que vende la tierra vende la madre que lo parió, vende patria, pancista, vergüenza contra dinero, arriba los de abajo, pobre pero honrado, patria es sacrificio, dichosos los pobres, el maquinón, filoteao, blimblin….

Jardinero: — Esa fue tu tesis. A la luz de los últimos años, en el contexto de lo que he vivido y que te vas informando; ¿Crees que le faltó algo a tu tesis? ¿De qué careció? La economía… con esa tesis, justificaste la perpetuidad de la colonia al cambiarle el nombre. Poeta al fin, jugaste muy bien con las palabras, siempre lo he dicho, hay que cuidarse de los poetas, tienden a ser muy peligrosos a veces, más si se dedican a la política. El colonizado que estaba desesperado ante la miseria de la colonia y la revuelta inminente, creyó en tu discurso, se alivió con tu pan, eso de serenarlo pudo haber tenido otro nombre, pero serenar estuvo genial y así se fue poco a poco olvidando la miseria verdadera porque se apaciguó el hambre y comenzó a llenarse de cosas materiales, la operación serenidad, todo un nombre de inteligencia, iba dando resultados, amainando al campesino, al pobre que ya por lo menos comía e iba vistiendo y se fue olvidando de la urgencia de la lucha, lo apremiante se resolvía y el problema de fondo entre lo abstracto de conceptos de dignidad y libertad se fue olvidando, dejando a un lado hasta que se renegó contra ello; así se fueron rindiendo como fichas de dominó una tras otras y con el progreso y la opulencia hasta la misma iglesia, el clero torció el evangelio de uno de humildad a uno de opulencia, llegaron todos ricos, pobres, intelectuales, académicos, legos, todo el mundo a abrazar la nueva era que predicaba la abundancia para todos y el brillo de las cosas y las cosas se hizo la medida de todo como nunca antes había ocurrido. La economía no terminó siendo el fin, más maquiavélico no pudiste ser; el fin, el medio para lograr una vida mejor fue la economía. Otra vez tu eterno juego de palabras. El fin justificaba al fin el medio y el medio precisamente, literalmente, ese equilibrio entre la solución colonial, la anexión o la independencia; el medio fue tu selección, la indefinición, la permanencia de la colonia bajo un convenio secreto que se le dio nombre como ley 600. Un convenio de nombre, una realidad impuesta y ratificada bajo las condiciones del Congreso de Estados Unidos. Justificaste finalmente tu traición, tu medio, el medio para lograr el fin de adelantar materialmente fue la traición, jugar al ignorante, entregar la lucha, hacerte el que intentó recoger vela, el que intentó recapacitar su supuesto error, pero todo estaba sellado como te dije aquella noche, sí ya recuerdo fue esta misma noche, hace segundos...¡Guao, qué corta fue tu noche, la del jardín florido!

L.M.M.: (Frenéticamente, levantando el dedo índice como de costumbre)

— ¡Pero yo era el líder, la muchedumbre me seguía, votaba por mí! ¡Era su dios!

Jardinero: — ¡Tú no eras líder!

L.M.M.: —  ¡Llegaste loco al limbo! Aún antes de yo llegar aquí los libros de historia me tenían como el mayor líder político que predujo el siglo XX en la Isla. Fui el líder indiscutible de mi partido toda la vida, aún después de retirarme era el símbolo, fui un caudillo. ¿Cómo osas contradecir al pueblo y a los historiadores?

Jardinero: — Te diré por qué me atrevo contradecirlos. Tú fuiste seleccionado por la inteligencia americana, definitivamente que observaron en ti las cualidades de líder…

L.M.M.: — ¿Entonces?

 Jardinero: — Fuiste lo que para los negro americano es un Tío Tom o para los indios un Tonto alcahuete del llanero. A pesar de tus cualidades de líder también estudiaron otras cualidades de tu personalidad y encontraron tus debilidades que terminaron trabajando muy bien. Así que muy pronto te doblegaron, te compraron y como buenos comerciantes que son, el precio que pagaron fue prácticamente treinta monedas o un plato de lentejas. De líder una vez te tuvieron a sus pies lo que te quedó fue el dedo y el manejo impecable del lenguaje, Albizu te llamaba demagogo, se burlaba constantemente de ti, te vio como nadie en tu miseria de traidor. Bueno, el asunto es que al fin te presentaron al pueblo como líder que primero recogió de la muchedumbre su sueño de libertad, pan y tierra y le cambiaste el orden…

  L.M.M.: — Estás jugando con las palabras. Hice mi trabajo…

Jardinero: — Hiciste el trabajo encomendado, lo que el americano quería. Fuiste el medio que utilizó el americano para prolongar la colonia 61 años más. Te enseñaron a usar ese dedo que tanto mueves, como el que es capataz que sabe dirigir lo que el amo ordena.

L.M.M.: — Sigues siendo insolente, ni siquiera porque vas en tránsito…

Jardinero: — ¿Fuiste líder, caudillo u oportunista que pescó en río revuelto?

L.M.M.: — Ya la historia me juzgó.

Jardinero: — Todavía falta mucho por escribir, los que venzan al final son los que de verdad escriben la historia, hay pasajes que lo mitifican, pero…Estuviste dieciséis años viviendo en la capital de la metrópolis, hijo de un comisionado residente muy prestigioso, no regresas a Puerto Rico tras su muerte, te quedas en la capital americana diez años más y siendo hijo de quien eras, con el potencial que tenías…¿No te hacían esos pequeños detalles el elemento indispensable de un plan para el futuro de la colonia? ¿No te contactaron temprano para que les sirviera?  ¿No tenían ellos ya el libreto escrito y faltaba que se lo interpretaras a gusto de ellos y conveniencia tuya? Nadie dice que eso tuvo que ser así, pero no está nada mal diseñado para la inteligencia de una potencia como lo era ya Estados Unidos con experiencia de conquistas en el oeste y sur de su territorio nacional.

 L.M.M.: — ¿Vaya con la imaginación tuya como se ha activado en el limbo? ¿No me vas a dar el crédito que me merezco? Que amé la tierra de mi padre, que abogué por la libertad y la igualdad…

Jardinero: — ¿Imaginación? No es acaso la percepción, la clarividencia, la que aquí se agudiza? En fin, que le utilizaron a sabiendas o no de usted quien muy ducho en ambos idiomas llegó a la Isla y deslumbró a la mayoría jíbara y analfabeta. De traductor e intérprete que trabajó en la capital estadounidense, en Puerto Rico era casi un dios ante el campesinado inocente de aquellos años. Ese mismo campesino cuya imagen utilizaste para acumular los votos, fue el mismo campesino que pronto extinguirías, no creías en él, no eras ni de lejos un campesino y menos del trópico, estabas enajenado de ese campesinado, eras todo un downtown boy de Washington DC, que regresabas a una isla que apenas conocías, no eras muy puertorriqueño cuando llegas en 1926, eras un americanito buscando raíces, quizás en una misión que sólo aquí en este limbo tendrás la oportunidad de confesar.

  L.M.M.: — Hay muchos los que he visto que han venido a confesarse, sé de tantos que pasaron por una cosa y fueron otra, pero yo fui yo, que zigzagueé, sí lo acepto y quizás colaboré más de la cuenta creyendo haber alcanzado una convicción. Todavía me duelen cosas que hice en nombre de la gente a costa de lucir muy mal ante mí mismo. (Llora)

 Jardinero: —  De inmediato te hiciste nacionalista, socialista, unionista, liberal…hasta que encontraste la rosa de los vientos…

  L.M.M.: — Todo cambió después de la guerra, hasta los mismos Estados Unidos se sorprendieron de la fortuna repentina que les representó la victoria y la polarización del mundo entre malos y buenos entre rusos y americanos y nosotros habíamos quedado de este lado… y definitivamente pieza clave por un tiempo para contrarrestar el comunismo que amenazó muy pronto con expandirse allende todas las fronteras. Fui leal, soplaron nuevos vientos…

Jardinero: —  Vientos muy fuertes que sin embargo no zarandearon a Pedro.

L.M.M.: — ¿A dónde me quieres llevar con esto?

Jardinero: —  ¿Qué pasó con la libertad, con la tierra después de tanto pan? Sacaste al jíbaro del monte y lo metiste en el caserío y a los otros los enviaste, no a la Florida, cuyo clima es más condescendiente, los enviaste a lo inhóspito del frío inhumano, a Nueva York para que contemplaran la libertad en estatua permanente.

L.M.M.: —  Ellos quisieron irse. Yo mismo soy producto de una migración y me beneficié de ese contacto cultural, el encuentro de dos civilizaciones…

Jardinero: —  Sí algo así dice el preámbulo de la Constitución…No puedes comparar una cosa con otra, tu larga estadía en el norte no fue por necesidad económica, fue parte del trabajo de tu padre y te beneficiaste de ello. Tu familia ya era culta y en buena medida acomodada, sin embargo los que se fueron a Nueva York para limpiarte la Isla fueron los más pobres que llegarían para trabajar en los empleos peor pagados.

L.M.M.: — Y de ahí surgieron grandes figuras que nos han representado…

 Jardinero: —  Esos fueron los excepcionales que donde quiera florecen, pero la masa, esa masa pobre e ignorante, rechazada y discriminada degeneró en un híbrido que no encontró ya patria e identidad hasta que se afirmó aún por encima del Isleño. Se fueron con un sueño, con el Viejo San Juan de Noel Estrada y nunca volvieron al terruño que dejaron porque te empeñaste en transformarlo.

LM.M.: — Traje el progreso, las carreteras, la electricidad y el agua para todos, las urbanizaciones, las fábricas…Todo tenía que cambiar…

Jardinero: —  ¡Vaya que todo cambió…y a qué costo! ¿De dónde tú crees que salió el dinero? ¿Tú crees que fue de gratis sin pagar contribuciones federales? ¿Nunca entendiste el esquema colonial bajo la nueva fachada?

L.M.M.: —  ¡Dejamos de ser colonia! Creamos una política de incentivos contributivos junto a una mano de obra barata que atrajo múltiples empresas…

Jardinero: —  ¿En serio? ¡Somos más colonia que nunca! Esa constitución fue un juguete y si sirvió en algo fue al colonizador que se aseguró que la inversión que ellos hicieran en bonos para el financiamiento del mismo gobierno… ¿ves cómo gira todo?...estarían garantizados constitucionalmente exentos de los tres impuestos posibles para representar ganancia neta al inversionista que vive del interés financiero…Todo un esquema para asegurarle al dueño del norte que el dinero que se produce en la finca colonial diezme primeramente a favor de ellos. ¿Para qué iban a querer imponer contribuciones federales? Supo siempre el americano mucho más que eso...y en esa misma finca cautiva vender toda la mercadería buena o mala que ellos produjeran.

L.M.M.: —  ¡Eres un perfecto ignorante! ¿Qué sabes tú de economía y finanzas? ¿Qué sabes de garantías constitucionales, qué sabes de mercado?

Jardinero: —  Quizás no mucho, pero cierta lógica me dice que las leyes y la Constitución sobre todo como ley principal deben estar redactadas en beneficio público por lo que garantizar constitucionalmente el prepago a unos inversionistas, para nada protege al pueblo, excepto para desangrarlos a perpetuidad; se me parece un poco esa cláusula constitucional a la ley de la mordaza que prepararon a la medida del discurso de don Pedro.

L.M.M: — ¡Canalla!

 Jardinero: —  ¿El colonizador? ¿Yo? Adivine en cuanto la generación actual después de sesenta y ún años quedó embrollada por las anteriores y a su vez las futuras por la actual?

L.M.M.: —  No sé, dime tú.

Jardinero: —  Setenta y un billón o sea, setenta y un mil millones de dólares que hay que pagar sobre todo porque la Constitución le garantizó al colonizador que su inversionista no correría riesgo alguno y menos aún pagaría contribuciones… ¿Verdad que eso es coloniaje bien fino? ¡Fue genial del colonizador, excepto que no previó la gula y la corrupción del político puertorriqueño huérfano de la dignidad y de tantas cosas intangibles, que usted mató en la política con la persecución y el encarcelamiento de los más soñadores, los dispuestos a todo por fe, por convicción y por verdadero amor patrio, don Luis!

Voz de Albizu: —  …Han levantado allí el Caribe Hilton. ¿Con qué se ha levantado eso? Con los cinco centavos de cada madre de Puerto Rico…Con los cinco centavos que tenía la madre para la gota de leche de su hijo, juntados chavo a chavo. Los grandes mogules del Partido Democrático, le regalan a Hilton, una empresa multimillonaria, un hotel de ocho millones de dólares. Aquí un gran hombre, don Félix Benítez Rexach, dice que él puede construir ese hotel por tres millones. Aquí hay cinco millones de pesos en el espacio, en alguna parte. Nosotros que conocemos estos leones de Ponce que están aquí, que los conocemos de nación, de nacimiento. Los vimos nacer y crecer, reunidos allá con otros leones de igual categoría en San Juan, pues sabemos más o menos donde están los cinco millones…Muñoz Marín ha pedido que le suban la asignación de Fortaleza…

…Los jueces tienen sueldos de $15,000.00 al año, no pueden vivir con $5,000.00, vaya patriotas. Esos caballeros no merecen ningún respeto…

L.M.M.: —  Te dije que lo que se hizo fue serenar al pueblo. Operación Serenidad… La violencia política no tenía razón, Albizu en el cuarenta y ocho, seguía frenético hablando como si todavía la pobreza y la explotación fueran las del treinta y ocho. Todo cambió materialmente, yo no lo callé, su discurso perdió vigencia ante el progreso inevitable. (Reflexionando) ¡Setenta mil millones de dólares! (En negación) Algo han hecho mal los políticos para que esa deuda se haya trepado tanto… ¿pero qué está haciendo el gobierno para resolver la situación?

Voz de Albizu: — “…Los Estados Unidos no confían ya ni en la detective de Puerto Rico. Todos los detectives de Puerto Rico, han descubierto que han traído detectives yanquis rubios de ojos azules para vigilarlos a ellos, para vigilar al coronel Roig, a Muñoz Marín, a Ramos Antonini, para vigilar nada menos que al Sr. Procurador General Géigel Polanco, a los jueces a los fiscales…

…El amo nunca confía en sus esclavos. Confía en un enemigo libre. Pero un esclavo que da su consentimiento, no vale nada…

Jardinero: —  Lo que usted hizo, someterse y seguir instrucciones. En la medida que no somos un país soberano, el Banco Mundial no tiene injerencia, la Isla no tiene derecho a subsidio, no puede irse a quiebra por no ser estado, así que Washington está tomando el control como lo tuvo abiertamente hasta el día 24 de julio de 1952, antes de su grandiosa inauguración. ¿Recuerda? Les urge proteger a los colmillús del norte que han invertido tanto…

L.M.M.: —  No, no fue así, yo elevé la bandera a la altura de la americana…yo me impuse cuando ellos querían que flotara cinco pulgadas por debajo como en los estados, la icé a la misma altura.

Voz de Albizu: — “En esta patria tenía que flotar sola porque es la bandera de Puerto Rico; se les dijo que la bandera, era el sudario de los próceres de la patria. De Diego, Muñoz Rivera, tienen sus cenizas envueltas en esa bandera. Yo desearía que su hijo no profanara el respeto que merece el sudario de su padre. Esa es la bandera de Rosado, de Antongiorgi…

Jardinero: —  ¡Lo felicito! Toda una demostración cojonuda…y lo peor es que sus herederos políticos tan señoritos, por razón de genética y alimentación se les han reducido aún más las gónadas. La población está estrogenizada.

LM.M.: — Qué expresión machista a estas alturas y en el limbo que para nada nos sirve.

Jardinero: — No es machista, si quiere incluyo las mujeres que tuvieron los ovarios bien puestos me basta mencionar a Lolita; la primera mitad del siglo veinte produjo muchos cojones y ovarios, desafortunadamente usted no está en ese grupo, usted no hace la liga de los cojones. Hay que ser un Betances, un Valero, un Marín, un José Celso Barbosa, un Pedro Albizu Campos, un Ernesto Ramos Antonini, esos últimos son los tres Reyes Magos de la política puertorriqueña, un Filiberto Ojeda, un Oscar Collazo, un Irvin Flores, un Rafael Cancel Miranda, un Carlos López, una Isabelita Rosado, Carlos Romero Barceló…

Voz de Albizu: — “… Le aconsejamos a Muñoz Marín ante su postura ante el doctor Pons que ha propuesto la castración para los puertorriqueños, que no se deje meter el cuchillo, que en algo se sienta hombre, por lo menos haga un gesto de hombría. Por lo menos se ha sentido hombre. Hace tiempo que no se sabe si es macho o hembra. Al repudiar la castración de los hombres para defensa propia de él, es un gesto de hombría y yo lo felicito, que siga por ahí que por ahí va bien…”

L.M.M.: — ¿Qué? ¡Carlos Romero Barceló!

Jardinero: — Hay cojones y hay cojones, pero usted se quedó corto como si lo hubieran castrado.

L.M.M.: (Señalando enérgicamente al jardinero quien comienza a esfumarse mientras doña Inés va reapareciendo como en la escena inicial del acto I)  — ¡Negro sucio, hijoeputa!

Jardinero: —  ¡Pero con cojones!

L.M.M.: —  ¿Qué sabes tú?

Jardinero: — Su índice larguísimo lo delata…

L.M.M.: —  ¿Delata qué?

Jardinero: — Tu falta de cojones para decirle no al americano. Unos científicos japoneses han descubierto recientemente el vínculo entre la falta de testosterona (cojones) y el tamaño del índice más largo que el anular. Índice corto denota un huevón, mientras que un índice largo como el tuyo denota todo lo contrario. Tienes dedo largo de capataz, que el americano te torció y te enseñó a usar, pero no de líder con cojones, te faltaron huevos. La historia te juzgará, esto es sólo una obra, ahí afuera hay un público pendiente, te están mirando despertar Luis, judas, traidor…

(Mientras, va bajando el telón se escucha a L.M.M. conversar con Da. Inés que lo lleva a la cama entre tambaleo y somnolencia)

L.M.M.: —  Él dice que hay un público que nos está observando, que esto es una obra...

Da. Inés: — Acuéstate, ya casi amanece. Eso es.

L.M.M.: — ¿Tú crees que los tengo grandes?

Da. Inés: — ¿Qué cosa?

L.M.M.: — ¡Los cojones!

Da. Inés.: — ¿A quién le importa?

L.M.M.: — A la historia; van a hablar, a escribir, a representar…

Da. Inés: — Descansa. Es corta la noche.

L.M.M.: — ¿La Eternidad?

Fin






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