Emburujador
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La noche que pasó
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Augusto Poderes Copyright
© 2013
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[oJones
Por: Augusto Poderes
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Obra en Cuatro Actos
Personajes:
•
Gobernador (L.M.M.)
•
Primera Dama
•
Servicio
•
Jardinero
Presente, pasado y futuro
•
Auxiliar 1
•
Auxiliar 2
•
Auxiliar 3
•
Auxiliar 4
•
Auxiliar 5
•
Auxiliar 6
•
Emisario
Americano I
•
Emisario
Americano II
•
Pedro Albizu
Campos
I
Se levanta el telón, aparecen simultáneamente dos escenas en dos tiempos
diferentes; a la izquierda un anciano solitario (Jardinero Viejo) en noche vieja 2013 y quien
escucha la versión temprana (antes de media noche) del Brindis del Bohemio; de
lejos sonidos de reggaetón, explosiones, disparos disfrazados por dicho género
de música urbana. La escena es tan pasajera como el inicio de movimientos
a la derecha; es la noche de 25 de Julio de 1952, para todos los efectos es el
tiempo en que transcurre la obra como un presente. Don Luis Muñoz Marín, quien
es el primer gobernador electo por el pueblo de Puerto Rico, tras cuatro siglos
y medio de coloniaje, ya en el séptimo mes de su segundo término como
gobernador, ha inaugurado oficialmente a la sazón de grandiosas fiestas,
la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
Don Luis aparece sentado en una silla de espaldar alto, prácticamente como lo pintaría ya de anciano el maestro Rodón. Al lado, una mesita con una botella de whiskey y un vaso. Detrás, de don Luis, se encuentra un reloj antiguo detenido en una hora inexacta y al fondo las puertas que dan a otras habitaciones. La habitación está en penumbras; el alcohol o aroma del whiskey impregna toda la atmósfera del teatro.
Don Luis aparece sentado en una silla de espaldar alto, prácticamente como lo pintaría ya de anciano el maestro Rodón. Al lado, una mesita con una botella de whiskey y un vaso. Detrás, de don Luis, se encuentra un reloj antiguo detenido en una hora inexacta y al fondo las puertas que dan a otras habitaciones. La habitación está en penumbras; el alcohol o aroma del whiskey impregna toda la atmósfera del teatro.
Entra doña
Inés, mujer de unos treinta y tantos años. Se acerca refunfuñando desde la
parte posteriorde la sala que guarda otras habitaciones. El fondo musical que
acompaña al gobernador es La Borinqueña en su modalidad de danza repitiéndose
una y otra vez el mismo segmento (Don Luis a propósito levanta la aguja cada
vez que llega al jardín florido a que alude lo que será la nueva letra que no
se canta).
***
Da. Inés: — Ya
se fueron todos hace más de una hora, fue un día de fiesta como ninguno y tú,
todavía no terminas de beber.
L.M.M.: (Quien señala con
su extremadamente largo dedo índice hacia la izquierda). —Todavía, Inés,
todavía.
Da. Inés: — ¿No estarás
esperando que ese dichoso reloj toque la media noche como señal de que se acabó
el día de fiesta? ¡Estuviste grandioso! Izaste la mono estrellada a la misma
altura de la bandera Americana. Es un gran logro y tu discurso, pasará a la
historia, será eco en la eternidad. Vamos, ven a la cama, tienes que descansar.
L.M.M.:
(Transformado con aire de frescura en su voz y aspecto) —He mandado a
buscar al jardinero para hablarle de algo que me urge empiece mañana, aún desde
antes de que me haya levantado, mejor dicho, de que nos hayamos levantado.
Da. Inés: —Ya te pasaste
por mucho en el alcohol. Has hecho historia, has marcado el curso del tiempo en
esta isla, el antes y el después y lo que se te ocurre a esta hora, para cerrar
un día glorioso, después de haber celebrado y bebido tanto; ¿es hablar con el
jardinero de Fortaleza?
L.M.M.: —
Estuve inmenso, conforme a la muchedumbre.
Da. Inés: —
¿Quieres más? Eres un dios para ellos.
L.M.M.: — Lo
sé. Precisamente, aunque ello me seduce, no me gusta en el fondo.
Da. Inés: —Y…
¿No es al revés? En el fondo te gusta y quieres resistir a esa dulce tentación.
L.M.M.: —
¡Mujer! ¡Tú me conoces!
Da. Inés:
— Porque te conozco, yo mejor que nadie se de tu debilidad, de ese ego bien
disimulado de no ser protagonista en medio del protagonismo mismo, señalando
tus protagonistas, tus ejecutores, señalas aquí, señalas allá, a este, a aquel
o a aquella. Tu ego no se insuflaría más si no tuvieras ese don divino de
señalar y de cada señalamiento brotar un genio incondicional a tu servicio pero
un genio al fin en lo que le corresponde brillando para ti, no lo puedes
evitar. Te encanta jugar a ser ese dios que perpetuamente tiene su índice
dispuesto a señalar y ordenar, buscas siempre un Adán, una Eva para tus
propósitos y eso es lo que te llena más que nada. ¡Cómo te hubiera encantado
haber usado ese índice para nombrar a Don Pedro…!
L.M.M.: — ¡No te
atrevas mencionar ese nombre! Ibas bien, esas imágenes que recreaste, te admiro
y sabes que te adoro por tu capacidad evocativa… discúlpame, pero ya sabes que
los nacionalistas…eh, te concedo algo…y para no ser absoluto ni intransigente,
quizás te puedo estipular que sí, que he jugado a veces no a un dios, pero sí a
un semidiós.
Da.
Inés: —Bueno, eso de
semidiós ha de ser por problemas irresueltos con la figura paterna. Luis Muñoz
Rivera, el prócer, tu padre, resuena todavía en la memoria patria y hasta ese
que tú no quieres que mencione, antítesis de tu protagonismo, se expresa en sus
discursos muy bien de su figura aunque de ti se burle.
L.M.M.: —No
sabía que mi mujer hacía de psicóloga. ¡Vaya sorpresas que nos da la vida!
Servicio: (Interrumpiendo) —Honorable, Don Luis, con permiso, acaba de llegar el jardinero. Ha pasado
todos los registros de rigor. Está claro.
L.M.M.: —Dígale
que pase. Déjame a solas con él, Inés.
(Doña Inés y el mayordomo salen para dar paso al jardinero. Este entra
haciendo uso de la puerta de fondo a la derecha, su entrada marca mayor
iluminación del salón.
Jardinero: (Tímidamente) —Buenas noches, don Luis, honorable.
L.M.M.:
(Secamente) —Buenas
noches.
Jardinero: —
Usted dirá, don Luis, en qué puedo servirle a estas horas de la noche.
L.M.M.: —Date
uno conmigo, por favor.
Jardinero: —Gracias,
don Luis. Es un honor y un privilegio para mí este convite.
L.M.M.:
—A tu salud.
Jardinero:
—Salud. (Mueca de asco)
L.M.M: — ¿Nunca habías probado el whiskey?
Te mandé a llamar a esta hora pues quisiera que después de hoy, a partir de
mañana al salir el sol, (señalando hacia el frente y sin convicción) este
jardín luzca totalmente cambiado, constantemente florido, que represente un
vergel primoroso emblemático de una nueva era. Quiero que el jardín sea símbolo
de lo que ha ocurrido hoy. ¿Qué me dices?
Jardinero: —
¿Un jardín florido? (sonríe) Pues no sé don Luis,
esto ha sido de imprevisto. Es de noche, está obscuro… ¿Cómo puedo hacer para
cambiar todo, antes de que salga el sol? Las plantas no se siembran y florecen
de instantáneo…
L.M.M.:
—Realmente, no lo sé, pero siendo tú el jardinero y hombre de confianza para
estos menesteres, sé que te las ingeniarás. Tu creatividad, entusiasmo y
liderazgo no es un secreto en esta administración. Tienes las mejores
referencias, eres emprendedor y los mejores arquitectos paisajistas para los
que trabajaste en el Hilton, te recomiendan con altos honores. Vamos a hacer lo
siguiente: Es verano, el sol sale temprano, la gente estará con la resaca, así
que para efectos de lo que quiero daré al sol por salido en vez de las 5:30
a.m. a las 8:00 a.m. Mañana el sol saldrá a las ocho de la mañana, con ello
ganarás tiempo y si terminas más temprano, mejor.
(El jardinero
se queda mirándole en cierto estado de estupefacción).
L.M.M.: —
Piensas que estoy loco o borracho. ¿Verdad?
Jardinero: —
¡Dios me libre! Jamás don Luis, usted es un hombre sabio y sabrá mejor que
nadie la razón del arreglo y cambio tan repentino de este jardín. Si usted
ordena que la salida del sol sea más tarde me imagino que así se tendrá por
realizado también.
L.M.M.:
(Susurrándole) — ¿Te habrán dicho que no soy muy religioso, que los obispos
están encontrados conmigo?
Jardinero: —
Respeto las posturas y credos de cada cual y la vida íntima es asunto que
nadie debe inmiscuirse, ni siquiera la Iglesia. En cuanto al trabajo que me
encomienda, pues necesitaré mis peones, plantas, materiales… ¡Sobre todo, Buena
iluminación, don Luis, buena iluminación sobre todo!
L.M.M.: —Ya he
mandado a llamar a todos tus peones, digo, a todos tus obreros. Esa palabra de
peones quiero que caiga en desuso. Hay que darle un rango digno a toda nuestra
fuerza trabajadora. De hoy en adelante, cuando te refieras a ellos, hablarás de
obreros, de trabajadores…Se han de reportar a ti a las dos de la mañana.
También he solicitado la asistencia de la alcaldesa, doña Fela, para que me preste empleados de
la capital. Por otra parte, pues ya sé que estarás pensando en algo que ya he
anticipado… (Pensativo detiene su hablar a la vez que deja de mover su índice
ante lo cual el jardinero le interrumpe).
Jardinero: —
¿Qué, don Luis?
L.M.M.: —Las
flores. Ya me encargué de eso y en lo que el nuevo jardín florece, comenzaremos
luciendo las flores frescas que se utilizaron a través de todo Puerto Rico para
la inauguración del Estado Libre Asociado.
Jardinero:
(Entonado con la bebida).
— ¡Que
brillante idea!
Baja el Telón
II
De fondo, de
izquierda a derecha aparece el jardín bajo la mayor iluminación artificial
posible que podía proveerse para un trabajo al exterior durante la noche. Hay
“focas” y diferentes tipos de linternas y reflectores. Los peones u obreros
(que son seis) están en plena actividad de remoción de tierra y plantas,
trasplante y sembrado, mientras se escucha el sonido del agua de la fuente,
algunos coquíes. El reloj que antes quedaba de frente ahora está de reverso al
igual que don Luis, quien contempla con vaso de whiskey en mano la labor del
jardinero y sus seis obreros. El jardinero, cuya silueta por su alta estatura
se destaca entre los trabajadores que supervisa, en acto de ubicuidad, hace su
entrada al salón del gobernador desde la puerta de fondo que antes quedaba a la
derecha y ahora a la izquierda por estar invertido el escenario. Mientras
camina hacia L.M.M., hace un guiño de complicidad al público, sorprendiendo al
gobernador que está de espaldas siempre supervisando el trabajo de jardinería y
quien de momento pierde el temple acostumbrado al contacto de la mano del
jardinero sobre el lado izquierdo del vientre de L.M.M.
Jardinero: (De
manera sarcástica e irónica con exagerada confianza e irrespetuosidad a la vez
que le mantiene la mano echada al costado de la barriga y rompiendo en sílabas
el nombre de L.M.M.)
—Don Luis Mu
ñoz Ma rín.
L.M.M.: (En
sobresalto y enojo)
—Pero… ¿Qué
haces aquí? (Con extrañeza intercambiando la mirada entre “ambos jardineros”)
¡Tremendo susto que me has dado!
Jardinero: —
Vine para ayudarlo a observar el jardín florido de mágico primor. (Ríe con
descaro) Para ayudarlo en sus reflexiones jardinezcas, ante usted me he
desdoblado.
L.M.M.:
(Mientras frenéticamente alterna la mirada para constatar).
— ¿De qué
hablas? ¿No deberías estar ahí? …Tra…bajando con tus hombres… (Rostro de
incredulidad, asombro, temor).
Jardinero: —
Efectivamente, ahí estoy. Soy ese. (Señala). El joven trigueño, como nos
dicen ustedes en su eufemismo, el de color, el negro como me defino yo, el
alto, con trasunto de su amigo…porque usted es su amigo… ¿Verdad? ¿Don Ernesto
Ramos Antonini?
L.M.M.
(Internamente en realidad alterna)
–Eres
uno de ellos? Sacando revólver y dispuesto a llamar a los policías le dispara
al centro del pecho)
No,
esa no es alternativa, provocaría un escándalo. Ya seguridad dijo que estaba
claro.
Y
si no es un nacionalista, que de verdad no me parece, qué rayos está pasando.
¿Será seguro seguirle la máquina?
L.M.M.
(Sacudiendo su testa y rostro.)
—Mire,
jardinero, aunque de momento no sé si llamarle ilusionista, mago, malabarista
o…
Jardinero:
(interrumpiéndole con descaro)
—Me gusta mi
título de jardinero; lo de malabarista se lo dejo a usted por su capacidad de
jugar con las palabras tanto en español como en inglés.
L.M.M: — ¿Qué
sabe usted? Digo, sin menospreciar su oficio, pero hasta donde tengo
conocimiento usted de lo que sabe si le glorifico, es de horticultura, en
palabras simples, de tierra y cultivo de plantas de jardinería… de tierra y
estiércol si le quisiera degradar...
Jardinero: —
¡Ah! Y usted se ha creído que es experto en política y leyes, cuando ni abogado
siquiera es; y hasta donde tengo conocimiento, carece de título formal alguno,
casi se graduó de Georgetown. Es un poeta trasnochado en sin número de bohemias
de la dolce vita Washingtoniana donde le llevó su padre a vivir y nunca supo
usted qué era ser puertorriqueño más allá de la distinción que los americanos
hacían de usted. Junto con ellos, pero no revuelto... ¿O sí? A la
larga, algo, quizás una cultura y raíces que no pudo sepultar le hicieron
regresar, romper su matrimonio con su primera esposa, la americana y terminar
conquistando a una puertorriqueña para que fuera de su segunda, la primera
dama… y en cuanto a lo de estiércol... usted que se ha estado trasplantando y
replantenado conocerá mejor que yo de los respectivos abonos...
L.M.M.: —
¡Definitivamente, eres un insolente! ¡No sé por qué no te he pegado un tiro o
hecho que te arresten ya! ¡Eres un nacionalista infiltrado!
Jardinero:
(Tomando absurdamente el control de la situación ante el rostro y gestos de
extrema incredulidad de L.M.M.)
—No fue esa la
pregunta; si soy o no insolente, si me pega un tiro, me arresta o si soy un
nacionalista… Todo eso, está por verse. Estábamos hablando, aunque soy
jardinero, de un desdoblamiento que a propósito lo tiene en shock y quizás para
que seamos breves, el tema mismo contestará varias de sus interrogantes; así
que mientras me encuentro aquí hablando contigo, Luisito y observando lo que ha
de ser (con burla) el jardín florido donde también me ubico con mis peones, oh
perdón, obreros. (Don Luis luce distraído) Pero eso
no es nada, pues se trata como ya te dije, Muñoz, de un mero desdoblamiento
espacial. Falta mi querido, Don Luis Muñoz Marín, gobernador electo de esta
colonia, digo, ja, del ESTADO LIBRE ASOCIADO, que le explique de qué se trata
un desdoblamiento temporal-dimensional en el cual vamos a hablar en este
presente, para usted glorioso de 1952, sobre un pasado que ya usted conoce, que
ya “vivió” (utiliza los dedos para marcar las comillas en el aire) y es
cuestión de reseñarle algo del futuro que está usted por “vivir” y el otro que
no llegará a ver…
L.M.M.: —
¡Definitivamente que está el loco botao!
Jardinero:
(Ignorando el comentario) —O… es cuestión de dar acuse de la existencia de unos
hechos y un futuro que a partir de hoy se ha de desencadenar para un inevitable
retorno a…ayer, o sea, a lo que hemos sido sin disimulo hasta el día 24 de
Julio de este año tuyo de 1952, la colonia al pelao.
L.M.M.: —Tengo
fama de ser buen bebedor, el gran bohemio que nunca se emborracha, ya no me
marihuaneo, ni uso otras cosas que antes usaba... No sé qué rayos, qué patraña es esta, o qué
se trae, mi querido jardinero con este juego, pero a propósito, es cierto, se
me parece usted tanto a don Ernesto Ramos Antonini y para contestarle su
pregunta y que conste, sí, él es mi amigo.
Jardinero: — La
pregunta fue si usted es su amigo, él, lo sabemos, es amigo de todos es todo un
bonachón mas usted…
L.M.M.: —Lo
digo, lo afirmo y lo reafirmo. (No pudo evitar el tono y ademán del borracho a
la vez que su eterno índice lo mueve graciosamente acompañado su afirmación).
Somos amigos.
Jardinero:
—Pues bien, si él, que es su amigo; ¿por qué no le ha dado la oportunidad que a
otros de alcanzar puestos y metas mayores a la de la legislatura? Por ejemplo,
¿por qué no se le consideraría para un puesto en el tribunal Supremo, la
Secretaría de Justicia o hasta para ser un posible candidato a la gobernación
cuando ya usted no aspire? ¿Por qué a la larga no lo protege de la jauría
que lo acecha en su propio partido? ¿Por qué no se le ha tratado a él tan
igual…como se trata por ejemplo a Roberto Sánchez?
L.M.M.: —– ¡Él
está donde quiere!
Jardinero: —
Como yo.
L.M.M.: — ¡Pues
claro!
Jardinero: — (Blandiendo
el índice al aire a lo L.M.M.) ¡Fíjese que no! Yo estoy aquí en un
desdoblamiento, como ya antes le indiqué; un desdoblamiento dimensional de
tiempo y espacio y mientras usted cree que yo he decidido estar aquí, ha
dispuesto su señoría por mí esta noche, para yo, estar ahí. (Señala nuevamente
con el índice hacia el jardín) Y… ¿sabe por qué no me quedó remedio que estar
ahí, esta noche cuando ya todos descansan del día de fiesta?
L.M.M.: — No.
Dímelo.
Jardinero: —
Porque es más fácil ser arbitrario con el más pobre, el más desventajado y si
este resulta ser negro y pelao con necesidades que suplir y deberes que le
obligan, pues mejor aún para el que tiene el poder.
L.M.M.: —
Bueno, parece que has traído como ejemplo al negro equivocado…Ernesto Ramos
Antonini es un prestigioso abogado, excelente político, excelso pianista, intelectual…
para probar tu teoría, ya la derrotaste antes de comenzar. Él es negro y mira
lo lejos que ha llegado. Él es uno de los hombres con mayor poder e influencia
en mi administración. Definitivamente que eres un negro acomplejado. Esa es la
diferencia entre tú y él y por eso eres el jardinero que no tuvo otro remedio
sino venir esta noche a trabajar, a menos que...
Jardinero: —
Todo lo contrario. Perdone usted que en esto le lleve ventaja pues ya he visto
el futuro. Definitivamente, el Lcdo. Ramos Antonini es un ser excepcional, pero
dígame: ¿Cuántos de esos blancos en la legislatura tuvieron que como él hacer
grandes sacrificios, vender carbón y pasar hambres para poder darle logro a su
talento innato, a los sueños que no abandonó?
L.M.M.: — No sé
si quieres vamos y les preguntamos… ¿o es que los negros son los únicos que
vienen de la pobreza?
Jardinero: —
Por supuesto que no, pero no cargan el estigma que dejó la esclavitud contra
toda una descendencia y su raza ni la desventaja de nacer sin hacienda o nombre
que heredar para abrir más cómodamente el camino…Ponga siempre en igual de
condiciones a un blanco y a un negro en Puerto Rico para que vea como la
“casualidad” permite que el blanco siempre llegue más lejos, abra más puertas,
logre más y mejores posiciones, sea visto como el lindo o la linda para que el
sufragio le favorezca. Los negros no hemos tenido otra cosa que heredar
distinto a ustedes, que la miseria que nos dejó la esclavitud y el estigma. No
me diga que eso es cuestión del pasado, apenas han transcurrido setenta y nueve
años y todavía viven entre nosotros hombres y mujeres que nacieron con cadenas.
Su clase y los de su raza no abolieron la condición de esclavos, seguimos los
negros siendo esclavos, nos quitaron la dignidad de llamarnos como lo que
éramos tratados, entonces fue peor…Por un negro que se cuela en una institución
siempre habrá miles que no han de lograr oportunidad alguna excepto de ser
limpiabotas y si tiene suerte algún día puede que logre ser jardinero en
Fortaleza como aparentemente la he tenido yo para que a gusto y gana de usted
pierda toda la noche porque al salir el sol usted quiere ya, su jardín florido.
L.M.M.: —
Volvemos a lo mismo y qué raro que aquí quien se valga del malabarismo verbal,
sea usted, hablando hasta de conceptos extraños de la ciencia, de la
sociología, de todo….cuando precisamente me acusa a mí de ser el malabarista.
¡Suena usted mucho más que un mero jardinero!
Jardinero: — Mi
querido don Luis, usted incita y activa la actividad neuronal aunque sea a
distancia de tiempo, espacio y dimensión. (Con arrogancia y pedantería
exagerada) Es por ello que mi nivel verbal creativo se pone a tono con el suyo
o le atropella si de momento las frecuencias no coinciden por razones obvias, a
favor mío por supuesto. Le concedo, que definitivamente, es usted muy
inteligente, más aún cuando mi apreciación es desde una imagen infinitamente
amplia a la que usted en su mortalidad precaria ha podido alcanzar. Me ubico
para hablarle desde el 31 de diciembre del año de 2013, por lo cual ejerzo la
mayor consideración y compasión posible hacia usted y... desde allá no soy el
mero jardinero que usted esta noche llamó.
L.M.M.: (Destapando otra botella de whiskey) —Esta noche, he
descubierto, que es usted mi querido jardinero, el más genial filósofo que
hasta hoy haya podido conocer o quizás el pícaro más descarado en toda la Isla.
Me impresiona grandemente y más aún cuando se ha permitido unos avances que ni
siquiera mis más cercanos colaboradores osan permitirse.
Jardinero: — No
he de darle las gracias ni por una cosa o la otra pues lo podría confundir aún
más. No soy filósofo ni genio, pero la existencia me ha enseñado que aquellos
que por lo regularmente se alzan como tales entre la muchedumbre son tan
comunes y ordinarios como los demás excepto que han tenido por razón de
accidentes, del azar o alguna disciplina, la oportunidad de observar desde una
perspectiva superior desde la cual en lugar de ver un cuadro o recuadro
limitado, logran ver el cuadro en su totalidad o al menos en las dimensiones
amplias que nos negamos nosotros comúnmente a observarlas. Le reconozco, que en
efecto, tuvo usted la oportunidad de ver un cuadro más amplio que la mayoría,
pero no alcanzó a verlo como lo hicieron otros que tildaron de locos. Este
momento, acá entre usted y yo, marca el encuentro de dos visionarios de ese
cuadro más amplio, aunque estoy en obvia ventaja, vuelvo y le reconozco para
celebrar este encuentro que usted definitivamente vio el cuadro mayor que
otros no vieron…(Ante gesto de complacencia de L.M.M.) …pero no se vaya a
regocijar tanto o enorgullecer de lo que pudo ser otra historia, otro futuro
alterno que por su proceder ante esa realidad atisbada, le negó por otras
conveniencias al pueblo de Puerto Rico. En este momento, celebrando nuestro
encuentro, procedo y me circunscribo a mi deber moral en esta noche que ya es
madrugada obscura y en la cual he sido llamado por usted mismo para hacer algo
tan particular que marcará mi vida por siempre y es por lo cual, en atención a
ese pobre jardinero soñador que soy (señalando hacia el jardín) desde lo que
conocemos o entendemos como futuro, he transitado en retrospectiva desde mi
última noche vieja, para apercibirle de lo que todo esto (su Estado Libre
Asociado) significa y deja de significar.
L.M.M.:
(Aturdido) — Eres un hablador muy presumido…pero vamos, apliquemos un poco de
lógica y que conste, que de los dos, el que más ha empinado la botella o
doblado el codo, como dicen, he sido yo. Para desenmascarar tu ilusión y el
truco del desdoblamiento ese, aunque debí comenzar por ahí; haré una pequeña
observación: Yo, Luis Muñoz Marín, gobernador electo del Nuevo Estado Libre
Asociado, estoy presenciando desde la comodidad de este salón ese jardín de la
Fortaleza siendo renovado por un grupo de trabajadores que a su vez en medio de
ellos alega usted supervisa, yo lo estoy viendo y definitivamente es el
jardinero que mandé a llamar esta noche. Ese jardinero allá afuera no se
percata del otro yo suyo desdoblado, hablando supuestamente aquí adentro
conmigo. Dicen que algunos santos tienen la capacidad de la ubicuidad, se
ha dicho de padre, Pío, pero usted…Bueno, pero como si eso no fuera
suficientemente absurdo para creerme esta alucinación, dice usted o reclama
venir o proyectarse del futuro, mas luce de la misma edad no mayor de 29 años
que también aparenta allá afuera. ¿Cierto?
Jardinero:
(Secamente y mirando su otro yo) — Cierto.
L.M.M.:
—Entonces; ¿cómo es posible verle a usted que dice venir o desdoblarse de su
futuro de 2013…(haciendo cálculo) …a esta fecha…desde una edad de…con esa
cara…¡Eres un bribón, un hermano gemelo en compinche con el jardinero para
jugarme esta broma! Casi me logras engañar…Tendrás mucho que explicarle a los
de int…(se corta).
Jardinero:
—Creo que lo he sobreestimado. Ha llegado a la conclusión más lógica en el
orden de lo ordinario. Sin embargo, tomando en cuenta que usted no es más que
un mero gobernador de una colonia, que resulta ser su propio país. ¡Se ha
prestado para ser gobernador colonial de la propia tierra que le vio nacer!
¿Tienes idea del papelón histórico que ello implica? Bueno, pero el
asunto es que como gobernador de colonia, no se puede esperar de usted mucho a
la hora de conceptos de la relatividad, la física cuántica, la sub atómica, los
universos paralelos… pero para ser simple con vuestro honor, le contestaré que
una conciencia madura que se ilumina por la misma razón de esa ciencia que está
por entenderse, no conoce el envejecimiento que afecta al mundo tridimensional
altamente entrópico.
L.M.M.: —Creo
entender… (Sin mucha convicción en la voz que engola aún más). Bueno en lo que
amanece y el jardín está listo o hasta que caiga rendido por el sueño, seguiré
el juego del gemelo que dice que viene del futuro, mientras su querido hermano,
está allá afuera en el sereno. Así que contéstame sin titubear: ¿Qué edad
tienes?
Jardinero;
—Noventa y dos cumplidos.
L.M.M.:
(Sorprendido por la rápida y certera respuesta, burlonamente)
— ¡Eres todo un
anciano!
Jardinero: —
Sí, hasta mi despedida de noche vieja de donde vengo y a mucha honra. No me
quejo de los servicios de salud que recibí y el progreso de la medicina. El
temor en el siglo XXI en esta Isla, no es tanto morir por causa natural o
calamidades que la pobreza siempre acarrea. El tipo de pobreza que nos está
matando es otro, la violencia desencadenada por la avaricia, el hedonismo, los
lujos no compara con la violencia que tuvimos en los treinta con los
nacionalistas que era una violencia reivindicatoria que a la larga se aplacó
por causas que usted mejor que nadie conoce.
L.M.M.:
(Pensativo, casi ido y casi inaudible, como hablando para sí) —Operación
serenidad. (Volviendo al tono anterior) Pero dime, ya que estamos en eso; ¿Qué
me dices de mi muerte, cómo fue?
Jardinero:
(Mecánicamente sin importar el cambio de tema) —Usted muere de viejo; envejece
prematuramente, como ya se le atisba; va a tener un gran entierro.
L.M.M.: (Como
un niño que pregunta si van para su cumpleaños) — ¿Vas a ir a mi entierro?
Jardinero: — No
pude o mejor dicho, hablando en este tiempo presente de usted, no podré ir,
pero lo veré por televisión; será transmitido en vivo y….
L.M.M.: —Y…?
Jardinero:
—Nada, son cosas de la tecnología que usted tendrá oportunidad de conocer.
L.M.M.: —Eso me
alienta un poco, un entierro como ese que tú relatas dice algo del que
entierran.
Jardinero: —O
del pueblo que entierra. A usted el pueblo que lo entierra…pero eso ya pasó.
L.M.M.: —Para
mí no, para mí está por pasar.
Jardinero: —Sí,
pero no es de su incumbencia y no es pertinente para nuestros efectos en este
preciso y particular instante.
L.M.M.: — ¡Ah y
me vas a contar tus memorias del futuro! ¿Es eso lo pertinente para
ti?
Jardinero: —Las
memorias del futuro, las de mi presente de anciano, lo que recién he
presenciado.
L.M.M.: (Con
amargura y desengaño) — ¿Entonces no me darás los anticipos a futuras
contiendas electorales, a nuevas hazañas políticas, a más logros, a lo que
quiera preguntarte?
Jardinero:
—Todo lo que le diga del futuro, equivaldrá al producto de su ilusión. Ese
futuro es como una fosa que usted ha cavado, como cavan afuera los obreros en
el jardín las zanjas para poner flores que simularán un verdadero jardín que ha
florecido de forma natural. Usted por cambio, ha creado o ha cooperado
para crear una ilusión. Usted es el jardinero del imperio poniendo flores donde
no las hay y ha querido ver en mí y hacer de mí, lo que usted a flor de piel no
se acepta pero en lo profundo ya lo carcome como polilla al pichi pen. Sí don
Luis, este jardín es una ilusión, su ELA es una ilusión y usted...
L.M.M.:
(Iracundo) — ¡Ilusión eres tú! (Mirando el vaso y para sí) Esto me lo ha producido tanto whiskey. No. Este jardín no es una
ilusión, más bien, es un motivo, (levantando el dedo índice, ojos en
arrebato de locura) es un sueño, es belleza y esperanza para quien visite los
predios de esta Fortaleza. Tú, eres la ilusión de un futuro que alegas ya
conocer. Pero vamos, voy a seguirte aún más la corriente dando rienda suelta a
la imaginación y a esta bohemia existencial, futurista y dimensional.
(Volviéndose sobrio) Explícame por qué esto es una ilusión mientras tú y tu
futuro no lo son.
Jardinero: —
Solamente a alguien con tanta habilidad en el lenguaje, en los ajustes
conceptuales y dominio de la retórica, el hombre genial que ha creado eso
imposible que llaman ELA bajo conceptos de juridicidad, podía yo plantearle el
futuro posible en dimensión de tiempo y espacio tan maleable como su ELA mismo.
(Pausa, pensativo) Su pregunta despierta la respuesta que instantáneamente se
hace en mí por razón de la conciencia a la cual advengo. Pues bien, acaba de
inquirir, precisamente lo que es el propósito de esta aparición mía, y por lo
visto es romper el esquema mental que el coloniaje ha calado en
usted...y a través de usted...
L.M.M.: —
¿Romper a mí qué? ¡Yo que estoy rompiendo con la colonia, creando una figura
descolonizadora única, autóctona, todo un modelo político! ¡A ti te voy yo a
romper la cara, sin vergüenza!
Jardinero
(Ignorándole) — Tan es así que ahora pretende usar este jardín de símbolo para
convencerse de un espejismo que le ha vendido al pueblo. La pobre doña Inés, a
quien usted conquistó en sus campañas, escogió el verdadero jardín de la
Fortaleza, el auténtico, su amor por la patria es genuino, pero usted la calla
y ella se refugia en el jardín verdadero, lejos de su demagogia. Usted quiere
superar eso y tener el propio ya que aquel ha sido adjudicado a ella; por
siempre será el jardín de doña Inés, el gobernador quiere el propio en este
patio interior, pero no hay alma, no hay corazón sino un esfuerzo de mera
apariencia para convencerse de que un artificio puede alcanzar existencia
verdadera. Esta ilusión es la que usted quiere creerse, este jardín de invento
que a pesar de lo que se haga o se deje de hacer esta noche o madrugada, no
dejará de ser el jardín feo de la Fortaleza colonial donde usted reside como
primer gobernador electo por el pueblo en la colonia de siempre.
L.M.M.: — Es
que suenas como un maldito nacionalista.. ¿Acaso eres o no un
nacionalista? ¿Un infiltrado de Albizu?
Jardinero:
— No se asuste don Luis, sé que ese fue el discurso de don Pedro y los
nacionalistas, pero es la verdad que ha de prevalecer a la larga cuando la
ilusión que usted hoy ha consagrado quede en total descrédito.
L.M.M.:
—Entonces… ¿por fin lograron la independencia? ¿En tu futuro, por fin
Puerto Rico es república?
Jardinero:
—Don Luis, si esa ha sido su esperanza, sepa usted, que no. Su colaboración con
los servicios de inteligencia de la metrópolis fue muy efectiva. Los
independentistas y nacionalistas fueron hasta la saciedad perseguidos,
neutralizados, fichados, encarpetados, encarcelados, estigmatizados y
desgraciadamente, muchos de ellos asesinados vilmente como el caso que para
conmemorar esta misma fecha un gobernador incondicional y anexionista declarará
héroes a los asesinos de dos jóvenes entrampados en el Cerro Maravilla. El 25
de julio de 1978, a eso de la una y cuarenta y cinco de la tarde el superintendente
de la policía para entonces, le pasará un papelito al gobernador (quien a
propósito habría de postergar su discurso) en el cual le avisarán que la misión
ha sido cumplida. Como tantas otras misiones contra la juventud de esos años.
Los matarán de diversas maneras, no sólo de la muerte física…La emisora del
pueblo de Puerto Rico transmitirá la proclamación pero se encargarán luego de
destruir la evidencia filmica. Hay testigos que escribirán sobre dichos hechos
porque la sangre de esos dos mártires así lo requerirá. Maravilla será otra
ilusión que otro gobernador como usted querrá disimular con flores que
irremediablemente han de secarse para dejar al descubierto, la sequía de su
alma. Si la esperanza, si ha guardado alguna, bajo la ilusión que hoy siembra
de un Puerto Rico libre, sepa que quedará hecha cenizas, derrotada. No hay
circunstancias perfectas para nada excepto la voluntad de tomar o no el rumbo
que se quiere don Luis. La ilusión que estará rindiendo fruto en mi futuro como
usted dice, gracias a su gran obra, será la anexión, integración
final a la nación del norte, la que será favorecida con un rechazo en las urnas
a este engendro suyo que con tanta rimbombancia ha bautizado para efectos del
español puertorriqueño como Estado Libre Asociado y para efectos del americano
un simple Commonwealth como titulan estados, provincias y colonias en el mundo
anglosajón. Esa es una de los mayores actos de charlatanería y engaño.
LM.M.: (De
ensimismado a reflexivo) —Dígame una
cosa: Los Estados Unidos; ¿cuál ha de ser la posición de ellos? ¿Estarán
de acuerdo con el reclamo estadista?
Jardinero:
(Entre dientes) — ¿Para qué usted cree
que lo utilizaron?
L.M.M.: — ¿Qué?
Jardinero: —
¿De verdad lo quiere saber? ¿Supo usted qué los americanos querían antes de
1952? Quizás le duela la respuesta. Parece que ya está convencido de que le
hablo desde el futuro.
L.M.M.: —Te
dije que te iba a seguir el juego, pero sí, por favor, dime.
Jardinero:
—Pues bien, hablando desde mi presente, tan transitorio como el de cualquiera,
le puedo decir que lo menos que le puede doler es que Estados Unidos, todavía
no expresa clara o directamente que definitivamente concederá la estadidad. Lo
que sí le ha de doler a usted don Luis, es que la nación para la cual usted
rindió un servicio único, ha tomado iniciativas serias, aceptando que el
estatus del ELA es el problema que no quiere cargar ya y ha ido nombrando
funcionarios de diferentes agencias para retomar directamente el poder, control
y supervisión de las materias críticas en la colonia. Como si fuera poco, está
buscando alternativas para la situación embarazosa que tanto la Isla como la
nación americana enfrentan ante el mundo. Es como si una ventolera los haya
dejado desnudos ante el mundo dejando ver entre ambos, de qué estaba hecha la
relación ELA-EEUU. Dicen por ahí que la Isla y todas sus instituciones
gubernamentales han sido puestas bajo sindicatura, hasta la judicatura, don
Luis. ¡Imagínese!
L.M.M: —Eso fue
lo que a mí me dijeron para establecer el jardín, digo un gobierno
auténticamente propio mediante un convenio. Que estaban buscando alternativas
para resolver el problema colonial, para sacar a Puerto Rico de lista negra de
las Naciones Unidas de la lista de las colonias, de los pueblos que aún
quedaban en el mundo por resolver su falta de autodeterminación.
Jardinero: —Y usted se dejó convencer, aceptó un pacto secreto, se
convirtió no sólo en el traductor del americano sino en el intérprete del papel
que le asignaron en el teatro político de la colonia. ¡Vaya entrenamiento en
sus años de juventud, cuando la hacía de traductor en Washington! La
inteligencia americana es experta en reclutar traductores e intérpretes. Usted
fue el mejor en su momento ya que no hubo manera de convencer a Albizu que le
superaba a usted, en todo y por mucho, pero…Bueno, pero volviendo a ese rol que
jugó muy bien usted como traductor e interprete… ¿Acaso pensó que la masa, la
muchedumbre permanece perpetuamente ignorante? (Don Luis lo mira frunciendo el
ceño) Ya sé, usted no era la inteligencia americana, usted era instrumento de
la inteligencia creyendo tener luego la propia para exterminar al enemigo del
americano que resultaba ser la conciencia misma del puertorriqueño. No, no se
descartó que la muchedumbre dejara atrás la ignorancia, todas las muchedumbres
son capaces de dejar mucha ignorancia atrás, pero en lugar de despertar muchas
veces, se adormecen más y hasta pierden la brújula que una vez correctamente
les guió en el sentido de lo intangible, la fuerza, el dínamo de todos los pueblos,
ese espíritu de ser y existir a toda costa. La masa dejó definitivamente de ser
ignorante y se convenció de la tomadura de pelo colectivo que fue el ELA. Su
proyecto y el del americano, tiene fecha de expiración, que dice 6 de noviembre
de 2012. Hace ya un año y casi dos meses en mi presente, que expiró aunque sus
herederos políticos, los que dominan, están en total negación. Ya
el pueblo en mayoría ese día votó no al ELA.
L.M.M. — ¿Qué? No puede ser...
Jardinero: —
Oyó bien, ha pasado un año que en el futuro, volvieron al limbo que tuvimos
hasta antier 24 de julio de 1952. El americano está tomando control de todo
nuevamente, sin disimulo, sin traductores, ya que el que no sabe inglés se
defiende o se lo traducen literalmente en vez de poéticamente.
L.M.M.: — Si
eso es así, vamos a dejar el jardín como está, no lo cambie, voy a vivir esta
realidad, tal como es en toda su crudeza para luchar por lograr el pacto
verdadero…la común defensa, la común moneda, la…
Jardinero: —
Don Luis, nada fue ni es común. Lo que es de ellos de ellos es. No había
siquiera un plan común, un proyecto de futuro común. Ellos por su puesto tenían
su plan, su mapa y usted de tanto traducir e interpretar lo que había en ese
plan y en ese mapa para Puerto Rico se perdió y creyó que el mapa y el plan
eran suyos. Usted dejó su plan a un lado, lo dejó en quimera para… don Luis:
¿De verdad usted tuvo un plan de independencia o socialismo o fue parte del
programa de inteligencia a largo plazo del americano para usarlo a usted y su
partido de red y palangana para pescar en el río revuelto que era la isla para
quien les prometiera convincentemente el pan, la tierra y la libertad, pero
sobre todo el pan, don Luis, el pan que matara de una vez las ganas grandes que
había de libertad?
L.M.M.:
(Precariamente) — Pero… ¿Si desde hoy empiezo a corregir, a reclamar, a exigir
a enmendar…
Jardinero:
(Retóricamente) — ¡El jardín del patio interior, don Luis! ¿Ha pensado usted en
eso?
L.M.M.: — ¿No
fue para eso que te llamé?
Jardinero: — Lo
que usted pactó, lo que ya hizo, lo que cedió desencadenó la noche del futuro
desde la cual le he venido a hablarle. Una noche corta, pero sin amanecer como
esta, tan parecidas ambas aunque separadas en el tiempo. No hay amanecer a este
25 de julio de 1952, no hay amanecer aunque se declare en todas las proclamas
del mundo, aunque usted le diga al sol que salga a las ocho. O quizás, si hay
amanecer en mi noche mas no en esta la suya, todavía no lo sé, pero se intuye un
retorno a la conciencia que hoy usted durmió, que acalló, que encarceló, que
traicionó o quizás es divagación, me siento cansado…Todo está desencadenado
ferozmente aun cuando vista su realidad con este jardín hermoso; la amargura es
su futuro, saber que le tomaron el pelo, se lo dejó tomar o se hará el que se
lo tomaron… Ya nada que intente usted o los sucesores políticos suyos, surtirá
efecto. Serán ignorados, burlados, desairados pero nunca avergonzados porque la
dignidad la perdieron a partir de usted. Usted hizo el trabajo que el americano
necesitaba se hiciera para con una ficción, un invento de la inteligencia
americana combinada con una buena estrategia en el uso de la palabra y los
recovecos donde el inglés y el español jugaron al esconder ahí estaba usted,
con su “Top Secret Clearance” desde los años cuarenta cuando usted empezó a
girar el timón conforme a los vientos del norte. La post guerra, el plan de
reconstrucción y la Organización de las Naciones Unidas. Los americanos como
buenos capitalistas han consumido bien las teorías de su enemigo y más
hegelianos en el devenir histórico no pudieron ser. Y usted, la ficha perfecta
para llevar su plan a cabo, casi logran el plan Drácula con usted de desalojar
Vieques y Culebra hasta de los ataúdes, a no ser…A propósito, también tengo un
“top secret security clearance”
(L.M.M. se torna sombrío).
L.M.M.:
—Me encantan las novelas de Julio Verne. Tú debes ser un personaje escapado de
una de sus ficciones o has de ser un escritor con magnífica imaginación.
Jardinero: — Ya
estoy por dejar este puesto (Señala su figura alterna en el jardín). Tengo una
beca para ir a estudiar en la Universidad de Chicago, recién completé mi
bachillerato y voy a realizar estudios post graduados, ha sido cuesta arriba,
negro, pobre, sin familia, sin apellido, un don nadie como ustedes dicen pero
con empeño. Gracias que hubo otro negro que me ha mostrado el camino y
que los suyos a cuchillo de palo lo han de matar. Eventualmente el gobierno
federal me reclutará para trabajos de lo que es un verdadero Departamento de
Estado y (sonriendo) en asuntos de inteligencia, don Luis. No es casualidad que
yo sea su jardinero.
(L.M.M.
silenciosamente reclina hacia atrás su cabeza en busca de algún recuerdo)
Baja el Telón
III
El mismo salón,
con los mismos detalles que al principio aunque totalmente iluminado. Una
atmósfera de oficialidad de Estado reina. Se encuentran en el salón vestidos
formalmente para la ocasión, dos Luis y dos emisarios del presidente de los
Estados Unidos. La fecha es enero de 1948, inauguración de L.M.M. como primer
gobernador puertorriqueño electo por el pueblo. La conversación se da en inglés
(subtitulada). Mesa con dos botellas y tres vasos. De fondo, antes que
comience dialogo, fragmento de discurso de Pedro Albizu Campos.
Voz: — “Pues
bien, los fundadores de las Naciones Unidas previeron que lo no gubernamental
era más importante que lo gubernamental y en virtud de esa disposición es que
el Partido Nacionalista lo reconocieron como entidad distinta a cualquier organización
de Estados Unidos alegando de que Puerto Rico es una nación distinta a Estados
Unidos……”
L.M.M.:
—Gentlemen, I am glad the President honored me and my fellow countrymen with
your (Caballeros, estoy complacido que el
presidente me honre a mí y a mis queridos compatriotas con su
presence at the official inauguration of my first term as
governor of Puerto Rico. My wish, of course
presencia en
la inauguración oficial de mi primer término como gobernador de Puerto Rico. Mi deseo por supuesto
was that the president himself would appear side by side
with me as a sign of the winds of change in
era que el
mismo presidente hubiera aparecido lado a lado conmigo como señal de los
vientos de cambio en
the relations of our respective countries. But I understand
very clear and very well, that there are
las
relaciones de nuestros respectivos países. Pero entiendo muy claro y muy bien,
que hay
other priorities and prerogatives for the President to be
exercised. I am aware that the President is
otras
prioridades y prerrogativas a ser ejercidas por el presidente. Estoy consciente de que el presidente está
very busy taking care of so many issues at the domestic
level as well as at the International one.
muy ocupado
encargándose de tantos asuntos a nivel doméstico así como en lo internacional.
Nevertheless I hope that the President can come to my next
inaugural term since I have plans to be
No obstante, yo
espero que el presidente pueda venir a la inauguración de mi próximo término ya
que tengo planes de ser
the governor of this tropical paradise for a while. So, your
distinguished presence on this inaugural
el
gobernador de este paraíso tropical por buen tiempo. As, su distinguida
presencia en este día inaugural
day for me is something that I will forever appreciate as
one of the most memorable and important
para mí es algo
que por siempre apreciaré como uno de los más memorables e importantes
honors I have ever been granted in my entire life. Thank you
very much for coming and hope you
honores que nunca
haya recibido en toda mi vida entera. Muchas gracias por venir y espero que
ustedes
enjoy your stay and the hospitality of the Puerto Ricans.
Gentleman, let us have a toast!
disfruten su
estadía y la hospitalidad de los puertorriqueños. Caballeros, vamos a brindar!)
(Los emisarios
del presidente se miran con ademán de menosprecio a L.M.M. quien se hace el
desentendido de dicho gesto)
L.M.M. —For America and Puerto Rico!
Emisario 1 y 2:
(Con fuerte acento americano) —¡Salud!
(Entre los
emisarios del gobierno federal, sólo Emisario 1 hablará, mientras Emisario 2 se
mantendrá clínicamente observando a don Luis y tomando notas).
Emisario 1: — Look,
eh…governor…
(Mire,
eh...gobernador)
L.M.M.: — You can
call me just Luis or don Luis.
(Usted me
puede llamar Luis o don Luis)
Emisario 1: — Excuse
me but we are not allowed to be informal with you yet; at least not us. First of
(Discúlpeme,
pero no nos dejan ser informales con usted aún; por lo menos nosotros no. Primero
que
all, we need to know
straight from you about your position regarding Puerto Rico’s political status.
todo,
necesitamos saber directamente de usted su posición en relación al estatus
político de Puerto Rico.)
L.M.M.: — The
political status of Puerto Rico will be always the one that democracy and
(El estatus
político de Puerto Rico será siempre aquel que la democracia y
participation allow
the people to reach.
la participación permitan alcanzar.)
Emisario 1: — Mr.
Governor, we are aware of your verbal virtues and the capacity of saying
(Sr. gobernador,
nosotros estamos al tanto de sus virtudes verbales y la capacidad de decir
things without saying
anything and that is why we like you. You are our man…but, listen we want to
cosas sin decir nada y es por eso que usted nos cae
bien. Usted es nuestro hombre...pero, escuche nosotros queremos
be straight forward
with you as we want you to be straight forwarded with us. The question
again is: Do
ser directos con usted así como
queremos que usted sea directo con nosotros. La pregunta otra vez es:
Do you still believe in independence for Puerto Rico?
¿Todavía cree
usted en la independencia para Puerto Rico?
L.M.M.: —
Independence? Who me? See I am not young anymore, sometimes at youth one (¿Independencia? ¿Quién yo?
Mire, yo ya no soy joven, algunas veces en la juventud uno
commits mistakes but
all those errors are left behind, in the past, particularly when serious
comete errores, pero todos esos errores son dejados en
el pasado, particularmente cuando serias
responsibilities of
life make one see the whole world in a different way. Besides, my people, my
responsabilidades de la vida hacen que uno vea todo el
mundo de un modo diferente. Por
otro lado, mis
countrymen have a
conservative political tradition avoiding always the change. They have the
compatriotas tienen una tradición política
conservadora y evitan siempre el cambio. Ellos
son
proclivity to stay in
the middle and that is why under Spain’s and U.S. domination, oh I mean,
proclives a
permanecer en el medio y es por ello que bajo la dominación de España
y EEUU, oh quiero decir,
sovereignty they had
preferred autonomy.
soberanía, ellos han preferido la autonomía.)
Emisario 1: — Well,
that’s exactly what we want the situation to be, but you, governor…Are
you an
(Bueno, eso es
exactamente lo que queremos que sea la situación, pero usted gobernador... ¿Es
usted un
independentista? Do
you still believe in independence for the Island?
independentista? Todavía usted cree en la
independencia para la Isla?
L.M.M.: — (Sonriendo)
When did I believe?
(¿Cuándo creí?)
(Los dos
emisarios se miran)
Emisario 1: — You
know Mr. Governor, that we have kept a file on you since those years of youth.
(Usted sabe Sr. gobernador
que nosotros hemos mantenido un archivo sobre usted desde esos años d juventud.)
(Ahora ellos le sonríen maliciosamente). You
were not only an Independentista, you were before that
(Usted no sólo
fue independentistas, usted fue antes que eso un militante nacionalista y fue
también un socialista
a militant
nationalist and you were a socialist too; even your new party the PPD,
utilizes the red color
un militante nacionalista y fue también un socialista;
igual, su nuevo partido PPD, utiliza el color rojo
and has very
socialist name and slogan. A popular party offering bread, land and freedom! Or are you
y tienen un nombre y lema muy socialista. ¡Un partido
popular que ofreciendo pan, tierra y libertad! O va usted
going to translate
that to us in your own and particular way?
a traducir eso a nosotros en su propia y particular
manera?)
L.M.M.: — That wasn’t
my idea. Well I am not an independentista and to prove it I expelled them all
(Eso no fue mi
idea. Bueno, yo no soy un independentista y para probarlo expulsé a todos ellos
from the party and if
it necessary I will do a new purge.
del partido y si fuera necesario haré otra nueva
purga.)
Emisario 1: — You
know the deal. We don’t want to tell you what to do, you are a free man acting
(Usted sabe el trato.
Nosotros no queremos decirle a usted qué hacer, usted es un hombre libre
actuando
under your own will
and conscience. Isn’t that right, Mr. Governor?
bajo su propia voluntad y conciencia. ¿No es eso así,
Sr. gobernador?
L.M.M.: — Not
everything that looks like is and not everything that is would look like it to
be. But
(No todo lo que
parece ser es y no todo lo que es parecería ser. ¡Pero
gentlemen, please! At
this point of our relation, you should know better. Washington knows better.
caballeros, por
favor! En este momento de la relación ustedes deberían conocer mejor. Washington conoce mejor.
Emisario 1.: — We are
just reassuring. Guess what, Mr. Governor! The President, some important
(Nosotros sólo
nos estamos asegurando. ¡Adivine qué, Sr. gobernador! El
presidente, algunos miembros importantes
members of the
Congress and some distinguished members of the Pentagon and other vital
agencies
del congreso y algunos distinguidos miembros del
Pentágono y otras agencias
are looking for
someone like you to administer the interests of the Island under the new
changes that
están buscando a alguien como usted para administrar
los intereses de la Isla bajo los nuevos cambios que
are about to happen.
We are at the dawn of a new era; you will witness even more a huge economic
por suceder. Estamos en el amanecer de una nueva era;
usted será testigo de un progreso económico enorme
progress under your
administration, with that you will have guaranteed a long time as governor to
be
bajo su administración, con ello usted tendrá
garantizado un largo tiempo como gobernador a ser
reelected as many
times you wish. All we need is your loyalty, your assurance that you will not
turn
reelecto tantas veces como usted desee. Todo lo que
necesitamos, es su lealtad, la seguridad de que usted no retornará
back to independence,
socialism, neither will pursuit statehood, but over all we need as
quick as
a la independencia, el socialismo, tampoco procurará
la estadidad pero sobre todo necesitamos los más rápido que sea
possible to silent
Don Pedro and his nationalist movement. For that we need from you to approve a
posible, silencias a don Pedro y su movimiento
nacionalista. Para ello nosotros necesitamos de usted que apruebe una
law making the
content of his discourses illegal if by consequences of his words any violence
arises
ley que haga del contenido de sus discursos, ilegales
y si por consecuencia de sus palabras brotara alguna violencia.
then you must
imprison him. (Tendiéndole un sobre) Take this outline.
entonces usted tendrá que encarcelarlo. Tenga este
bosquejo.)
(Los tres se
levantan y brindan. Al lado izquierdo del escenario, aparece la figura de Don
Pedro Albizu Campos, discursando enardecido).
Don Pedro
Albizu Campos: — “Hermanos de la Patria: Hace trece años en este mismo sitio,
tuve el altísimo honor de asistir al repudio que hicisteis los guaniqueños de
la presencia de los intereses imperialistas yanquis en Puerto Rico. He oído con
profunda emoción… (Se hace inaudible, pero sin cesar, para dar lugar a
conversación ya informal pero indistinguible de los dos americanos con L.M.M. y
el sonar de vasos, ruido, risas, chistes…)….. (Vuelve audio) …Oídme bien, los
millonarios azucareros que ganan sus millones a expensas de nuestro pueblo son
los que pagan la campaña para que este pueblo crea que no puede concedérsele la
independencia. Después dicen que el pueblo es pobre; pobres son esos peleles
que se venden por unos cuantos sacos de azúcar y unas cuantas latas de ron para
venir aquí a meternos miedo con la independencia; los que tienen miedo son
ellos….(inaudible el volumen lo tienen momentáneamente el trío)…Un país sin
médicos, sin medicinas, sin enfermeras y los políticos vestidos a la moderna en
San Juan le dicen que en Guánica todo está bien. La corrupción que se agita
sobre este pueblo, no tiene límites...”
Baja el Telón
IV
Al subir el
telón, se descubre un escenario caótico representando el limbo. Innumerables
relojes marcan diferentes horas. Hay niebla. Aparecen entre la niebla don Luis y
el Jardinero en su aspecto de anciano de la primera escena en el primer
acto. Fondo musical reggaetón del más violento, eterna repetición del
segmento jardín florido del himno la Borinqueña y la voz de Albizu con epítetos
hacia L.M.M.
Jardinero: —
¡Guau! Luis Muñoz Marín!
L.M.M.:
(Cansado) — ¿Y tú quién eres?
Jardinero: — La
última vez que hablamos en el plano físico fue aquella noche de 25 de julio de
1952, me mandaste a buscar en tu borrachera para que cambiara el jardín... ¿Te
acuerdas? Yo era un muchacho soñador, tenía apenas veintinueve años y me
quería tragar el mundo. Poco tiempo después me fui de la Isla y no
regresé hasta el fin de siglo.
L.M.M.: (Con
melancolía) — Lo recuerdo claramente. Tú o alguien que podía ser tu hermano
gemelo me jugaron una broma y me advirtieron del futuro, del engaño del Estado
Libre Asociado, de que todo era una ilusión…
Jardinero: — No
conocí a mis padres, me crié huérfano y no tuve hermanos. Recuerdo la noche que
tuvimos que trabajar hasta que salió el sol, pero sólo hablé con usted al
llegar, tomé dos tragos de whiskey y lo demás fue trabajo en el patio. De rato
en rato se asomaba por la ventana y hablaba solo, pero a estas alturas creo
cualquier cosa… me acaban de pegar un tiro en el centro del pecho y sentí que
me transportaba a hablar con usted ese mismo día que usted me llamó pero lo
encuentro sin embargo en medio de esta niebla.
L.M.M.: —
Sigues jugando a las ilusiones y yo siguiéndote la máquina, total que aquí no
hay tiempo, esto es eterno… Pero veo que sí te pusiste anciano. ¡No me digas,
que te acaban de pegar un tiro a los noventa y dos años de edad! No recuerdo
ese detalle del tiro, pero si la edad de noventa y dos en tu noche vieja de
2013...
Jardinero: —
¿Cómo sabes mi edad?
L.M.M.: — Esa
noche, hace sesenta y un años, sacamos la cuenta. ¿No recuerdas?
Jardinero: — La
única cuenta que sacamos fue la del trabajo a realizarse, los materiales, la
horas a trabajarse. Nada más.
L.M.M.: —
Entonces no eras tú…o estás ahora más confundido que nunca…déjate asentar un
poco en la neblina para que tomes densidad, para que te sientas hasta con
cuerpo.
Jardinero: —
Recién llego pero ya sé que sólo estoy de tránsito; voy en ascenso no puedo
asentarme aquí, sería muy peligroso.
L.M.M.: — ¿Y
qué te detiene?
Jardinero: —
Una pena, una culpa.
L.M.M.: —
¿Tuya?
Jardinero: —
No. De todos, pero tú la cargas con más peso.
L.M.M.: — Creo
que sé a qué te refieres. Si permaneces lo suficiente lo habrás de escuchar. No
se da cuenta del cambio. Mientras tanto podemos hablar. A veces me siento tan
solo, en esta dimensión es raro encontrar con quién tener una conversación
profunda, aún los que más inteligencia prodigaron en el mundo físico, aquí
suelen ser muy distraídos y callados.
Jardinero: — Si
algo se le reconoció a usted siempre, es que llegó a sondear las profundidades
con sus amigos los intelectuales, aunque no haya querido emerger de ellas con
el tesoro guardado. Tuvo silencios muy largos a pesar de su locuacidad. Quizás
tuvo usted para su patria la oportunidad de ser un Prometeo pero se conformó
con ser el Hefestos que lo encadenó muy a su pesar. Tantos remordimientos no se
curan en una noche corta. Prefirió la comodidad, la conveniencia, el pacto
secreto…
L.M.M.:
(Reflexivo) — Les di pan.
Jardinero:
(Inquisitivo) — Te rodeaste de intelectuales, locales y extranjeros, artistas,
académicos; los mejores de la época. Pero me pregunto, si dejando a un lado tu
bohemia, sacaste el debido tiempo para leer no sólo las grandes obras, sino los
detalles de esas obras. Me haces sentir sin quererlo, como ese gran inquisidor
de Dostoievski, cuestionando a Jesús y su silencio. Pero tú no eres ni fuiste
Jesús, por el contrario, no tengo silencio presente que cuestionar pues todavía
no has dicho mucho, te llevaste demasiados secretos a la tumba. Y si soy
inquisitivo es porque tengo aquí que darte de tu propia medicina, no soy el
inquisidor de Dostoievski, pues no fui yo quien atrapó a la masa, a la
muchedumbre ávida como ovejas de pastor con el pan. No soy inquisidor porque soy
testigo del desastre que eso nos trajo…hasta mi última despedida de año.
L.M.M.:
(Interrumpiéndole perturbado) — ¡Les ofrecí pan, tierra y libertad!
Jardinero: —
¡Precisamente! Ese fue tu sello, tu campaña, el sueño que les vendiste; pero
más bien le sorteaste las tres cosas o ni siquiera tres, todo redundaba entre
el pan o la libertad…el que no tenía tierra lo montaste en la Panam con destino
a Nueva York, Chicago, Hartford y los que se mantuvieron en su tierra era
cuestión de que se decidieran como con el gran inquisidor por el pan o la
abstracción de una libertad que les emburujaste en tu discurso; y qué mejor
momento que aquel que te tocó, caía pan como maná del cielo y se repartía a
manos llenas como si tú mismo lo hubieras producido y te convertiste en otro
gran benefactor que bien conoce el mundo hispanoparlante. Así se fueron
saciando primero, luego llenándose para seguir en una gula infinita que les
durmió el espíritu, las ganas de libertad pasaron al sótano de la conciencia.
Se olvidaron de todo, de mártires y sacrificados a cambio del pan, se olvidaron
de lo abstracto. Las cosas no cambian mucho en la humanidad y los
imperios muy bien conocen esos detallitos humanos fáciles de explotar, lo mismo
que aquellos que son más útiles a sus propósitos haciéndoles creer que son
verdaderos actores cuando son meros peones.
El contenido de la dignidad, aquel de la locura, quedó reducido al discurso
proscrito de Albizu.
L.M.M.: (Con
remordimiento y sin sentido del tiempo) — ¿Le has visto por aquí?
Jardinero: — Sabes
que apenas llego, pero llegará el momento sublime…
L.M.M.:
(Retomando postura) — Bueno: ¿De qué te quejas tú? Tú mismo eres producto
de aquel empeño, operación manos a la obra y operación serenidad.
Jardinero: —
Soy el producto de mí mismo. ¿No se te ocurre pensar en futuros alternos que
pudimos haber tenido de haber logrado la independencia y la igualdad entre los
puertorriqueños? ¿Sería yo el mismo negro que vivió para servirle a los
americanos o el negro que hubiera vivido para ayudar a despertar nuestros
propios negros de la desigualdad y prejuicio renegado que nunca ha dejado de
existir entre los puertorriqueños. Mi vida no fue suficiente tiempo para
vivirla a favor de la causa grande de los de mi raza y en general de los
puertorriqueños, en su lugar, tuve que hacer algo parecido a usted, acomodarme
según las circunstancias y trabajar en función de los intereses del sistema
americano. No hay sueño en Puerto Rico, somos esclavos de otro sueño que nos
obligan a vivir y lo peor es que hemos creído que es nuestro sueño, pero no, es
el de ellos que son los dueños que quitan, que ponen, que deciden que dictan
qué es y qué no es…
Sí, gracias a
mi capacidad innata y vocación pude superar mi condición de marginado. Somos
pocos los que como yo logran hacerse los locos y no hacer caso a las
desventajas, pero nos hemos ido acabando. El mismo caso de don Ernesto Ramos
Antonini, que negro como yo y desventajado socio económicamente tenía tanto
talento innato que no lo pudieron opacar, no hubo remedio que concederle a
regañadientes lo que a los blanquitos se les tiende a bandeja de oro y plata.
Como usted sabe, don Ernesto que tuvo que vender hasta carbón vegetal a duras
penas logró lo que muchos con ni siquiera la mitad de la materia gris que él
tenía logran descaradamente vistiéndose de distinguidos honorables por razón de
la ventaja social, de abolengo y de dinero. Lo peor es que el caso de don
Ernesto, que es lo mejor que tuvo usted de entre todos los buenos, sirvió no
para abrirle pasos a los que son como él sino para cerrárselo. Ya después de
don Ernesto, no ha habido otro negro en la política ni en ningún puesto que
pueda opacar a los blanquitos que lo son por alcurnia. ¿Verdad que no lo ha
visto por aquí en este limbo? Los de su clase van directo a lo más alto. Don
Ernesto, sí hablaba de un sueño puertorriqueño, de igualdad entre todos, pero
le dieron de codo, lo maltrataron y se fue muriendo…Luego vino Roberto Sánchez…
L.M.M.: — ¡Ah,
ese!
Jardinero: —
Ese es, ese no es. Roberto Sánchez, su existencia es la evidencia quizás más
concreta de la madera de dictador de la que usted estaba hecho. Quizás
esto sería tema para otro día en el limbo. Después que mandaste a la multitud
para el carajo en aquella convención en la cual te aclamaban para que te volvieras
a postular, designaste por dedo a Roberto Sánchez, el gran ingeniero que había
colaborado contigo desde muy temprano. Ese mismo que luego con tu sagrado dedo,
destituiste de tu confianza y nombraste nuevamente con tu índice a quién
correría para gobernador en aquellas elecciones de 1968. ¡Negro de nombre y de
raza, Luis Negrón López y el pueblo es racista!
L.M.M.: —
(Ignorando el discurso) Bueno, ya que mencionaste los que llegan y no al
limbo; ¿cómo es que llegaste aquí?
Jardinero: —
¡Qué bueno que lo preguntas! Muerte, violenta, inesperada y a mi edad…como que
no son cosas para que le pase a un viejo, pero como están las cosas en tu
querida colonia…Gracias a tu Estado Libre Asociado, ya ni los viejos morimos en
paz y nos mandan en tránsito para el limbo antes de que nos concedan el destino
definitivo. ¿Te suena familiar, Luis?
L.M.M.: — ¡Así
que sesenta y un años después de la fundación del ELA, yo tengo la culpa de tu
muerte! No has cambiado mucho en estas seis
últimas décadas.
Jardinero:
— Me consta que la ironía fue siempre uno de tus fuertes. Para saciar tu
curiosidad si te fijas… (Señala con su dedo índice extremadamente corto en
comparación con su anular indicando un agujero inmenso de donde tintinean
estrellas como el infinito en el centro del pecho) Me asesinaron esta
misma noche vieja antes de despedir el año para robarme veinte dólares. Así
está la Isla.
L.M.M.: — Lo
siento mucho, pero… ¿Qué tiene que ver el ELA con un asalto?
Jardinero: —
Mucho, todo. La gente no mata ni roba por pan, que fue lo que tú le diste a
todos en cantidad grande.
L.M.M.: —
¿Puedo citarme?
Jardinero: —
¿Por qué no?
L.M.M.: —
(Engolando más que de costumbre) Dije en una ocasión y lo guardé en la memoria:
“El propósito de Operación Serenidad [paralelo de Operación Manos a la Obra] es
recordarnos que el hombre es hombre, no meramente un consumidor. Es el proceso
mediante el cual la comunidad se percata del hecho de que la economía no es un
fin en sí mismo, sino el medio para lograr una vida mejor.”
(Ambos guardan
silencio mientras se escuchan voces al estilo de basura mental con fondo de
reggaetón callejero)
Voces:
— No vendas tu tierra al extranjero; el que vende la tierra vende la
madre que lo parió, vende patria, pancista, vergüenza contra dinero, arriba los
de abajo, pobre pero honrado, patria es sacrificio, dichosos los pobres, el
maquinón, filoteao, blimblin….
Jardinero: —
Esa fue tu tesis. A la luz de los últimos años, en el contexto de lo que he
vivido y que te vas informando; ¿Crees que le faltó algo a tu tesis? ¿De qué
careció? La economía… con esa tesis, justificaste la perpetuidad de la colonia
al cambiarle el nombre. Poeta al fin, jugaste muy bien con las palabras,
siempre lo he dicho, hay que cuidarse de los poetas, tienden a ser muy
peligrosos a veces, más si se dedican a la política. El colonizado que estaba
desesperado ante la miseria de la colonia y la revuelta inminente, creyó en tu
discurso, se alivió con tu pan, eso de serenarlo pudo haber tenido otro nombre,
pero serenar estuvo genial y así se fue poco a poco olvidando la miseria
verdadera porque se apaciguó el hambre y comenzó a llenarse de cosas
materiales, la operación serenidad, todo un nombre de inteligencia, iba dando
resultados, amainando al campesino, al pobre que ya por lo menos comía e iba
vistiendo y se fue olvidando de la urgencia de la lucha, lo apremiante se
resolvía y el problema de fondo entre lo abstracto de conceptos de dignidad y
libertad se fue olvidando, dejando a un lado hasta que se renegó contra ello; así
se fueron rindiendo como fichas de dominó una tras otras y con el progreso y la
opulencia hasta la misma iglesia, el clero torció el evangelio de uno de
humildad a uno de opulencia, llegaron todos ricos, pobres, intelectuales,
académicos, legos, todo el mundo a abrazar la nueva era que predicaba la
abundancia para todos y el brillo de las cosas y las cosas se hizo la medida de
todo como nunca antes había ocurrido. La economía no terminó siendo el fin, más
maquiavélico no pudiste ser; el fin, el medio para lograr una vida mejor fue la
economía. Otra vez tu eterno juego de palabras. El fin justificaba al fin el
medio y el medio precisamente, literalmente, ese equilibrio entre la solución
colonial, la anexión o la independencia; el medio fue tu selección, la
indefinición, la permanencia de la colonia bajo un convenio secreto que se le
dio nombre como ley 600. Un convenio de nombre, una realidad impuesta y
ratificada bajo las condiciones del Congreso de Estados Unidos. Justificaste
finalmente tu traición, tu medio, el medio para lograr el fin de adelantar
materialmente fue la traición, jugar al ignorante, entregar la lucha, hacerte
el que intentó recoger vela, el que intentó recapacitar su supuesto error, pero
todo estaba sellado como te dije aquella noche, sí ya recuerdo fue esta misma
noche, hace segundos...¡Guao, qué corta fue tu noche, la del jardín
florido!
L.M.M.:
(Frenéticamente, levantando el dedo índice como de costumbre)
— ¡Pero yo era
el líder, la muchedumbre me seguía, votaba por mí! ¡Era su dios!
Jardinero: —
¡Tú no eras líder!
L.M.M.: —
¡Llegaste loco al limbo! Aún antes de yo llegar aquí los libros de historia me
tenían como el mayor líder político que predujo el siglo XX en la Isla. Fui el
líder indiscutible de mi partido toda la vida, aún después de retirarme era el
símbolo, fui un caudillo. ¿Cómo osas contradecir al pueblo y a los
historiadores?
Jardinero: — Te
diré por qué me atrevo contradecirlos. Tú fuiste seleccionado por la
inteligencia americana, definitivamente que observaron en ti las cualidades de
líder…
L.M.M.: —
¿Entonces?
Jardinero:
— Fuiste lo que para los negro americano es un Tío Tom o para los indios un
Tonto alcahuete del llanero. A pesar de tus cualidades de líder también
estudiaron otras cualidades de tu personalidad y encontraron tus debilidades
que terminaron trabajando muy bien. Así que muy pronto te doblegaron, te
compraron y como buenos comerciantes que son, el precio que pagaron fue
prácticamente treinta monedas o un plato de lentejas. De líder una vez te
tuvieron a sus pies lo que te quedó fue el dedo y el manejo impecable del
lenguaje, Albizu te llamaba demagogo, se burlaba constantemente de ti, te vio
como nadie en tu miseria de traidor. Bueno, el asunto es que al fin te
presentaron al pueblo como líder que primero recogió de la muchedumbre su sueño
de libertad, pan y tierra y le cambiaste el orden…
L.M.M.:
— Estás jugando con las palabras. Hice mi trabajo…
Jardinero: —
Hiciste el trabajo encomendado, lo que el americano quería. Fuiste el medio que
utilizó el americano para prolongar la colonia 61 años más. Te enseñaron a usar
ese dedo que tanto mueves, como el que es capataz que sabe dirigir lo que el
amo ordena.
L.M.M.: —
Sigues siendo insolente, ni siquiera porque vas en tránsito…
Jardinero: —
¿Fuiste líder, caudillo u oportunista que pescó en río revuelto?
L.M.M.: — Ya la
historia me juzgó.
Jardinero: —
Todavía falta mucho por escribir, los que venzan al final son los que de verdad
escriben la historia, hay pasajes que lo mitifican, pero…Estuviste dieciséis
años viviendo en la capital de la metrópolis, hijo de un comisionado residente
muy prestigioso, no regresas a Puerto Rico tras su muerte, te quedas en la
capital americana diez años más y siendo hijo de quien eras, con el potencial
que tenías…¿No te hacían esos pequeños detalles el elemento indispensable de un
plan para el futuro de la colonia? ¿No te contactaron temprano para que les
sirviera? ¿No tenían ellos ya el libreto escrito y faltaba que se lo
interpretaras a gusto de ellos y conveniencia tuya? Nadie dice que eso tuvo que
ser así, pero no está nada mal diseñado para la inteligencia de una potencia
como lo era ya Estados Unidos con experiencia de conquistas en el oeste y sur
de su territorio nacional.
L.M.M.: —
¿Vaya con la imaginación tuya como se ha activado en el limbo? ¿No me vas a dar
el crédito que me merezco? Que amé la tierra de mi padre, que abogué por la
libertad y la igualdad…
Jardinero: —
¿Imaginación? No es acaso la percepción, la clarividencia, la que aquí se
agudiza? En fin, que le utilizaron a sabiendas o no de usted quien muy
ducho en ambos idiomas llegó a la Isla y deslumbró a la mayoría jíbara y
analfabeta. De traductor e intérprete que trabajó en la capital estadounidense,
en Puerto Rico era casi un dios ante el campesinado inocente de aquellos años.
Ese mismo campesino cuya imagen utilizaste para acumular los votos, fue el
mismo campesino que pronto extinguirías, no creías en él, no eras ni de lejos
un campesino y menos del trópico, estabas enajenado de ese campesinado, eras
todo un downtown boy de Washington DC, que regresabas a una isla que apenas
conocías, no eras muy puertorriqueño cuando llegas en 1926, eras un americanito
buscando raíces, quizás en una misión que sólo aquí en este limbo tendrás la
oportunidad de confesar.
L.M.M.:
— Hay muchos los que he visto que han venido a confesarse, sé de tantos que
pasaron por una cosa y fueron otra, pero yo fui yo, que zigzagueé, sí lo acepto
y quizás colaboré más de la cuenta creyendo haber alcanzado una convicción.
Todavía me duelen cosas que hice en nombre de la gente a costa de lucir muy mal
ante mí mismo. (Llora)
Jardinero:
— De inmediato te hiciste nacionalista, socialista, unionista,
liberal…hasta que encontraste la rosa de los vientos…
L.M.M.:
— Todo cambió después de la guerra, hasta los mismos Estados Unidos se
sorprendieron de la fortuna repentina que les representó la victoria y la
polarización del mundo entre malos y buenos entre rusos y americanos y nosotros
habíamos quedado de este lado… y definitivamente pieza clave por un tiempo para
contrarrestar el comunismo que amenazó muy pronto con expandirse allende todas
las fronteras. Fui leal, soplaron nuevos vientos…
Jardinero:
— Vientos muy fuertes que sin embargo no zarandearon a Pedro.
L.M.M.: — ¿A
dónde me quieres llevar con esto?
Jardinero:
— ¿Qué pasó con la libertad, con la tierra después de tanto pan? Sacaste
al jíbaro del monte y lo metiste en el caserío y a los otros los enviaste, no a
la Florida, cuyo clima es más condescendiente, los enviaste a lo inhóspito del
frío inhumano, a Nueva York para que contemplaran la libertad en estatua
permanente.
L.M.M.: —
Ellos quisieron irse. Yo mismo soy producto de una migración y me beneficié de
ese contacto cultural, el encuentro de dos civilizaciones…
Jardinero:
— Sí algo así dice el preámbulo de la Constitución…No puedes comparar una
cosa con otra, tu larga estadía en el norte no fue por necesidad económica, fue
parte del trabajo de tu padre y te beneficiaste de ello. Tu familia ya era culta
y en buena medida acomodada, sin embargo los que se fueron a Nueva York para
limpiarte la Isla fueron los más pobres que llegarían para trabajar en los
empleos peor pagados.
L.M.M.: — Y de
ahí surgieron grandes figuras que nos han representado…
Jardinero:
— Esos fueron los excepcionales que donde quiera florecen, pero la masa,
esa masa pobre e ignorante, rechazada y discriminada degeneró en un híbrido que
no encontró ya patria e identidad hasta que se afirmó aún por encima del
Isleño. Se fueron con un sueño, con el Viejo San Juan de Noel Estrada y nunca
volvieron al terruño que dejaron porque te empeñaste en transformarlo.
LM.M.: — Traje
el progreso, las carreteras, la electricidad y el agua para todos, las
urbanizaciones, las fábricas…Todo tenía que cambiar…
Jardinero:
— ¡Vaya que todo cambió…y a qué costo! ¿De dónde tú crees que salió el
dinero? ¿Tú crees que fue de gratis sin pagar contribuciones federales? ¿Nunca
entendiste el esquema colonial bajo la nueva fachada?
L.M.M.: —
¡Dejamos de ser colonia! Creamos una política de incentivos contributivos junto
a una mano de obra barata que atrajo múltiples empresas…
Jardinero:
— ¿En serio? ¡Somos más colonia que nunca! Esa constitución fue un
juguete y si sirvió en algo fue al colonizador que se aseguró que la inversión
que ellos hicieran en bonos para el financiamiento del mismo gobierno… ¿ves
cómo gira todo?...estarían garantizados constitucionalmente exentos de los tres
impuestos posibles para representar ganancia neta al inversionista que vive del
interés financiero…Todo un esquema para asegurarle al dueño del norte que el
dinero que se produce en la finca colonial diezme primeramente a favor de
ellos. ¿Para qué iban a querer imponer contribuciones federales? Supo siempre
el americano mucho más que eso...y en esa misma finca cautiva vender toda la
mercadería buena o mala que ellos produjeran.
L.M.M.: —
¡Eres un perfecto ignorante! ¿Qué sabes tú de economía y finanzas? ¿Qué sabes
de garantías constitucionales, qué sabes de mercado?
Jardinero:
— Quizás no mucho, pero cierta lógica me dice que las leyes y la
Constitución sobre todo como ley principal deben estar redactadas en beneficio
público por lo que garantizar constitucionalmente el prepago a unos
inversionistas, para nada protege al pueblo, excepto para desangrarlos a
perpetuidad; se me parece un poco esa cláusula constitucional, a la ley de la
mordaza que prepararon a la medida del discurso de don Pedro.
L.M.M: —
¡Canalla!
Jardinero:
— ¿El colonizador? ¿Yo? Adivine en cuanto la generación actual después de
sesenta y ún años quedó embrollada por las anteriores y a su vez las futuras
por la actual?
L.M.M.: —
No sé, dime tú.
Jardinero:
— Setenta y un billón o sea, setenta y un mil millones de dólares que hay
que pagar sobre todo porque la Constitución le garantizó al colonizador que su
inversionista no correría riesgo alguno y menos aún pagaría contribuciones…
¿Verdad que eso es coloniaje bien fino? ¡Fue genial del colonizador, excepto
que no previó la gula y la corrupción del político puertorriqueño huérfano de
la dignidad y de tantas cosas intangibles, que usted mató en la política con la
persecución y el encarcelamiento de los más soñadores, los dispuestos a todo
por fe, por convicción y por verdadero amor patrio, don Luis!
Voz de Albizu:
— “…Han levantado allí el Caribe
Hilton. ¿Con qué se ha levantado eso? Con los cinco centavos de cada madre de
Puerto Rico…Con los cinco centavos que tenía la madre para la gota de leche de
su hijo, juntados chavo a chavo. Los grandes mogules del Partido Democrático,
le regalan a Hilton, una empresa multimillonaria, un hotel de ocho millones de
dólares. Aquí un gran hombre, don Félix Benítez Rexach, dice que él puede
construir ese hotel por tres millones. Aquí hay cinco millones de pesos en el
espacio, en alguna parte. Nosotros que conocemos estos leones de Ponce que
están aquí, que los conocemos de nación, de nacimiento. Los vimos nacer y
crecer, reunidos allá con otros leones de igual categoría en San Juan, pues
sabemos más o menos donde están los cinco millones…Muñoz Marín ha pedido que le
suban la asignación de Fortaleza…”
“…Los jueces tienen sueldos de $15,000.00 al
año, no pueden vivir con $5,000.00, vaya patriotas. Esos caballeros no merecen
ningún respeto…”
L.M.M.: —
Te dije que lo que se hizo fue serenar al pueblo. Operación Serenidad… La
violencia política no tenía razón, Albizu en el cuarenta y ocho, seguía
frenético hablando como si todavía la pobreza y la explotación fueran las del
treinta y ocho. Todo cambió materialmente, yo no lo callé, su discurso perdió
vigencia ante el progreso inevitable. (Reflexionando) ¡Setenta mil millones de
dólares! (En negación) Algo han hecho mal los políticos para que esa deuda se
haya trepado tanto… ¿pero qué está haciendo el gobierno para resolver la
situación?
Voz de Albizu:
— “…Los Estados Unidos no confían ya ni
en la detective de Puerto Rico. Todos los detectives de Puerto Rico, han
descubierto que han traído detectives yanquis rubios de ojos azules para
vigilarlos a ellos, para vigilar al coronel Roig, a Muñoz Marín, a Ramos
Antonini, para vigilar nada menos que al Sr. Procurador General Géigel Polanco,
a los jueces a los fiscales…”
“…El amo nunca confía en sus esclavos. Confía
en un enemigo libre. Pero un esclavo que da su consentimiento, no vale nada…”
Jardinero:
— Lo que usted hizo, someterse y seguir instrucciones. En la medida que
no somos un país soberano, el Banco Mundial no tiene injerencia, la Isla no
tiene derecho a subsidio, no puede irse a quiebra por no ser estado, así que
Washington está tomando el control como lo tuvo abiertamente hasta el día 24 de
julio de 1952, antes de su grandiosa inauguración. ¿Recuerda? Les urge proteger
a los colmillús del norte que han invertido tanto…
L.M.M.: —
No, no fue así, yo elevé la bandera a la altura de la americana…yo me impuse
cuando ellos querían que flotara cinco pulgadas por debajo como en los estados,
la icé a la misma altura.
Voz de Albizu:
— “En esta patria tenía que flotar sola
porque es la bandera de Puerto Rico; se les dijo que la bandera, era el sudario
de los próceres de la patria. De Diego, Muñoz Rivera, tienen sus cenizas
envueltas en esa bandera. Yo desearía que su hijo no profanara el respeto que
merece el sudario de su padre. Esa es la bandera de Rosado, de Antongiorgi…”
Jardinero:
— ¡Lo felicito! Toda una demostración cojonuda…y lo peor es que sus
herederos políticos tan señoritos, por razón de genética y alimentación se les
han reducido aún más las gónadas. La población está estrogenizada.
LM.M.: — Qué
expresión machista a estas alturas y en el limbo que para nada nos sirve.
Jardinero: — No
es machista, si quiere incluyo las mujeres que tuvieron los ovarios bien
puestos me basta mencionar a Lolita; la primera mitad del siglo veinte produjo
muchos cojones y ovarios, desafortunadamente usted no está en ese grupo, usted
no hace la liga de los cojones. Hay que ser un Betances, un Valero, un Marín,
un José Celso Barbosa, un Pedro Albizu Campos, un Ernesto Ramos Antonini, esos
últimos son los tres Reyes Magos de la política puertorriqueña, un Filiberto
Ojeda, un Oscar Collazo, un Irvin Flores, un Rafael Cancel Miranda, un Carlos
López, una Isabelita Rosado…o un Carlos Romero Barceló en el....
Voz de Albizu:
— “… Le aconsejamos a Muñoz Marín ante su
postura ante el doctor Pons que ha propuesto la castración para los
puertorriqueños, que no se deje meter el cuchillo, que en algo se sienta
hombre, por lo menos haga un gesto de hombría. Por lo menos se ha sentido
hombre. Hace tiempo que no se sabe si es macho o hembra. Al repudiar la
castración de los hombres para defensa propia de él, es un gesto de hombría y
yo lo felicito, que siga por ahí que por ahí va bien…”
L.M.M.: — ¿Qué?
¡Carlos Romero Barceló!
Jardinero: —
Hay cojones y hay cojones, pero usted se quedó corto como si lo hubieran
castrado.
L.M.M.:
(Señalando enérgicamente al jardinero quien comienza a esfumarse mientras doña
Inés va reapareciendo como en la escena inicial del acto I) — ¡Negro
sucio, hijoeputa!
Jardinero:
— ¡Pero con cojones!
L.M.M.: —
¿Qué sabes tú?
Jardinero:
— Su índice larguísimo lo delata…
L.M.M.: —
¿Delata qué?
Jardinero:
— Tu falta de cojones para decirle NO
al americano. Unos científicos japoneses han descubierto recientemente el
vínculo entre la falta de testosterona (cojones) y el tamaño del índice más
largo que el anular. Índice corto denota un huevón, mientras que un índice tan largo como el tuyo denota todo lo contrario. Tienes dedo largo de capataz, que
el americano te torció y te enseñó a usar, pero no de líder con cojones,
te faltaron huevos. La historia te juzgará, esto es sólo una obra, ahí afuera
hay un público pendiente, te están mirando despertar Luis, judas, traidor…
(Mientras, va
bajando el telón se escucha a L.M.M. conversar con Da. Inés que lo lleva a la
cama entre tambaleo y somnolencia)
L.M.M.: —
Él dice que hay un público que nos está observando, que esto es una obra...
Da. Inés: —
Acuéstate, ya casi amanece. Eso es.
L.M.M.: —
¿Tú crees que los tengo grandes?
Da. Inés: —
¿Qué cosa?
L.M.M.: — ¡Los
cojones!
Da. Inés.: — ¿A
quién le importa?
L.M.M.: — A la
historia; van a hablar, a escribir, a representar…
Da. Inés: —
Descansa. Es corta la noche.
L.M.M.: — ¿La
Eternidad?
Fin
Por: Augusto
Poderes
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Obra en Cuatro Actos
Personajes en orden de aparición:
•
Luis Muñoz
Marín (L.M.M.)
•
Anciano (Jardinero)
•
Inés Mendoza (Da. Inés)
•
Servicio
•
Jardinero Presente
•
Jardinero Futuro
•
Auxiliar 1
•
Auxiliar 2
•
Auxiliar 3
•
Auxiliar 4
•
Auxiliar 5
•
Auxiliar 6
•
Emisario Americano I
•
Emisario Americano II
•
Pedro Albizu Campos
I
Se levanta el telón, aparecen simultáneamente dos escenas en
dos tiempos diferentes; a la izquierda un anciano solitario en noche vieja 2013
y quien escucha la versión temprana (antes de media noche) del Brindis
del Bohemio; de lejos sonidos de reggaetón, explosiones, disparos
disfrazados por dicho género de música urbana.
La escena es tan pasajera como el inicio de movimientos a la derecha; es
la noche de 25 de Julio de 1952, para todos los efectos es el tiempo en que
transcurre la obra como un presente. Don Luis Muñoz Marín, quien es el primer
gobernador electo por el pueblo de Puerto Rico, tras cuatro siglos y medio de coloniaje, ya en el séptimo mes de su
segundo término como gobernador, ha inaugurado oficialmente a la sazón de
grandiosas fiestas, la Constitución del
Estado Libre Asociado de Puerto Rico. La Isla de Puerto Rico, ha sido una
colonia desde que Cristóbal Colon llegó a sus playas el 19 de octubre de 1493.
Por razón de la Guerra Hispanoamericana, la Isla fue cedida bajo el tratado de
París en 1898 a Estados Unidos, país que establece primero un gobierno militar
y luego va haciendo pequeñas concesiones hasta el 1950 que por razón de la Ley
600, le autoriza al pueblo subyugado a establecer cierto gobierno propio con
una constitución sujeta aún al aval del Congreso de los Estados Unidos. Bajo
esas circunstancias es que se devela el escenario con un Luis Muñoz Marín
agotado ya en la noche, después de terminada la celebración, a solas en una
sala de la Fortaleza que es la residencia oficial del gobernador y su esposa.
Don Luis aparece sentado en una silla de espaldar alto, prácticamente como lo
pintaría ya de anciano el maestro Rodón. Al lado, una mesita con una botella de
whiskey y un vaso. Detrás, de don Luis, se encuentra un reloj antiguo detenido
en una hora inexacta y al fondo las puertas que dan a otras habitaciones. La habitación está en penumbras; el alcohol o
aroma del whiskey impregna toda la atmósfera del teatro.
Entra doña Inés, mujer de unos treinta y tantos años. Se acerca refunfuñando desde la parte posteriorde la sala que guarda otras habitaciones. El fondo musical que acompaña al gobernador es La Borinqueña en su modalidad de danza repitiéndose una y otra vez el mismo segmento (Don Luis a propósito levanta la aguja cada vez que llega al jardín florido a que alude lo que será la nueva letra que no se canta). Al ver a su esposa apura un trago sacudiendo sus cachetes cual si fuera un perro con ojos saltones.
Entra doña Inés, mujer de unos treinta y tantos años. Se acerca refunfuñando desde la parte posteriorde la sala que guarda otras habitaciones. El fondo musical que acompaña al gobernador es La Borinqueña en su modalidad de danza repitiéndose una y otra vez el mismo segmento (Don Luis a propósito levanta la aguja cada vez que llega al jardín florido a que alude lo que será la nueva letra que no se canta). Al ver a su esposa apura un trago sacudiendo sus cachetes cual si fuera un perro con ojos saltones.
Da. Inés: — Ya se fueron todos hace más de una hora, fue un
día de fiesta como ninguno y tú, todavía no terminas de beber.
L.M.M.: (Quien levanta quedamente la cabeza inclinada sobre
su hombre izquierdo, y
señala con su extremadamente largo dedo índice hacia la izquierda).
—Todavía, Inés, todavía.
Da. Inés: (Que lo ronda alrededor de su butaca)
— ¿No estarás esperando que ese dichoso reloj toque la media
noche como señal de que se acabó el día de fiesta? ¡Estuviste grandioso! Izaste
la mono estrellada a la misma altura de la bandera Americana. Es un gran logro
y tu discurso, pasará a la historia, será eco en la eternidad. Vamos, ven a la
cama, tienes que descansar.
L.M.M.: (Transformado con aire de frescura en su voz y
aspecto)
—He mandado a buscar al jardinero para hablarle de algo que
me urge empiece mañana, aún desde antes de que me haya levantado, mejor dicho,
de que nos hayamos levantado.
Da. Inés: (Que lo mira con expresión de asombro y
desconcierto)
—Ya te pasaste por mucho en el alcohol. Has hecho historia,
has marcado el curso del tiempo en esta isla, el antes y el después y lo que se
te ocurre a esta hora, para cerrar un día glorioso, después de haber celebrado
y bebido tanto; ¿es hablar con el jardinero de Fortaleza?
L.M.M.: — Estuve inmenso, conforme a la muchedumbre.
Da. Inés: — ¿Quieres más? Eres un dios para ellos.
L.M.M.: — Lo sé. Precisamente, aunque ello me seduce, no me
gusta en el fondo.
Da. Inés: —Y… ¿No es al revés? En el fondo te gusta y
quieres resistir a esa dulce tentación.
L.M.M.: — ¡Mujer! ¡Tú me conoces!
Da. Inés: — Porque te
conozco, yo mejor que nadie se de tu debilidad, de ese ego bien disimulado de
no ser protagonista en medio del protagonismo mismo, señalando tus protagonistas,
tus ejecutores, señalas aquí, señalas allá, a este, a aquel o a aquella. Tu ego
no se insuflaría más si no tuvieras ese don divino de señalar y de cada
señalamiento brotar un genio incondicional a tu servicio pero un genio al fin
en lo que le corresponde brillando para ti, no lo puedes evitar. Te encanta
jugar a ser ese dios que perpetuamente tiene su índice dispuesto a señalar y
ordenar, buscas siempre un Adán, una Eva para tus propósitos y eso es lo que te
llena más que nada. ¡Cómo te hubiera encantado haber usado ese índice para
nombrar a Don Pedro…!
L.M.M.: (Furioso e impetuoso la interrumpe)
— ¡No te atrevas mencionar ese nombre! Ibas bien, esas
imágenes que recreaste, te admiro y sabes que te adoro por tu capacidad
evocativa… discúlpame, pero ya sabes que los nacionalistas…eh, te concedo
algo…y para no ser absoluto ni intransigente, quizás te puedo estipular que sí,
que he jugado a veces no a un dios, pero sí a un semidiós.
Da. Inés: (Con
ironía y despecho)
—Bueno, eso de semidiós ha de ser por problemas irresueltos
con la figura paterna. Luis Muñoz Rivera, el prócer, tu padre, resuena todavía
en la memoria patria y hasta ese que tú no quieres que mencione, antítesis de
tu protagonismo, se expresa en sus discursos muy bien de su figura aunque de ti
se burle.
L.M.M.: —No sabía que mi mujer hacía de psicóloga. ¡Vaya
sorpresas que nos da la vida!
(Doña Inés ya no responde, Don Luis, retorna a su posición
original en la penumbra del salón que ha variado en diferentes destellos y
suave resplandor, pensativo pone su índice cruzando verticalmente sus labios,
suspira profundo y es interrumpido por el servicio que entra para anunciar
visita).
Servicio: —Honorable, Don Luis, con permiso, acaba de llegar el
jardinero. Ha pasado todos los registros de rigor. Está claro.
L.M.M.: —Dígale que pase. Déjame a solas con él, Inés.
(Doña Inés, mira con compasión a don Luis, se voltea
mientras le da una palmada sobre el hombro izquierdo que cada vez se ve más
caído y se marcha por donde había entrado. Así también el mayordomo sale para
dar paso al jardinero. Este entra haciendo uso de la puerta de fondo a la
derecha, su entrada marca mayor iluminación del salón. Se trata de una figura
espigada, joven no mayor de 29 años de edad, de raza negra y vestido de saco
negro, camisa blanca y corbata negra. El parecido físico con el representante
de la cámara, Ernesto Ramos Antonini, es indiscutible.)
Jardinero; (Tímidamente) —Buenas noches, don Luis, honorable.
L.M.M.: (Secamente y mientras le indica con su consabido
dedo dónde ha de sentarse.
Un simulado jardín estará entre el público y los personajes.)
—Buenas noches.
Jardinero: — Usted dirá, don Luis, en qué puedo servirle a
estas horas de la noche.
L.M.M.: —Date uno conmigo, por favor.
Jardinero: —Gracias, don Luis.
Es un honor y un privilegio para mí este convite.
L.M.M.: —A tu salud.
Jardinero: —Salud.
L.M.M: — (Ante mueca inconsciente del jardinero) ¿Nunca habías probado el whiskey? Te mandé
a llamar a esta hora pues quisiera que después de hoy, a partir de mañana al
salir el sol, (señalando hacia el frente y sin convicción) este jardín luzca totalmente
cambiado, constantemente florido, que represente un vergel primoroso emblemático
de una nueva era. Quiero que el jardín sea símbolo de lo que ha ocurrido hoy.
¿Qué me dices?
Jardinero: — ¿Un jardín florido? (sonríe y luego sobriamente
prosigue) Pues no sé don Luis, esto ha sido de imprevisto. Es de noche, está
obscuro… ¿Cómo puedo hacer para cambiar todo, antes de que salga el sol? Las
plantas no se siembran y florecen de instantáneo…
L.M.M.: —Realmente, no lo sé, pero siendo tú el jardinero y
hombre de confianza para estos menesteres, sé que te las ingeniarás. Tu
creatividad, entusiasmo y liderazgo no es un secreto en esta administración.
Tienes las mejores referencias, eres emprendedor y los mejores arquitectos
paisajistas para los que trabajaste en el Hilton, te recomiendan con altos
honores. Vamos a hacer lo siguiente: Es verano, el sol sale temprano, la gente
estará con la resaca, así que para efectos de lo que quiero daré al sol por
salido en vez de las 5:30 a.m. a las 8:00 a.m. Mañana el sol saldrá a las ocho
de la mañana, con ello ganarás tiempo y si terminas más temprano, mejor.
(El jardinero se queda mirándole en cierto estado de
estupefacción).
L.M.M.: — Piensas que estoy loco o borracho. ¿Verdad?
Jardinero: — ¡Dios me libre! Jamás don Luis, usted es un
hombre sabio y sabrá mejor que nadie la razón del arreglo y cambio tan
repentino de este jardín. Si usted ordena que la salida del sol sea más tarde
me imagino que así se tendrá por realizado también.
L.M.M.: (Susurrándole) — ¿Te habrán dicho que no soy muy
religioso, que los obispos están encontrados conmigo?
Jardinero: — Respeto las posturas y credos de cada cual y la
vida íntima es asunto que nadie debe inmiscuirse, ni siquiera la
Iglesia. En cuanto al trabajo que me encomienda, pues necesitaré mis peones,
plantas, materiales… ¡Sobre todo, Buena iluminación, don Luis, buena
iluminación sobre todo!
L.M.M.: —Ya he mandado a llamar a todos tus peones, digo, a
todos tus obreros. Esa palabra de peones quiero que caiga en desuso. Hay que
darle un rango digno a toda nuestra fuerza trabajadora. De hoy en adelante,
cuando te refieras a ellos, hablarás de obreros, de trabajadores…Se han de
reportar a ti a las dos de la mañana. También he solicitado la asistencia a
doña Fela, para que me preste empleados de la capital. Por otra parte, pues ya
sé que estarás pensando en algo que ya he anticipado… (Pensativo detiene su
hablar a la vez que deja de mover su índice ante lo cual el jardinero le
interrumpe).
Jardinero: — ¿Qué, don Luis?
L.M.M.: —Las flores. Ya me encargué de eso y en lo que el
nuevo jardín florece, comenzaremos luciendo las flores frescas que se
utilizaron a través de todo Puerto Rico para la inauguración del Estado Libre
Asociado.
Jardinero: (Entonado
con la bebida).
— ¡Que brillante idea!
Baja el Telón
II
De fondo, de izquierda a derecha aparece el jardín bajo la
mayor iluminación artificial posible que podía proveerse para un trabajo al
exterior durante la noche. Hay “focas” y diferentes tipos de linternas y
reflectores. Los peones u obreros (que son seis) están en plena actividad de
remoción de tierra y plantas, trasplante y sembrado, mientras se escucha el
sonido del agua de la fuente, algunos coquíes. El reloj que antes quedaba de
frente ahora está de reverso al igual que don Luis, quien contempla con vaso de
whiskey en mano la labor del jardinero y sus seis obreros. El jardinero, cuya
silueta por su alta estatura se destaca entre los trabajadores que supervisa,
en acto de ubicuidad, hace su entrada al salón del gobernador desde la puerta
de fondo que antes quedaba a la derecha y ahora a la izquierda por estar
invertido el escenario. Mientras camina hacia L.M.M., hace un guiño de
complicidad al público, sorprendiendo al gobernador que está de espaldas
siempre supervisando el trabajo de jardinería y quien de momento pierde el
temple acostumbrado al contacto de la mano del jardinero sobre el lado
izquierdo del vientre de L.M.M.
Jardinero: (De manera sarcástica e irónica con exagerada
confianza e irrespetuosidad a la vez que le mantiene la mano echada al costado
de la barriga y rompiendo en sílabas el nombre de L.M.M.)
—Don Luis Mu ñoz Ma rín.
L.M.M.: (En sobresalto y enojo)
—Pero… ¿Qué haces aquí? (Con extrañeza intercambiando la
mirada entre “ambos jardineros”) ¡Tremendo susto que me has dado!
Jardinero: — Vine para ayudarlo a observar el jardín florido
de mágico primor. (Ríe con descaro) Para ayudarlo en sus reflexiones
jardinezcas, ante usted me he desdoblado.
L.M.M.: (Mientras frenéticamente
alterna la mirada para constatar).
— ¿De qué hablas? ¿No
deberías estar ahí? …Tra…bajando con tus
hombres… (Rostro de incredulidad, asombro, temor).
Jardinero: — Efectivamente, ahí estoy. Soy ese. (Señala). El
joven trigueño, como nos dicen ustedes
en su eufemismo, el de color, el negro como me defino yo, el alto, con trasunto
de su amigo…porque usted es su amigo… ¿Verdad? ¿Don Ernesto Ramos Antonini?
L.M.M. (Internamente en realidad alterna)
–Eres uno de ellos? Sacando revólver y dispuesto a
llamar a los policías le dispara al centro del pecho)
No, esa no es alternativa, provocaría un
escándalo. Ya seguridad dijo que estaba claro.
Y si no es un nacionalista, que de verdad no me
parece, qué rayos está pasando. ¿Será seguro seguirle la máquina?
L.M.M. (Sacudiendo su testa y rostro.)
—Mire, jardinero, aunque de momento no sé si llamarle
ilusionista, mago, malabarista o…
Jardinero: (interrumpiéndole con descaro)
—Me gusta mi título de jardinero; lo de malabarista se lo
dejo a usted por su capacidad de jugar con las palabras tanto en español como
en inglés.
L.M.M: — ¿Qué sabe usted? Digo, sin menospreciar su oficio,
pero hasta donde tengo conocimiento usted de lo que sabe si le glorifico, es de
horticultura, en palabras simples, de tierra y cultivo de plantas de
jardinería… de tierra y estiércol si le quisiera degradar...
Jardinero: — ¡Ah! Y usted se ha creído que es experto en
política y leyes, cuando ni abogado siquiera es; y hasta donde tengo
conocimiento, carece de título formal alguno, casi se graduó de Georgetown. Es
un poeta trasnochado en sin número de bohemias de la dolce vita Washingtoniana
donde le llevó su padre a vivir y nunca supo usted qué era ser puertorriqueño
más allá de la distinción que los americanos hacían de usted. Junto con ellos,
pero no revuelto... ¿O sí? A la larga,
algo, quizás una cultura y raíces que no pudo sepultar le hicieron regresar,
romper su matrimonio con su primera esposa, la americana y terminar
conquistando a una puertorriqueña para que fuera de su segunda, la primera
dama… y en cuanto a lo de estiércol... usted que se ha estado trasplantando y
replantenado conocerá mejor que yo de los respectivos abonos...
L.M.M.: —
¡Definitivamente, eres un insolente! ¡No sé por qué no te he pegado un tiro o
hecho que te arresten ya! ¡Eres un nacionalista infiltrado!
Jardinero: (Tomando absurdamente el control de la situación
ante el rostro y gestos de extrema incredulidad de L.M.M.)
—No fue esa la pregunta; si soy o no insolente, si me pega
un tiro, me arresta o si soy un nacionalista… Todo eso, está por verse.
Estábamos hablando, aunque soy jardinero, de un desdoblamiento que a propósito lo tiene en shock y quizás
para que seamos breves, el tema mismo contestará varias de sus interrogantes;
así que mientras me encuentro aquí hablando contigo, Luisito y observando lo
que ha de ser (con burla) el jardín florido donde también me ubico con mis
peones, oh perdón, obreros. (Don Luis luce distraído) Pero
eso no es nada, pues se trata como ya te dije, Muñoz, de un mero desdoblamiento
espacial. Falta mi querido, Don Luis Muñoz Marín, gobernador electo de esta
colonia, digo, ja, del ESTADO LIBRE ASOCIADO, que le explique de qué se trata
un desdoblamiento temporal-dimensional en el cual vamos a hablar en este
presente, para usted glorioso de 1952, sobre un pasado que ya usted conoce, que
ya “vivió” (utiliza los dedos para marcar las comillas en el aire) y es
cuestión de reseñarle algo del futuro que está usted por “vivir” y el otro que
no llegará a ver…
L.M.M.: — ¡Definitivamente que está el loco botao!
Jardinero: (Ignorando el comentario) —O… es cuestión de dar
acuse de la existencia de unos hechos y un futuro que a partir de hoy se ha de
desencadenar para un inevitable retorno a…ayer, o sea, a lo que hemos sido sin
disimulo hasta el día 24 de Julio de este año tuyo de 1952, la colonia al
pelao.
L.M.M.: —Tengo fama de ser buen bebedor, el gran bohemio que
nunca se emborracha, no me marihuaneo, ni uso otras cosas... No sé qué rayos,
qué patraña es esta, o qué se trae, mi querido jardinero con este juego, pero a
propósito, es cierto, se me parece usted tanto a don Ernesto Ramos Antonini y
para contestarle su pregunta y que conste, sí, él es mi amigo.
Jardinero: — La pregunta fue si usted es su amigo, él, lo
sabemos, es amigo de todos es todo un bonachón mas usted…
L.M.M.: —Lo digo, lo afirmo y lo reafirmo. (No pudo evitar
el tono y ademán del borracho a la vez que su eterno índice lo mueve
graciosamente acompañado su afirmación). Somos amigos.
Jardinero: —Pues bien, si él, que es su amigo; ¿por qué no
le ha dado la oportunidad que a otros de alcanzar puestos y metas mayores a la
de la legislatura? Por ejemplo, ¿por qué no se le consideraría para un puesto
en el tribunal Supremo, la Secretaría de Justicia o hasta para ser un posible
candidato a la gobernación cuando ya usted no aspire? ¿Por qué a la larga no lo protege de la
jauría que lo acecha en su propio partido? ¿Por qué no se le ha tratado a él
tan igual…como se trata por ejemplo a Roberto Sánchez?
L.M.M.: —– ¡Él está donde quiere!
Jardinero: — Como yo.
L.M.M.: — ¡Pues claro!
— (Blandiendo el índice al aire a lo L.M.M.) ¡Fíjese que no!
Yo estoy aquí en un desdoblamiento, como ya antes le indiqué; un desdoblamiento
dimensional de tiempo y espacio y mientras usted cree que yo he decidido estar
aquí, ha dispuesto su señoría por mí esta noche, para yo, estar ahí. (Señala
nuevamente con el índice hacia el jardín) Y… ¿sabe por qué no me quedó remedio
que estar ahí, esta noche cuando ya todos descansan del día de fiesta?
L.M.M.: — No. Dímelo.
Jardinero: — Porque es más fácil ser arbitrario con el más
pobre, el más desventajado y si este resulta ser negro y pelao con necesidades
que suplir y deberes que le obligan, pues mejor aún para el que tiene el poder.
L.M.M.: — Bueno, parece que has traído como ejemplo al negro
equivocado…Ernesto Ramos Antonini es un prestigioso abogado, excelente
político, excelso pianista, intelectual… para probar tu teoría, ya la
derrotaste antes de comenzar. Él es negro y mira lo lejos que ha llegado. Él es
uno de los hombres con mayor poder e influencia en mi administración.
Definitivamente que eres un negro acomplejado. Esa es la diferencia entre tú y
él y por eso eres el jardinero que no tuvo otro remedio sino venir esta noche a
trabajar, a menos que...
Jardinero: — Todo lo contrario. Perdone usted que en esto le
lleve ventaja pues ya he visto el futuro. Definitivamente, el Lcdo. Ramos
Antonini es un ser excepcional, pero dígame: ¿Cuántos de esos blancos en la
legislatura tuvieron que como él hacer grandes sacrificios, vender carbón y
pasar hambres para poder darle logro a su talento innato, a los sueños que no
abandonó?
L.M.M.: — No sé si quieres vamos y les preguntamos… ¿o es
que los negros son los únicos que vienen de la pobreza?
Jardinero: — Por supuesto que no, pero no cargan el estigma
que dejó la esclavitud contra toda una descendencia y su raza ni la desventaja
de nacer sin hacienda o nombre que heredar para abrir más cómodamente el
camino…Ponga siempre en igual de condiciones a un blanco y a un negro en Puerto
Rico para que vea como la “casualidad” permite que el blanco siempre llegue más
lejos, abra más puertas, logre más y mejores posiciones, sea visto como el
lindo o la linda para que el sufragio le favorezca. Los negros no hemos tenido
otra cosa que heredar distinto a ustedes, que la miseria que nos dejó la esclavitud
y el estigma. No me diga que eso es cuestión del pasado, apenas han
transcurrido setenta y nueve años y todavía viven entre nosotros hombres y
mujeres que nacieron con cadenas. Su clase y los de su raza no abolieron la
condición de esclavos, seguimos los negros siendo esclavos, nos quitaron la
dignidad de llamarnos como lo que éramos tratados, entonces fue peor…Por un
negro que se cuela en una institución siempre habrá miles que no han de lograr
oportunidad alguna excepto de ser limpiabotas y si tiene suerte algún día puede
que logre ser jardinero en Fortaleza como aparentemente la he tenido yo para
que a gusto y gana de usted pierda toda la noche porque al salir el sol usted
quiere ya, su jardín florido.
L.M.M.: — Volvemos a lo mismo y qué raro que aquí quien se
valga del malabarismo verbal, sea usted,
hablando hasta de conceptos extraños de la ciencia, de la sociología, de
todo….cuando precisamente me acusa a mí de ser el malabarista. ¡Suena usted
mucho más que un mero jardinero!
Jardinero: — Mi querido don Luis, usted incita y activa la
actividad neuronal aunque sea a distancia de tiempo, espacio y dimensión. (Con
arrogancia y pedantería exagerada) Es por ello que mi nivel verbal creativo se
pone a tono con el suyo o le atropella si de momento las frecuencias no
coinciden por razones obvias, a favor mío por supuesto. Le concedo, que
definitivamente, es usted muy inteligente, más aún cuando mi apreciación es
desde una imagen infinitamente amplia a la que usted en su mortalidad precaria
ha podido alcanzar. Me ubico para hablarle desde el 31 de diciembre del año de
2013, por lo cual ejerzo la mayor consideración y compasión posible hacia usted
y... desde allá no soy el mero jardinero
que usted esta noche llamó.
L.M.M.: (Tocado en su ego, sonríe y se apresta a abrir otra
botella de whiskey)
—Esta noche, he descubierto, que es usted mi querido
jardinero, el más genial filósofo que hasta hoy haya podido conocer o quizás el
pícaro más descarado en toda la Isla. Me impresiona grandemente y más aún
cuando se ha permitido unos avances que ni siquiera mis más cercanos
colaboradores osan permitirse.
Jardinero: — No he de darle las gracias ni por una cosa o la
otra pues lo podría confundir aún más. No soy filósofo ni genio, pero la
existencia me ha enseñado que aquellos que por lo regularmente se alzan como
tales entre la muchedumbre son tan comunes y ordinarios como los demás excepto
que han tenido por razón de accidentes, del azar o alguna disciplina, la
oportunidad de observar desde una perspectiva superior desde la cual en lugar
de ver un cuadro o recuadro limitado, logran ver el cuadro en su totalidad o al
menos en las dimensiones amplias que nos negamos nosotros comúnmente a
observarlas. Le reconozco, que en efecto, tuvo usted la oportunidad de ver un
cuadro más amplio que la mayoría, pero no alcanzó a verlo como lo hicieron
otros que tildaron de locos. Este momento, acá entre usted y yo, marca el
encuentro de dos visionarios de ese cuadro más amplio, aunque estoy en obvia
ventaja, vuelvo y le reconozco para celebrar este encuentro que usted
definitivamente vio el cuadro mayor que otros no vieron…(Ante gesto de
complacencia de L.M.M.) …pero no se vaya a regocijar tanto o enorgullecer de lo
que pudo ser otra historia, otro futuro alterno que por su proceder ante esa
realidad atisbada, le negó por otras conveniencias al pueblo de Puerto Rico. En
este momento, celebrando nuestro encuentro, procedo y me circunscribo a mi
deber moral en esta noche que ya es madrugada obscura y en la cual he sido
llamado por usted mismo para hacer algo tan particular que marcará mi vida por
siempre y es por lo cual, en atención a ese pobre jardinero soñador que soy
(señalando hacia el jardín) desde lo que conocemos o entendemos como futuro, he
transitado en retrospectiva desde mi última noche vieja, para apercibirle de lo que todo esto (su Estado
Libre Asociado) significa y deja de significar.
L.M.M.: (Aturdido) — Eres un hablador muy presumido…pero
vamos, apliquemos un poco de lógica y que conste, que de los dos, el que más ha
empinado la botella o doblado el codo, como dicen, he sido yo. Para
desenmascarar tu ilusión y el truco del desdoblamiento ese, aunque debí
comenzar por ahí; haré una pequeña observación: Yo, Luis Muñoz Marín,
gobernador electo del Nuevo Estado Libre Asociado, estoy presenciando desde la
comodidad de este salón ese jardín de la Fortaleza siendo renovado por un grupo
de trabajadores que a su vez en medio de ellos alega usted supervisa, yo lo
estoy viendo y definitivamente es el jardinero que mandé a llamar esta noche.
Ese jardinero allá afuera no se percata del otro yo suyo desdoblado, hablando
supuestamente aquí adentro conmigo.
Dicen que algunos santos tienen la capacidad de la ubicuidad, se ha
dicho de padre, Pío, pero usted…Bueno, pero como si eso no fuera
suficientemente absurdo para creerme esta alucinación, dice usted o reclama
venir o proyectarse del futuro, mas luce de la misma edad no mayor de 29 años
que también aparenta allá afuera. ¿Cierto?
Jardinero: (Secamente y mirando su otro yo) — Cierto.
L.M.M.: —Entonces; ¿cómo es posible verle a usted que dice
venir o desdoblarse de su futuro de 2013…(haciendo cálculo) …a esta fecha…desde
una edad de…con esa cara…¡Eres un bribón, un hermano gemelo en compinche con el
jardinero para jugarme esta broma! Casi me logras engañar…Tendrás mucho que
explicarle a los de int…(se corta).
Jardinero: —Creo que lo he sobreestimado. Ha llegado a la
conclusión más lógica en el orden de lo ordinario. Sin embargo, tomando en
cuenta que usted no es más que un mero gobernador de una colonia, que resulta
ser su propio país. ¡Se ha prestado para ser gobernador colonial de la propia
tierra que le vio nacer! ¿Tienes idea del papelón histórico que ello
implica? Bueno, pero el asunto es que como
gobernador de colonia, no se puede esperar de usted mucho a la hora de
conceptos de la relatividad, la física cuántica, la sub atómica, los universos
paralelos… pero para ser simple con vuestro honor, le contestaré que una
conciencia madura que se ilumina por la misma razón de esa ciencia que está por
entenderse, no conoce el envejecimiento que afecta al mundo tridimensional
altamente entrópico.
L.M.M.: —Creo entender… (Sin mucha convicción en la voz que
engola aún más). Bueno en lo que amanece y el jardín está listo o hasta que
caiga rendido por el sueño, seguiré el juego del gemelo que dice que viene del
futuro, mientras su querido hermano, está allá afuera en el sereno. Así que
contéstame sin titubear: ¿Qué edad tienes?
Jardinero; —Noventa y dos cumplidos.
L.M.M.: (Sorprendido por la rápida y certera respuesta,
burlonamente)
— ¡Eres todo un anciano!
Jardinero: — Sí, hasta mi despedida de noche vieja de donde
vengo y a mucha honra. No me quejo de los servicios de salud que recibí y el
progreso de la medicina. El temor en el siglo XXI en esta Isla, no es tanto
morir por causa natural o calamidades que la pobreza siempre acarrea. El tipo
de pobreza que nos está matando es otro, la violencia desencadenada por la
avaricia, el hedonismo, los lujos no compara con la violencia que tuvimos en
los treinta con los nacionalistas que era una violencia reivindicatoria que a
la larga se aplacó por causas que usted mejor que nadie conoce.
L.M.M.: (Pensativo, casi ido y casi inaudible, como hablando
para sí)
—Operación serenidad. (Volviendo al tono anterior) Pero
dime, ya que estamos en eso; ¿Qué me dices de mi muerte, cómo fue?
Jardinero: (Mecánicamente sin importar el cambio de tema)
—Usted muere de viejo; envejece prematuramente, como ya se le atisba; va a tener
un gran entierro.
L.M.M.: (Como un niño que pregunta si van para su
cumpleaños) — ¿Vas a ir a mi entierro?
Jardinero: — No pude o mejor dicho, hablando en este tiempo
presente de usted, no podré ir, pero lo veré por televisión; será transmitido
en vivo y….
L.M.M.: —Y…?
Jardinero: —Nada, son cosas de la tecnología que usted
tendrá oportunidad de conocer.
L.M.M.: —Eso me alienta un poco, un entierro como ese que tú
relatas dice algo del que entierran.
Jardinero: —O del pueblo que entierra. A usted el pueblo que
lo entierra…pero eso ya pasó.
L.M.M.: —Para mí no, para mí está por pasar.
Jardinero: —Sí, pero no es de su incumbencia y no es
pertinente para nuestros efectos en este preciso y particular instante.
L.M.M.: — ¡Ah y me vas a contar tus memorias del futuro! ¿Es
eso lo pertinente para ti?
Jardinero: —Las memorias del futuro, las de mi presente de
anciano, lo que recién he presenciado.
L.M.M.: (Con amargura y desengaño) — ¿Entonces no me darás
los anticipos a futuras contiendas electorales, a nuevas hazañas políticas, a
más logros, a lo que quiera preguntarte?
Jardinero: —Todo lo que le diga del futuro, equivaldrá al
producto de su ilusión. Ese futuro es como una fosa que usted ha cavado, como
cavan afuera los obreros en el jardín las zanjas para poner flores que
simularán un verdadero jardín que ha florecido de forma natural. Usted por cambio, ha creado o ha cooperado
para crear una ilusión. Usted es el jardinero del imperio poniendo flores donde
no las hay y ha querido ver en mí y hacer de mí, lo que usted a flor de piel no
se acepta pero en lo profundo ya lo carcome como polilla al pichi pen. Sí don
Luis, este jardín es una ilusión, su ELA es una ilusión y usted...
L.M.M.: (Iracundo) — ¡Ilusión eres tú! (Mirando el vaso y
para sí) Esto me lo ha producido tanto
whiskey. No. Este jardín no es una ilusión, más bien, es un motivo,
(levantando el dedo índice, ojos en
arrebato de locura) es un sueño, es belleza y esperanza para quien visite los
predios de esta Fortaleza. Tú, eres la ilusión de un futuro que alegas ya
conocer. Pero vamos, voy a seguirte aún más la corriente dando rienda suelta a
la imaginación y a esta bohemia existencial, futurista y dimensional.
(Volviéndose sobrio) Explícame por qué esto es una ilusión mientras tú y tu
futuro no lo son.
Jardinero: — Solamente a alguien con tanta habilidad en el
lenguaje, en los ajustes conceptuales y dominio de la retórica, el hombre
genial que ha creado eso imposible que llaman ELA bajo conceptos de
juridicidad, podía yo plantearle el futuro posible en dimensión de tiempo y
espacio tan maleable como su ELA mismo. (Pausa, pensativo) Su pregunta
despierta la respuesta que instantáneamente se hace en mí por razón de la
conciencia a la cual advengo. Pues bien, acaba de inquirir, precisamente lo que
es el propósito de esta aparición mía, y por lo visto es romper el esquema
mental que el coloniaje ha calado en usted...y a través de usted...
L.M.M.: — ¿Romper a mí qué? ¡Yo que estoy rompiendo con la
colonia, creando una figura descolonizadora única, autóctona, todo un modelo político!
¡A ti te voy yo a romper la cara, sin vergüenza!
Jardinero (Ignorándole) — Tan es así que ahora pretende usar
este jardín de símbolo para convencerse de un espejismo que le ha vendido al
pueblo. La pobre doña Inés, a quien usted conquistó en sus campañas, escogió el
verdadero jardín de la Fortaleza, el auténtico, su amor por la patria es
genuino, pero usted la calla y ella se refugia en el jardín verdadero, lejos de
su demagogia. Usted quiere superar eso y tener el propio ya que aquel ha sido adjudicado
a ella; por siempre será el jardín de doña Inés, el gobernador quiere el propio
en este patio interior, pero no hay alma, no hay corazón sino un esfuerzo de
mera apariencia para convencerse de que un artificio puede alcanzar existencia
verdadera. Esta ilusión es la que usted quiere creerse, este jardín de invento
que a pesar de lo que se haga o se deje de hacer esta noche o madrugada, no
dejará de ser el jardín feo de la Fortaleza colonial donde usted reside como
primer gobernador electo por el pueblo en la colonia de siempre.
L.M.M.: — Es que suenas como un maldito nacionalista..
¿Acaso eres o no un nacionalista? ¿Un infiltrado de Albizu?
Jardinero: — No se
asuste don Luis, sé que ese fue el discurso de don Pedro y los nacionalistas,
pero es la verdad que ha de prevalecer a la larga cuando la ilusión que usted
hoy ha consagrado quede en total descrédito.
L.M.M.: —Entonces… ¿por fin lograron la independencia? ¿En tu futuro, por fin Puerto Rico es
república?
Jardinero: —Don Luis,
si esa ha sido su esperanza, sepa usted, que no. Su colaboración con los
servicios de inteligencia de la metrópolis fue muy efectiva. Los
independentistas y nacionalistas fueron hasta la saciedad perseguidos,
neutralizados, fichados, encarpetados, encarcelados, estigmatizados y
desgraciadamente, muchos de ellos asesinados vilmente como el caso que para
conmemorar esta misma fecha un gobernador incondicional y anexionista declarará
héroes a los asesinos de dos jóvenes entrampados en el Cerro Maravilla. El 25
de julio de 1978, a eso de la una y cuarenta y cinco de la tarde el
superintendente de la policía para entonces, le pasará un papelito al
gobernador (quien a propósito habría de postergar su discurso) en el cual le
avisarán que la misión ha sido cumplida. Como tantas otras misiones contra la juventud
de esos años. Los matarán de diversas maneras, no sólo de la muerte física…La
emisora del pueblo de Puerto Rico transmitirá la proclamación pero se
encargarán luego de destruir la evidencia filmica. Hay testigos que escribirán sobre
dichos hechos porque la sangre de esos dos mártires así lo requerirá. Maravilla
será otra ilusión que otro gobernador como usted querrá disimular con flores
que irremediablemente han de secarse para dejar al descubierto, la sequía de su
alma. Si la esperanza, si ha guardado alguna, bajo la ilusión que hoy siembra
de un Puerto Rico libre, sepa que quedará hecha cenizas, derrotada. No hay
circunstancias perfectas para nada excepto la voluntad de tomar o no el rumbo
que se quiere don Luis. La ilusión que estará rindiendo fruto en mi futuro como
usted dice, gracias a su gran obra, será la anexión, integración final
a la nación del norte, la que será favorecida con un rechazo en las urnas a
este engendro suyo que con tanta rimbombancia ha bautizado para efectos del
español puertorriqueño como Estado Libre Asociado y para efectos del americano
un simple Commonwealth como titulan estados, provincias y colonias en el mundo
anglosajón. Esa es una de los mayores actos de charlatanería y engaño.
LM.M.: (De ensimismado a reflexivo)
—Dígame una cosa: Los Estados Unidos; ¿cuál ha de ser la
posición de ellos? ¿Estarán de acuerdo
con el reclamo estadista?
Jardinero: (Entre dientes) — ¿Para qué usted cree que lo utilizaron?
L.M.M.: — ¿Qué?
Jardinero: — ¿De verdad lo quiere saber? ¿Supo usted qué los
americanos querían antes de 1952? Quizás le duela la respuesta. Parece que ya
está convencido de que le hablo desde el futuro.
L.M.M.: —Te dije que te iba a seguir el juego, pero sí, por
favor, dime.
Jardinero: —Pues bien, hablando desde mi presente, tan
transitorio como el de cualquiera, le puedo decir que lo menos que le puede
doler es que Estados Unidos, todavía no expresa clara o directamente que
definitivamente concederá la estadidad. Lo que sí le ha de doler a usted don
Luis, es que la nación para la cual usted rindió un servicio único, ha tomado
iniciativas serias, aceptando que el estatus del ELA es el problema que no quiere
cargar ya y ha ido nombrando funcionarios de diferentes agencias para retomar
directamente el poder, control y supervisión de las materias críticas en la
colonia. Como si fuera poco, está buscando alternativas para la situación
embarazosa que tanto la Isla como la nación americana enfrentan ante el mundo.
Es como si una ventolera los haya dejado desnudos ante el mundo dejando ver
entre ambos, de qué estaba hecha la relación ELA-EEUU. Dicen por ahí que la
Isla y todas sus instituciones gubernamentales han sido puestas bajo
sindicatura, hasta la judicatura, don Luis. ¡Imagínese!
L.M.M: —Eso fue lo que
a mí me dijeron para establecer el jardín, digo un gobierno auténticamente
propio mediante un convenio. Que estaban buscando alternativas para resolver el
problema colonial, para sacar a Puerto Rico de lista negra de las Naciones
Unidas de la lista de las colonias, de los pueblos que aún quedaban en el mundo
por resolver su falta de autodeterminación.
Jardinero: —Y usted se dejó convencer, aceptó un pacto
secreto, se convirtió no sólo en el traductor del americano sino en el
intérprete del papel que le asignaron en el teatro político de la colonia.
¡Vaya entrenamiento en sus años de juventud, cuando la hacía de traductor en
Washington! La inteligencia americana es experta en reclutar traductores e
intérpretes. Usted fue el mejor en su momento ya que no hubo manera de
convencer a Albizu que le superaba a usted, en todo y por mucho, pero…Bueno,
pero volviendo a ese rol que jugó muy bien usted como traductor e interprete…
¿Acaso pensó que la masa, la muchedumbre permanece perpetuamente ignorante?
(Don Luis lo mira frunciendo el ceño) Ya sé, usted no era la inteligencia
americana, usted era instrumento de la inteligencia creyendo tener luego la
propia para exterminar al enemigo del americano que resultaba ser la conciencia
misma del puertorriqueño. No, no se descartó que la muchedumbre dejara atrás la
ignorancia, todas las muchedumbres son capaces de dejar mucha ignorancia atrás,
pero en lugar de despertar muchas veces, se adormecen más y hasta pierden la
brújula que una vez correctamente les guió en el sentido de lo intangible, la
fuerza, el dínamo de todos los pueblos, ese espíritu de ser y existir a toda
costa. La masa dejó definitivamente de ser ignorante y se convenció de la
tomadura de pelo colectivo que fue el ELA. Su proyecto y el del americano,
tiene fecha de expiración, que dice 6 de noviembre de 2012. Hace ya un año y
casi dos meses en mi presente, que expiró aunque sus herederos políticos, los
que dominan, están en total negación.
Ya el pueblo en mayoría ese día votó no al ELA.
L.M.M. — ¿Qué? No puede ser...
Jardinero: — Oyó bien, ha pasado un año que en el futuro, volvieron al limbo que tuvimos hasta antier 24 de julio de 1952. El americano está tomando control de todo nuevamente, sin disimulo, sin traductores, ya que el que no sabe inglés se defiende o se lo traducen literalmente en vez de poéticamente.
L.M.M. — ¿Qué? No puede ser...
Jardinero: — Oyó bien, ha pasado un año que en el futuro, volvieron al limbo que tuvimos hasta antier 24 de julio de 1952. El americano está tomando control de todo nuevamente, sin disimulo, sin traductores, ya que el que no sabe inglés se defiende o se lo traducen literalmente en vez de poéticamente.
L.M.M.: — Si eso es así, vamos a dejar el jardín como está,
no lo cambie, voy a vivir esta realidad, tal como es en toda su crudeza para
luchar por lograr el pacto verdadero…la común defensa, la común moneda, la…
Jardinero: — Don Luis, nada fue ni es común. Lo que es de
ellos de ellos es. No había siquiera un plan común, un proyecto de futuro
común. Ellos por su puesto tenían su plan, su mapa y usted de tanto traducir e
interpretar lo que había en ese plan y en ese mapa para Puerto Rico se perdió y
creyó que el mapa y el plan eran suyos. Usted dejó su plan a un lado, lo dejó
en quimera para… don Luis: ¿De verdad usted tuvo un plan de independencia o
socialismo o fue parte del programa de inteligencia a largo plazo del americano
para usarlo a usted y su partido de red y palangana para pescar en el río
revuelto que era la isla para quien les prometiera convincentemente el pan, la
tierra y la libertad, pero sobre todo el pan, don Luis, el pan que matara de
una vez las ganas grandes que había de libertad?
L.M.M.: (Precariamente) — Pero… ¿Si desde hoy empiezo a
corregir, a reclamar, a exigir a enmendar…
Jardinero: (Retóricamente) — ¡El jardín del patio interior,
don Luis! ¿Ha pensado usted en eso?
L.M.M.: — ¿No fue para eso que te llamé?
Jardinero: — Lo que usted pactó, lo que ya hizo, lo que
cedió desencadenó la noche del futuro desde la cual le he venido a hablarle.
Una noche corta, pero sin amanecer como esta, tan parecidas ambas aunque
separadas en el tiempo. No hay amanecer a este 25 de julio de 1952, no hay
amanecer aunque se declare en todas las proclamas del mundo, aunque usted le
diga al sol que salga a las ocho. O quizás, si hay amanecer en mi noche mas no
en esta la suya, todavía no lo sé, pero se intuye un retorno a la conciencia
que hoy usted durmió, que acalló, que encarceló, que traicionó o quizás es
divagación, me siento cansado…Todo está desencadenado ferozmente aun cuando
vista su realidad con este jardín hermoso; la amargura es su futuro, saber que
le tomaron el pelo, se lo dejó tomar o se hará el que se lo tomaron… Ya nada
que intente usted o los sucesores políticos suyos, surtirá efecto. Serán
ignorados, burlados, desairados pero nunca avergonzados porque la dignidad la
perdieron a partir de usted. Usted hizo el trabajo que el americano necesitaba
se hiciera para con una ficción, un invento de la inteligencia americana
combinada con una buena estrategia en el uso de la palabra y los recovecos
donde el inglés y el español jugaron al esconder ahí estaba usted, con su “Top
Secret Clearance” desde los años cuarenta cuando usted empezó a girar el timón
conforme a los vientos del norte. La post guerra, el plan de reconstrucción y
la Organización de las Naciones Unidas. Los americanos como buenos capitalistas
han consumido bien las teorías de su enemigo y más hegelianos en el devenir
histórico no pudieron ser. Y usted, la ficha perfecta para llevar su plan a
cabo, casi logran el plan Drácula con usted de desalojar Vieques y Culebra
hasta de los ataúdes, a no ser…A propósito, también tengo un “top secret security clearance” (L.M.M. se torna
sombrío).
L.M.M.: —Me encantan
las novelas de Julio Verne. Tú debes ser un personaje escapado de una de sus
ficciones o has de ser un escritor con magnífica imaginación.
Jardinero: — Ya estoy por dejar este puesto (Señala su
figura alterna en el jardín). Tengo una beca para ir a estudiar en la
Universidad de Chicago, recién completé mi bachillerato y voy a realizar
estudios post graduados, ha sido cuesta arriba, negro, pobre, sin familia, sin
apellido, un don nadie como ustedes dicen pero con empeño. Gracias que hubo otro negro que me ha
mostrado el camino y que los suyos a cuchillo de palo lo han de matar.
Eventualmente el gobierno federal me reclutará para trabajos de lo que es un
verdadero Departamento de Estado y (sonriendo) en asuntos de inteligencia, don
Luis. No es casualidad que yo sea su jardinero.
(L.M.M. silenciosamente reclina hacia atrás su cabeza en
busca de algún recuerdo)
Baja el Telón
III
El mismo salón, con los mismos detalles que al principio
aunque totalmente iluminado. Una atmósfera de oficialidad de Estado reina. Se
encuentran en el salón vestidos formalmente para la ocasión, dos Luis y dos
emisarios del presidente de los Estados Unidos. La fecha es enero de 1948,
inauguración de L.M.M. como primer gobernador puertorriqueño electo por el
pueblo. La conversación se da en inglés (subtitulada). Mesa con dos botellas y tres vasos. De fondo, antes que comience
dialogo, fragmento de discurso de Pedro Albizu Campos.
Voz: — “Pues bien, los fundadores de las Naciones Unidas
previeron que lo no gubernamental era más importante que lo gubernamental y en
virtud de esa disposición es que el Partido Nacionalista lo reconocieron como
entidad distinta a cualquier organización de Estados Unidos alegando de que
Puerto Rico es una nación distinta a Estados Unidos……”
L.M.M.: —Gentlemen, I
am glad the President honored me and my fellow countrymen with your(Caballeros, estoy complacido que el presidente me honre a mí y a mis queridos compatriotas con su
presence at
the official inauguration of my first term as governor of Puerto Rico. My wish,
of course
presencia en la inauguración oficial de mi primer término como gobernador de Puerto Rico. Mi deseo por supuesto
was that the president himself would appear side by side with me as a
sign of the winds of change in
era que el mismo presidente hubiera aparecido lado a lado conmigo como señal de los vientos de cambio en
the relations of our respective countries. But I
understand very clear and very well, that there are
las relaciones de nuestros respectivos países. Pero entiendo muy claro y muy bien, que hay
other priorities and
prerogatives for the President to be exercised. I am aware that the President
is
otras prioridades y prerrogativas a ser ejercidas por el presidente. Estoy consciente de que el presidente está
very busy taking care of so many issues at the domestic level as well as the
International one.
muy ocupado encargándose de tantos asuntos a nivel doméstico así como en lo internacional.
Nevertheless I hope that the President can come to my next
inaugural term since I have plans to be
No obstante, yo espero que el presidente pueda venir a la inauguración de mi próximo término ya que tengo planes de ser
the governor of this tropical paradise
for a while. So, your distinguished presence on this inaugural
el gobernador de este paraíso tropical por buen tiempo. As, su distinguida presencia en este día inaugural
day for me is
something that I will forever appreciate as one of the most memorable and
important
para mí es algo que por siempre apreciaré como uno de los más memorables e importantes
honors I have ever been granted in my entire life. Thank you very
much for coming and hope you
honores que nunca haya recibido en toda mi vida entera. Muchas gracias por venir y espero que ustedes
enjoy your stay and the hospitality of the Puerto
Ricans. Gentleman, let us have a toast!
disfruten su estadía y la hospitalidad de los puertorriqueños. Caballeros, vamos a brindar!)
(Los emisarios del presidente se miran con ademán de
menosprecio a L.M.M. quien se hace el desentendido de dicho gesto)
L.M.M. —For America and Puerto Rico!
Emisario 1 y 2: (Con fuerte acento americano) —¡Salud!
Emisario 1 y 2: (Con fuerte acento americano) —¡Salud!
(Entre los emisarios del gobierno federal, sólo Emisario 1
hablará, mientras Emisario 2 se mantendrá clínicamente observando a don Luis y
tomando notas).
Emisario 1: — Look, eh…governor…
(Mire, eh...gobernador)
L.M.M.: — You can call me just Luis or don Luis.
(Usted me puede llamar Luis o don Luis)
(Mire, eh...gobernador)
L.M.M.: — You can call me just Luis or don Luis.
(Usted me puede llamar Luis o don Luis)
Emisario 1: — Excuse me but we are not allowed to be
informal with you yet; at least not us. First of
(Discúlpeme, pero no nos dejan ser informales con usted aún; por lo menos nosotros no. Primero que
all, we need to know straight from you about your position regarding Puerto Rico’s political status.
todo, necesitamos saber directamente de usted su posición en relación al estatus político de Puerto Rico.)
L.M.M.: — The political status of Puerto Rico will be always the one that democracy and
(El estatus político de Puerto Rico será siempre aquel que la democracia y
participation allow the people to reach.
la participación permitan alcanzar.)
Emisario 1: — Mr. Governor, we are aware of your verbal virtues and the capacity of saying
(Sr. gobernador, nosotros estamos al tanto de sus virtudes verbales y la capacidad de decir
things without saying anything and that is why we like you. You are our man…but, listen we want to
cosas sin decir nada y es por eso que usted nos cae bien. Usted es nuestro hombre...pero, escuche nosotros queremos
be straight forward with you as we want you to be straight forward with us. The question again is: Do
ser directos con usted así como queremos que usted sea directo con nosotros. La pregunta otra vez es:
you still believe in independence for Puerto Rico?
¿Todavía cree usted en la independencia para Puerto Rico?
L.M.M.: — Independence? Who me? See I am not young anymore, sometimes at youth one (¿Independencia? ¿Quién yo? Mire, yo ya no soy joven, algunas veces en la juventud uno
commits mistakes but all those errors are left behind, in the past, particularly when serious
comete errores, pero todos esos errores son dejados en el pasado, particularmente cuando serias
responsibilities of life make one see the whole world in a different way. Besides, my people, my
responsabilidades de la vida hacen que uno vea todo el mundo de un modo diferente. Por otro lado, mis
countrymen have a conservative political tradition avoiding always the change. They have the
compatriotas tienen una tradición política conservadora y evitan siempre el cambio. Ellos son
proclivity to stay in the middle and that is why under Spain’s and U.S. domination, oh I mean,
proclives a permanecer en el medio y es por ello que bajo la dominación de España y EEUU, oh quiero decir,
sovereignty they had preferred autonomy.
soberanía, ellos han preferido la autonomía.)
(Discúlpeme, pero no nos dejan ser informales con usted aún; por lo menos nosotros no. Primero que
all, we need to know straight from you about your position regarding Puerto Rico’s political status.
todo, necesitamos saber directamente de usted su posición en relación al estatus político de Puerto Rico.)
L.M.M.: — The political status of Puerto Rico will be always the one that democracy and
(El estatus político de Puerto Rico será siempre aquel que la democracia y
participation allow the people to reach.
la participación permitan alcanzar.)
Emisario 1: — Mr. Governor, we are aware of your verbal virtues and the capacity of saying
(Sr. gobernador, nosotros estamos al tanto de sus virtudes verbales y la capacidad de decir
things without saying anything and that is why we like you. You are our man…but, listen we want to
cosas sin decir nada y es por eso que usted nos cae bien. Usted es nuestro hombre...pero, escuche nosotros queremos
be straight forward with you as we want you to be straight forward with us. The question again is: Do
ser directos con usted así como queremos que usted sea directo con nosotros. La pregunta otra vez es:
you still believe in independence for Puerto Rico?
¿Todavía cree usted en la independencia para Puerto Rico?
L.M.M.: — Independence? Who me? See I am not young anymore, sometimes at youth one (¿Independencia? ¿Quién yo? Mire, yo ya no soy joven, algunas veces en la juventud uno
commits mistakes but all those errors are left behind, in the past, particularly when serious
comete errores, pero todos esos errores son dejados en el pasado, particularmente cuando serias
responsibilities of life make one see the whole world in a different way. Besides, my people, my
responsabilidades de la vida hacen que uno vea todo el mundo de un modo diferente. Por otro lado, mis
countrymen have a conservative political tradition avoiding always the change. They have the
compatriotas tienen una tradición política conservadora y evitan siempre el cambio. Ellos son
proclivity to stay in the middle and that is why under Spain’s and U.S. domination, oh I mean,
proclives a permanecer en el medio y es por ello que bajo la dominación de España y EEUU, oh quiero decir,
sovereignty they had preferred autonomy.
soberanía, ellos han preferido la autonomía.)
Emisario 1: — Well, that’s exactly what we want the
situation to be, but you, governor…Are you an
(Bueno, eso es exactamente lo que queremos que sea la situación, pero usted gobernador... ¿Es usted un
independentista? Do you still believe in independence for the Island?
independentista? Todavía usted cree en la independencia para la Isla?
(Bueno, eso es exactamente lo que queremos que sea la situación, pero usted gobernador... ¿Es usted un
independentista? Do you still believe in independence for the Island?
independentista? Todavía usted cree en la independencia para la Isla?
L.M.M.: — (Sonriendo) When did I believe?
(¿Cuándo creí?)
(Los dos emisarios se miran)
Emisario 1: — You know Mr. Governor, that we have kept a
file on you since those years of youth.
(Usted sabe Sr. gobernador que nosotros hemos mantenido un archivo sobre usted desde esos años d juventud.)
(Ahora ellos le sonríen maliciosamente). You were not only an Independentista, you were before that
(Usted no sólo fue independentistas, usted fue antes que eso un militante nacionalista y fue también un socialista
a militant nationalist and you were a socialist too; even your new party the PPD, utilizes the red color
un militante nacionalista y fue también un socialista; igual, su nuevo partido PPD, utiliza el color rojo
and has very socialist name and slogan. A popular party offering bread, land and freedom! Or are you
y tienen un nombre y lema muy socialista. ¡Un partido popular que ofreciendo pan, tierra y libertad! O va usted
going to translate that to us in your own and particular way?
a traducir eso a nosotros en su propia y particular manera?)
(Usted sabe Sr. gobernador que nosotros hemos mantenido un archivo sobre usted desde esos años d juventud.)
(Ahora ellos le sonríen maliciosamente). You were not only an Independentista, you were before that
(Usted no sólo fue independentistas, usted fue antes que eso un militante nacionalista y fue también un socialista
a militant nationalist and you were a socialist too; even your new party the PPD, utilizes the red color
un militante nacionalista y fue también un socialista; igual, su nuevo partido PPD, utiliza el color rojo
and has very socialist name and slogan. A popular party offering bread, land and freedom! Or are you
y tienen un nombre y lema muy socialista. ¡Un partido popular que ofreciendo pan, tierra y libertad! O va usted
going to translate that to us in your own and particular way?
a traducir eso a nosotros en su propia y particular manera?)
L.M.M.: — That wasn’t my idea. Well I
am not an independentista and to prove it I expelled them all
(Eso no fue mi idea. Bueno, yo no soy un independentista y para probarlo expulsé a todos ellos
from the party and if it necessary I will do a new purge.
del partido y si fuera necesario haré otra nueva purga.)
(Eso no fue mi idea. Bueno, yo no soy un independentista y para probarlo expulsé a todos ellos
from the party and if it necessary I will do a new purge.
del partido y si fuera necesario haré otra nueva purga.)
Emisario 1: — You know the deal. We don’t want to tell you
what to do, you are a free man acting
(Usted sabe el trato. Nosotros no queremos decirle a usted qué hacer, usted es un hombre libre actuando
under your own will and conscience. Isn’t that right, Mr. Governor?
bajo su propia voluntad y conciencia. ¿No es eso así, Sr. gobernador?
(Usted sabe el trato. Nosotros no queremos decirle a usted qué hacer, usted es un hombre libre actuando
under your own will and conscience. Isn’t that right, Mr. Governor?
bajo su propia voluntad y conciencia. ¿No es eso así, Sr. gobernador?
L.M.M.: — Not everything that looks like is and not
everything that is would look like it to be. But
(No todo lo que parece ser es y no todo lo que es parecería ser. ¡Pero
gentlemen, please! At this point of our relation, you should know better. Washington knows better.
caballeros, por favor! En este momento de la relación ustedes deberían conocer mejor. Washington conoce mejor.
(No todo lo que parece ser es y no todo lo que es parecería ser. ¡Pero
gentlemen, please! At this point of our relation, you should know better. Washington knows better.
caballeros, por favor! En este momento de la relación ustedes deberían conocer mejor. Washington conoce mejor.
Emisario 1.: — We are just reassuring. Guess what, Mr.
Governor! The President, some important
(Nosotros sólo nos estamos asegurando. ¡Adivine qué, Sr. gobernador! El presidente, algunos miembros importantes
members of the Congress and some distinguished members of the Pentagon and other vital agencies
del congreso y algunos distinguidos miembros del Pentágono y otras agencias
are looking for someone like you to administer the interests of the Island under the new changes that
están buscando a alguien como usted para administrar los intereses de la Isla bajo los nuevos cambios que
are about to happen. We are at the dawn of a new era; you will witness even more a huge economic
por suceder. Estamos en el amanecer de una nueva era; usted será testigo de un progreso económico enorme
progress under your administration, with that you will have guaranteed a long time as governor to be
bajo su administración, con ello usted tendrá garantizado un largo tiempo como gobernador a ser
reelected as many times you wish. All we need is your loyalty, your assurance that you will not turn
reelecto tantas veces como usted desee. Todo lo que necesitamos, es su lealtad, la seguridad de que usted no retornará
back to independence, socialism, neither will pursuit statehood, but over all we need as quick as
a la independencia, el socialismo, tampoco procurará la estadidad pero sobre todo necesitamos los más rápido que sea
possible to silent Don Pedro and his nationalist movement. For that we need from you to approve a
posible, silencias a don Pedro y su movimiento nacionalista. Para ello nosotros necesitamos de usted que apruebe una
law making the content of his discourses illegal if by consequences of his words any violence arises
ley que haga del contenido de sus discursos, ilegales y si por consecuencia de sus palabras brotara alguna violencia.
then you must imprison him. (Tendiéndole un sobre) Take this outline.
entonces usted tendrá que encarcelarlo. Tenga este bosquejo.)
(Nosotros sólo nos estamos asegurando. ¡Adivine qué, Sr. gobernador! El presidente, algunos miembros importantes
members of the Congress and some distinguished members of the Pentagon and other vital agencies
del congreso y algunos distinguidos miembros del Pentágono y otras agencias
are looking for someone like you to administer the interests of the Island under the new changes that
están buscando a alguien como usted para administrar los intereses de la Isla bajo los nuevos cambios que
are about to happen. We are at the dawn of a new era; you will witness even more a huge economic
por suceder. Estamos en el amanecer de una nueva era; usted será testigo de un progreso económico enorme
progress under your administration, with that you will have guaranteed a long time as governor to be
bajo su administración, con ello usted tendrá garantizado un largo tiempo como gobernador a ser
reelected as many times you wish. All we need is your loyalty, your assurance that you will not turn
reelecto tantas veces como usted desee. Todo lo que necesitamos, es su lealtad, la seguridad de que usted no retornará
back to independence, socialism, neither will pursuit statehood, but over all we need as quick as
a la independencia, el socialismo, tampoco procurará la estadidad pero sobre todo necesitamos los más rápido que sea
possible to silent Don Pedro and his nationalist movement. For that we need from you to approve a
posible, silencias a don Pedro y su movimiento nacionalista. Para ello nosotros necesitamos de usted que apruebe una
law making the content of his discourses illegal if by consequences of his words any violence arises
ley que haga del contenido de sus discursos, ilegales y si por consecuencia de sus palabras brotara alguna violencia.
then you must imprison him. (Tendiéndole un sobre) Take this outline.
entonces usted tendrá que encarcelarlo. Tenga este bosquejo.)
(Los tres se levantan y brindan. Al lado izquierdo del
escenario, aparece la figura de Don Pedro Albizu Campos, discursando
enardecido).
Don Pedro Albizu Campos: — “Hermanos de la Patria: Hace
trece años en este mismo sitio, tuve el altísimo honor de asistir al repudio
que hicisteis los guaniqueños de la presencia de los intereses imperialistas
yanquis en Puerto Rico. He oído con profunda emoción… (Se hace inaudible, pero
sin cesar, para dar lugar a conversación ya informal pero indistinguible de los
dos americanos con L.M.M. y el sonar de vasos, ruido, risas, chistes…)…..
(Vuelve audio) …Oídme bien, los millonarios azucareros que ganan sus millones a
expensas de nuestro pueblo son los que pagan la campaña para que este pueblo
crea que no puede concedérsele la independencia. Después dicen que el pueblo es
pobre; pobres son esos peleles que se venden por unos cuantos sacos de azúcar y
unas cuantas latas de ron para venir aquí a meternos miedo con la
independencia; los que tienen miedo son ellos….(inaudible el volumen lo tienen
momentáneamente el trío)…Un país sin médicos, sin medicinas, sin enfermeras y
los políticos vestidos a la moderna en San Juan le dicen que en Guánica todo
está bien. La corrupción que se agita sobre este pueblo, no tiene límites...”
Baja el Telón
IV
Al subir el telón, se descubre un escenario caótico
representando el limbo. Innumerables relojes marcan diferentes horas. Hay
niebla. Aparecen entre la niebla don Luis y el Jardinero en su aspecto de
anciano de la primera escena en el primer acto.
Fondo musical reggaetón del más violento, eterna repetición del segmento
jardín florido del himno la Borinqueña y la voz de Albizu con epítetos hacia
L.M.M.
Jardinero: — ¡Guau! Luis Muñoz Marín!
L.M.M.: (Cansado) — ¿Y tú quién eres?
Jardinero: — La última vez que hablamos en el plano físico
fue aquella noche de 25 de julio de 1952, me mandaste a buscar en tu borrachera
para que cambiara el jardín... ¿Te acuerdas?
Yo era un muchacho soñador, tenía apenas veintinueve años y me quería
tragar el mundo. Poco tiempo después me
fui de la Isla y no regresé hasta el fin de siglo.
L.M.M.: (Con melancolía) — Lo recuerdo claramente. Tú o
alguien que podía ser tu hermano gemelo me jugaron una broma y me advirtieron
del futuro, del engaño del Estado Libre Asociado, de que todo era una ilusión…
Jardinero: — No conocí a mis padres, me crié huérfano y no
tuve hermanos. Recuerdo la noche que tuvimos que trabajar hasta que salió el
sol, pero sólo hablé con usted al llegar, tomé dos tragos de whiskey y lo demás
fue trabajo en el patio. De rato en rato se asomaba por la ventana y hablaba
solo, pero a estas alturas creo cualquier cosa… me acaban de pegar un tiro en
el centro del pecho y sentí que me transportaba a hablar con usted ese mismo
día que usted me llamó pero lo encuentro sin embargo en medio de esta niebla.
L.M.M.: — Sigues jugando a las ilusiones y yo siguiéndote la
máquina, total que aquí no hay tiempo, esto es eterno… Pero veo que sí te
pusiste anciano. ¡No me digas, que te acaban de pegar un tiro a los noventa y
dos años de edad! No recuerdo ese detalle del tiro, pero si la edad de noventa
y dos en tu noche vieja de 2013...
Jardinero: — ¿Cómo sabes mi edad?
L.M.M.: — Esa noche, hace sesenta y un años, sacamos la
cuenta. ¿No recuerdas?
Jardinero: — La única cuenta que sacamos fue la del trabajo
a realizarse, los materiales, la horas a trabajarse. Nada más.
L.M.M.: — Entonces no eras tú…o estás ahora más confundido
que nunca…déjate asentar un poco en la neblina para que tomes densidad, para
que te sientas hasta con cuerpo.
Jardinero: — Recién llego pero ya sé que sólo estoy de
tránsito; voy en ascenso no puedo asentarme aquí, sería muy peligroso.
L.M.M.: — ¿Y qué te detiene?
Jardinero: — Una pena, una culpa.
L.M.M.: — ¿Tuya?
Jardinero: — No. De todos, pero tú la cargas con más peso.
L.M.M.: — Creo que sé a qué te refieres. Si permaneces lo
suficiente lo habrás de escuchar. No se da cuenta del cambio. Mientras tanto
podemos hablar. A veces me siento tan solo, en esta dimensión es raro encontrar
con quién tener una conversación profunda, aún los que más inteligencia
prodigaron en el mundo físico, aquí suelen ser muy distraídos y callados.
Jardinero: — Si algo se le reconoció a usted siempre, es que
llegó a sondear las profundidades con sus amigos los intelectuales, aunque no
haya querido emerger de ellas con el tesoro guardado. Tuvo silencios muy largos
a pesar de su locuacidad. Quizás tuvo usted para su patria la oportunidad de
ser un Prometeo pero se conformó con ser el Hefestos que lo encadenó muy a su
pesar. Tantos remordimientos no se curan en una noche corta. Prefirió la
comodidad, la conveniencia, el pacto secreto…
L.M.M.: (Reflexivo) —
Les di pan.
Jardinero: (Inquisitivo) — Te rodeaste de intelectuales,
locales y extranjeros, artistas, académicos; los mejores de la época. Pero me
pregunto, si dejando a un lado tu bohemia, sacaste el debido tiempo para leer
no sólo las grandes obras, sino los detalles de esas obras. Me haces sentir sin
quererlo, como ese gran inquisidor de Dostoievski, cuestionando a Jesús y su
silencio. Pero tú no eres ni fuiste Jesús, por el contrario, no tengo silencio
presente que cuestionar pues todavía no has dicho mucho, te llevaste demasiados
secretos a la tumba. Y si soy
inquisitivo es porque tengo aquí que darte de tu propia medicina, no soy el
inquisidor de Dostoievski, pues no fui yo quien atrapó a la masa, a la muchedumbre
ávida como ovejas de pastor con el pan. No soy inquisidor porque soy testigo
del desastre que eso nos trajo…hasta mi última despedida de año.
L.M.M.: (Interrumpiéndole perturbado) — ¡Les ofrecí pan, tierra y libertad!
Jardinero: — ¡Precisamente! Ese fue tu sello, tu campaña, el
sueño que les vendiste; pero más bien le sorteaste las tres cosas o ni siquiera
tres, todo redundaba entre el pan o la libertad…el que no tenía tierra lo
montaste en la Panam con destino a Nueva York, Chicago, Hartford y los que se
mantuvieron en su tierra era cuestión de que se decidieran como con el gran
inquisidor por el pan o la abstracción de una libertad que les emburujaste en
tu discurso; y qué mejor momento que aquel que te tocó, caía pan como maná del
cielo y se repartía a manos llenas como si tú mismo lo hubieras producido y te
convertiste en otro gran benefactor que bien conoce el mundo hispanoparlante.
Así se fueron saciando primero, luego llenándose para seguir en una gula
infinita que les durmió el espíritu, las ganas de libertad pasaron al sótano de
la conciencia. Se olvidaron de todo, de mártires y sacrificados a cambio del
pan, se olvidaron de lo abstracto. Las
cosas no cambian mucho en la humanidad y los imperios muy bien conocen esos
detallitos humanos fáciles de explotar, lo mismo que aquellos que son más
útiles a sus propósitos haciéndoles creer que son verdaderos actores cuando son
meros peones. El contenido de la dignidad, aquel de la locura, quedó reducido al
discurso proscrito de Albizu.
L.M.M.: (Con remordimiento y sin sentido del tiempo) — ¿Le
has visto por aquí?
Jardinero: — Sabes que apenas llego, pero llegará el momento
sublime…
L.M.M.: (Retomando postura)
— Bueno: ¿De qué te quejas tú? Tú mismo eres producto de aquel empeño,
operación manos a la obra y operación serenidad.
Jardinero: — Soy el producto de mí mismo. ¿No se te ocurre
pensar en futuros alternos que pudimos haber tenido de haber logrado la
independencia y la igualdad entre los puertorriqueños? ¿Sería yo el mismo negro
que vivió para servirle a los americanos o el negro que hubiera vivido para
ayudar a despertar nuestros propios negros de la desigualdad y prejuicio
renegado que nunca ha dejado de existir entre los puertorriqueños. Mi vida no
fue suficiente tiempo para vivirla a favor de la causa grande de los de mi raza
y en general de los puertorriqueños, en su lugar, tuve que hacer algo parecido
a usted, acomodarme según las circunstancias y trabajar en función de los intereses
del sistema americano. No hay sueño en Puerto Rico, somos esclavos de otro
sueño que nos obligan a vivir y lo peor es que hemos creído que es nuestro
sueño, pero no, es el de ellos que son los dueños que quitan, que ponen, que
deciden que dictan que es y que no es…
Sí, gracias a mi capacidad innata y vocación pude superar mi
condición de marginado. Somos pocos los que como yo logran hacerse los locos y
no hacer caso a las desventajas, pero nos hemos ido acabando. El mismo caso de
don Ernesto Ramos Antonini, que negro como yo y desventajado socio
económicamente tenía tanto talento innato que no lo pudieron opacar, no hubo
remedio que concederle a regañadientes lo que a los blanquitos se les tiende a
bandeja de oro y plata. Como usted sabe, don Ernesto que tuvo que vender hasta
carbón vegetal a duras penas logró lo que muchos con ni siquiera la mitad de la
materia gris que él tenía logran descaradamente vistiéndose de distinguidos
honorables por razón de la ventaja social, de abolengo y de dinero. Lo peor es
que el caso de don Ernesto, que es lo mejor que tuvo usted de entre todos los
buenos, sirvió no para abrirle pasos a los que son como él sino para
cerrárselo. Ya después de don Ernesto, no ha habido otro negro en la política
ni en ningún puesto que pueda opacar a los blanquitos que lo son por alcurnia.
¿Verdad que no lo ha visto por aquí en este limbo? Los de su clase van directo
a lo más alto. Don Ernesto, sí hablaba de un sueño puertorriqueño, de igualdad
entre todos, pero le dieron de codo, lo maltrataron y se fue muriendo…Luego
vino Roberto Sánchez…
L.M.M.: — ¡Ah, ese!
Jardinero: — Ese es, ese no es. Roberto Sánchez, su
existencia es la evidencia quizás más concreta de la madera de dictador de la
que usted estaba hecho. Quizás esto
sería tema para otro día en el limbo. Después que mandaste a la multitud para
el carajo en aquella convención en la cual te aclamaban para que te volvieras a
postular, designaste por dedo a Roberto Sánchez, el gran ingeniero que había
colaborado contigo desde muy temprano. Ese mismo que luego con tu sagrado dedo,
destituiste de tu confianza y nombraste nuevamente con tu índice a quién correría
para gobernador en aquellas elecciones de 1968. ¡Negro de nombre y de raza,
Luis Negrón López y el pueblo es racista!
L.M.M.: — (Ignorando el discurso) Bueno, ya que mencionaste los que llegan y no al
limbo; ¿cómo es que llegaste aquí?
Jardinero: — ¡Qué bueno que lo preguntas! Muerte, violenta,
inesperada y a mi edad…como que no son cosas para que le pase a un viejo, pero
como están las cosas en tu querida colonia…Gracias a tu Estado Libre Asociado,
ya ni los viejos morimos en paz y nos mandan en tránsito para el limbo antes de
que nos concedan el destino definitivo. ¿Te suena familiar, Luis?
L.M.M.: — ¡Así que sesenta y un años después de la fundación
del ELA, yo tengo la culpa de tu muerte! No has
cambiado mucho en estas seis últimas décadas.
Jardinero: — Me
consta que la ironía fue siempre uno de tus fuertes. Para saciar tu curiosidad
si te fijas… (Señala con su dedo índice extremadamente corto en comparación con
su anular indicando un agujero inmenso de donde tintinean estrellas como el
infinito en el centro del pecho) Me
asesinaron esta misma noche vieja antes de despedir el año para robarme veinte dólares.
Así está la Isla.
L.M.M.: — Lo siento mucho, pero… ¿Qué tiene que ver el ELA
con un asalto?
Jardinero: — Mucho, todo. La gente no mata ni roba por pan,
que fue lo que tú le diste a todos en cantidad grande.
L.M.M.: — ¿Puedo citarme?
Jardinero: — ¿Por qué no?
L.M.M.: — (Engolando más que de costumbre) Dije en una
ocasión y lo guardé en la memoria: “El propósito de Operación Serenidad
[paralelo de Operación Manos a la Obra] es recordarnos que el hombre es hombre,
no meramente un consumidor. Es el proceso mediante el cual la comunidad se percata
del hecho de que la economía no es un fin en sí mismo, sino el medio para
lograr una vida mejor.”
(Ambos guardan silencio mientras se escuchan voces al estilo
de basura mental con fondo de reggaetón callejero)
Voces: — No vendas tu tierra al extranjero; el que
vende la tierra vende la madre que lo parió, vende patria, pancista, vergüenza
contra dinero, arriba los de abajo, pobre pero honrado, patria es sacrificio,
dichosos los pobres, el maquinón, filoteao, blimblin….
Jardinero: — Esa fue tu tesis. A la luz de los últimos años,
en el contexto de lo que he vivido y que te vas informando; ¿Crees que le faltó
algo a tu tesis? ¿De qué careció? La economía… con esa tesis, justificaste la
perpetuidad de la colonia al cambiarle el nombre. Poeta al fin, jugaste muy
bien con las palabras, siempre lo he dicho, hay que cuidarse de los poetas,
tienden a ser muy peligrosos a veces, más si se dedican a la política. El
colonizado que estaba desesperado ante la miseria de la colonia y la revuelta
inminente, creyó en tu discurso, se alivió con tu pan, eso de serenarlo pudo
haber tenido otro nombre, pero serenar estuvo genial y así se fue poco a poco
olvidando la miseria verdadera porque se apaciguó el hambre y comenzó a
llenarse de cosas materiales, la operación serenidad, todo un nombre de
inteligencia, iba dando resultados, amainando al campesino, al pobre que ya por
lo menos comía e iba vistiendo y se fue olvidando de la urgencia de la lucha,
lo apremiante se resolvía y el problema de fondo entre lo abstracto de conceptos
de dignidad y libertad se fue olvidando, dejando a un lado hasta que se renegó
contra ello; así se fueron rindiendo como fichas de dominó una tras otras y con
el progreso y la opulencia hasta la misma iglesia, el clero torció el evangelio
de uno de humildad a uno de opulencia, llegaron todos ricos, pobres,
intelectuales, académicos, legos, todo el mundo a abrazar la nueva era que
predicaba la abundancia para todos y el brillo de las cosas y las cosas se hizo
la medida de todo como nunca antes había ocurrido. La economía no terminó
siendo el fin, más maquiavélico no pudiste ser; el fin, el medio para lograr
una vida mejor fue la economía. Otra vez tu eterno juego de palabras. El fin
justificaba al fin el medio y el medio precisamente, literalmente, ese
equilibrio entre la solución colonial, la anexión o la independencia; el medio
fue tu selección, la indefinición, la permanencia de la colonia bajo un
convenio secreto que se le dio nombre como ley 600. Un convenio de nombre, una
realidad impuesta y ratificada bajo las condiciones del Congreso de Estados
Unidos. Justificaste finalmente tu traición, tu medio, el medio para lograr el
fin de adelantar materialmente fue la traición, jugar al ignorante, entregar la
lucha, hacerte el que intentó recoger vela, el que intentó recapacitar su
supuesto error, pero todo estaba sellado como te dije aquella noche, sí ya recuerdo fue esta misma noche, hace segundos...¡Guao, qué corta fue tu noche, la del
jardín florido!
L.M.M.: (Frenéticamente, levantando el dedo índice como de
costumbre)
— ¡Pero yo era el líder, la muchedumbre me seguía, votaba
por mí! ¡Era su dios!
Jardinero: — ¡Tú no eras líder!
L.M.M.: — ¡Llegaste
loco al limbo! Aún antes de yo llegar aquí los libros de historia me tenían
como el mayor líder político que predujo el siglo XX en la Isla. Fui el líder
indiscutible de mi partido toda la vida, aún después de retirarme era el
símbolo, fui un caudillo. ¿Cómo osas contradecir al pueblo y a los
historiadores?
Jardinero: — Te diré por qué me atrevo contradecirlos. Tú
fuiste seleccionado por la inteligencia americana, definitivamente que observaron
en ti las cualidades de líder…
L.M.M.: — ¿Entonces?
Jardinero: — Fuiste
lo que para los negro americano es un Tío Tom o para los indios un Tonto
alcahuete del llanero. A pesar de tus cualidades de líder también estudiaron
otras cualidades de tu personalidad y encontraron tus debilidades que
terminaron trabajando muy bien. Así que muy pronto te doblegaron, te compraron
y como buenos comerciantes que son, el precio que pagaron fue prácticamente
treinta monedas o un plato de lentejas. De líder una vez te tuvieron a sus pies
lo que te quedó fue el dedo y el manejo impecable del lenguaje, Albizu te
llamaba demagogo, se burlaba constantemente de ti, te vio como nadie en tu
miseria de traidor. Bueno, el asunto es que al fin te presentaron al pueblo
como líder que primero recogió de la muchedumbre su sueño de libertad, pan y
tierra y le cambiaste el orden…
L.M.M.: — Estás
jugando con las palabras. Hice mi trabajo…
Jardinero: — Hiciste el trabajo encomendado, lo que el
americano quería. Fuiste el medio que utilizó el americano para prolongar la
colonia 61 años más. Te enseñaron a usar ese dedo que tanto mueves, como el que
es capataz que sabe dirigir lo que el amo ordena.
L.M.M.: — Sigues siendo insolente, ni siquiera porque vas en
tránsito…
Jardinero: — ¿Fuiste líder, caudillo u oportunista que pescó
en río revuelto?
L.M.M.: — Ya la historia me juzgó.
Jardinero: — Todavía falta mucho por escribir, los que
venzan al final son los que de verdad escriben la historia, hay pasajes que lo
mitifican, pero…Estuviste dieciséis años viviendo en la capital de la metrópolis,
hijo de un comisionado residente muy prestigioso, no regresas a Puerto Rico
tras su muerte, te quedas en la capital americana diez años más y siendo hijo
de quien eras, con el potencial que tenías…¿No te hacían esos pequeños detalles
el elemento indispensable de un plan para el futuro de la colonia? ¿No te
contactaron temprano para que les sirviera?
¿No tenían ellos ya el libreto escrito y faltaba que se lo interpretaras
a gusto de ellos y conveniencia tuya? Nadie dice que eso tuvo que ser así, pero
no está nada mal diseñado para la inteligencia de una potencia como lo era ya
Estados Unidos con experiencia de conquistas en el oeste y sur de su territorio
nacional.
L.M.M.: — ¿Vaya con
la imaginación tuya como se ha activado en el limbo? ¿No me vas a dar el
crédito que me merezco? Que amé la tierra de mi padre, que abogué por la
libertad y la igualdad…
Jardinero: — ¿Imaginación? No es acaso la percepción, la
clarividencia, la que aquí se agudiza? En fin, que le utilizaron a sabiendas o
no de usted quien muy ducho en ambos idiomas llegó a la Isla y deslumbró a la
mayoría jíbara y analfabeta. De traductor e intérprete que trabajó en la
capital estadounidense, en Puerto Rico era casi un dios ante el campesinado
inocente de aquellos años. Ese mismo campesino cuya imagen utilizaste para
acumular los votos, fue el mismo campesino que pronto extinguirías, no creías
en él, no eras ni de lejos un campesino y menos del trópico, estabas enajenado
de ese campesinado, eras todo un downtown boy de Washington DC, que regresabas
a una isla que apenas conocías, no eras muy puertorriqueño cuando llegas en
1926, eras un americanito buscando raíces, quizás en una misión que sólo aquí
en este limbo tendrás la oportunidad de confesar.
L.M.M.: — Hay muchos
los que he visto que han venido a confesarse, sé de tantos que pasaron por una
cosa y fueron otra, pero yo fui yo, que zigzagueé, sí lo acepto y quizás
colaboré más de la cuenta creyendo haber alcanzado una convicción. Todavía me
duelen cosas que hice en nombre de la gente a costa de lucir muy mal ante mí
mismo. (Llora)
Jardinero: — De inmediato te hiciste nacionalista,
socialista, unionista, liberal…hasta que encontraste la rosa de los vientos…
L.M.M.: — Todo
cambió después de la guerra, hasta los mismos Estados Unidos se sorprendieron
de la fortuna repentina que les representó la victoria y la polarización del
mundo entre malos y buenos entre rusos y americanos y nosotros habíamos quedado
de este lado… y definitivamente pieza clave por un tiempo para contrarrestar el
comunismo que amenazó muy pronto con expandirse allende todas las fronteras.
Fui leal, soplaron nuevos vientos…
Jardinero: — Vientos
muy fuertes que sin embargo no zarandearon a Pedro.
L.M.M.: — ¿A dónde me quieres llevar con esto?
Jardinero: — ¿Qué pasó
con la libertad, con la tierra después de tanto pan? Sacaste al jíbaro del
monte y lo metiste en el caserío y a los otros los enviaste, no a la Florida,
cuyo clima es más condescendiente, los enviaste a lo inhóspito del frío
inhumano, a Nueva York para que contemplaran la libertad en estatua permanente.
L.M.M.: — Ellos
quisieron irse. Yo mismo soy producto de una migración y me beneficié de ese
contacto cultural, el encuentro de dos civilizaciones…
Jardinero: — Sí algo
así dice el preámbulo de la Constitución…No puedes comparar una cosa con otra,
tu larga estadía en el norte no fue por necesidad económica, fue parte del
trabajo de tu padre y te beneficiaste de ello. Tu familia ya era culta y en
buena medida acomodada, sin embargo los que se fueron a Nueva York para
limpiarte la Isla fueron los más pobres que llegarían para trabajar en los
empleos peor pagados.
L.M.M.: — Y de ahí surgieron grandes figuras que nos han
representado…
Jardinero: — Esos fueron los excepcionales que donde
quiera florecen, pero la masa, esa masa pobre e ignorante, rechazada y
discriminada degeneró en un híbrido que no encontró ya patria e identidad hasta
que se afirmó aún por encima del Isleño. Se fueron con un sueño, con el Viejo
San Juan de Noel Estrada y nunca volvieron al terruño que dejaron porque te
empeñaste en transformarlo.
LM.M.: — Traje el progreso, las carreteras, la electricidad
y el agua para todos, las urbanizaciones, las fábricas…Todo tenía que cambiar…
Jardinero: — ¡Vaya
que todo cambió…y a qué costo! ¿De dónde tú crees que salió el dinero? ¿Tú
crees que fue de gratis sin pagar contribuciones federales? ¿Nunca entendiste
el esquema colonial bajo la nueva fachada?
L.M.M.: — ¡Dejamos de
ser colonia! Creamos una política de incentivos contributivos junto a una mano
de obra barata que atrajo múltiples empresas…
Jardinero: — ¿En
serio? ¡Somos más colonia que nunca! Esa constitución fue un juguete y si
sirvió en algo fue al colonizador que se aseguró que la inversión que ellos
hicieran en bonos para el financiamiento del mismo gobierno… ¿ves cómo gira
todo?...estarían garantizados constitucionalmente exentos de los tres impuestos
posibles para representar ganancia neta al inversionista que vive del
interés financiero…Todo un esquema para asegurarle al dueño del norte que el
dinero que se produce en la finca colonial diezme primeramente a favor de
ellos. ¿Para qué iban a querer imponer contribuciones federales? Supo siempre
el americano mucho más que eso...y en esa misma finca cautiva vender toda la
mercadería buena o mala que ellos produjeran.
L.M.M.: — ¡Eres un
perfecto ignorante! ¿Qué sabes tú de economía y finanzas? ¿Qué sabes de
garantías constitucionales, qué sabes de mercado?
Jardinero: — Quizás
no mucho, pero cierta lógica me dice que las leyes y la Constitución sobre todo
como ley principal deben estar redactadas en beneficio público por lo que
garantizar constitucionalmente el prepago a unos inversionistas, para nada
protege al pueblo, excepto para desangrarlos a perpetuidad; se me parece un
poco esa cláusula constitucional a la ley de la mordaza que prepararon a la
medida del discurso de don Pedro.
L.M.M: — ¡Canalla!
Jardinero: — ¿El colonizador? ¿Yo? Adivine en cuanto la
generación actual después de sesenta y ún años quedó embrollada por las
anteriores y a su vez las futuras por la actual?
L.M.M.: — No sé, dime
tú.
Jardinero: — Setenta
y un billón o sea, setenta y un mil millones de dólares que hay que pagar sobre
todo porque la Constitución le garantizó al colonizador que su inversionista no
correría riesgo alguno y menos aún pagaría contribuciones… ¿Verdad que eso es
coloniaje bien fino? ¡Fue genial del colonizador, excepto que no previó la gula
y la corrupción del político puertorriqueño huérfano de la dignidad y de tantas
cosas intangibles, que usted mató en la política con la persecución y el
encarcelamiento de los más soñadores, los dispuestos a todo por fe, por
convicción y por verdadero amor patrio, don Luis!
Voz de Albizu: — “…Han levantado allí el Caribe Hilton. ¿Con
qué se ha levantado eso? Con los cinco centavos de cada madre de Puerto
Rico…Con los cinco centavos que tenía la madre para la gota de leche de su
hijo, juntados chavo a chavo. Los grandes mogules del Partido Democrático, le regalan a Hilton, una empresa multimillonaria, un hotel de ocho millones
de dólares. Aquí un gran hombre, don Félix Benítez Rexach, dice que él puede
construir ese hotel por tres millones. Aquí hay cinco millones de pesos en el
espacio, en alguna parte. Nosotros que conocemos estos leones de Ponce que
están aquí, que los conocemos de nación, de nacimiento. Los vimos nacer y
crecer, reunidos allá con otros leones de igual categoría en San Juan, pues
sabemos más o menos donde están los cinco millones…Muñoz Marín ha pedido que le
suban la asignación de Fortaleza…”
“…Los jueces tienen
sueldos de $15,000.00 al año, no pueden vivir con $5,000.00, vaya patriotas.
Esos caballeros no merecen ningún respeto…”
L.M.M.: — Te dije que
lo que se hizo fue serenar al pueblo. Operación Serenidad… La violencia
política no tenía razón, Albizu en el cuarenta y ocho, seguía frenético
hablando como si todavía la pobreza y la explotación fueran las del treinta y
ocho. Todo cambió materialmente, yo no lo callé, su discurso perdió vigencia
ante el progreso inevitable. (Reflexionando) ¡Setenta mil millones de dólares!
(En negación) Algo han hecho mal los políticos para que esa deuda se haya
trepado tanto… ¿pero qué está haciendo el gobierno para resolver la situación?
Voz de Albizu: — “…Los
Estados Unidos no confían ya ni en la detective de Puerto Rico. Todos los
detectives de Puerto Rico, han descubierto que han traído detectives yanquis
rubios de ojos azules para vigilarlos a ellos, para vigilar al coronel Roig, a
Muñoz Marín, a Ramos Antonini, para vigilar nada menos que al Sr. Procurador
General Géigel Polanco, a los jueces a los fiscales…”
“…El amo nunca confía
en sus esclavos. Confía en un enemigo libre. Pero un esclavo que da su
consentimiento, no vale nada…”
Jardinero: — Lo que
usted hizo, someterse y seguir instrucciones. En la medida que no somos un país
soberano, el Banco Mundial no tiene injerencia, la Isla no tiene derecho a
subsidio, no puede irse a quiebra por no ser estado, así que Washington está
tomando el control como lo tuvo abiertamente hasta el día 24 de julio de 1952,
antes de su grandiosa inauguración. ¿Recuerda? Les urge proteger a los
colmillús del norte que han invertido tanto…
L.M.M.: — No, no fue
así, yo elevé la bandera a la altura de la americana…yo me impuse cuando ellos
querían que flotara cinco pulgadas por debajo como en los estados, la icé a la
misma altura.
Voz de Albizu: — “En
esta patria tenía que flotar sola porque es la bandera de Puerto Rico; se les
dijo que la bandera, era el sudario de los próceres de la patria. De Diego,
Muñoz Rivera, tienen sus cenizas envueltas en esa bandera. Yo desearía que su
hijo no profanara el respeto que merece el sudario de su padre. Esa es la
bandera de Rosado, de Antongiorgi…”
Jardinero: — ¡Lo felicito!
Toda una demostración cojonuda…y lo peor es que sus herederos políticos tan
señoritos, por razón de genética y alimentación se les han reducido aún más las gónadas. La
población está estrogenizada.
LM.M.: — Qué expresión machista a estas alturas y en el limbo
que para nada nos sirve.
Jardinero: — No es machista, si quiere incluyo las mujeres
que tuvieron los ovarios bien puestos me basta mencionar a Lolita; la primera
mitad del siglo veinte produjo muchos cojones y ovarios, desafortunadamente
usted no está en ese grupo, usted no hace la liga de los cojones. Hay que ser
un Betances, un Valero, un Marín, un José Celso Barbosa, un Pedro Albizu
Campos, un Ernesto Ramos Antonini, esos últimos son los tres Reyes Magos de la
política puertorriqueña, un Filiberto Ojeda, un Oscar Collazo, un Irvin Flores,
un Rafael Cancel Miranda, un Carlos López, una Isabelita Rosado, Carlos Romero
Barceló…
Voz de Albizu: — “… Le
aconsejamos a Muñoz Marín ante su postura ante el doctor Pons que ha propuesto
la castración para los puertorriqueños, que no se deje meter el cuchillo, que
en algo se sienta hombre, por lo menos haga un gesto de hombría. Por lo menos
se ha sentido hombre. Hace tiempo que no se sabe si es macho o hembra. Al
repudiar la castración de los hombres para defensa propia de él, es un gesto de
hombría y yo lo felicito, que siga por ahí que por ahí va bien…”
L.M.M.: — ¿Qué? ¡Carlos Romero Barceló!
Jardinero: — Hay cojones y hay cojones, pero usted se quedó
corto como si lo hubieran castrado.
L.M.M.: (Señalando enérgicamente al jardinero quien comienza
a esfumarse mientras doña Inés va reapareciendo como en la escena inicial del
acto I) — ¡Negro sucio, hijoeputa!
Jardinero: — ¡Pero
con cojones!
L.M.M.: — ¿Qué sabes
tú?
Jardinero: — Su
índice larguísimo lo delata…
L.M.M.: — ¿Delata
qué?
Jardinero: — Tu falta
de cojones para decirle no al americano. Unos científicos japoneses han
descubierto recientemente el vínculo entre la falta de testosterona (cojones) y
el tamaño del índice más largo que el anular. Índice corto denota un huevón,
mientras que un índice largo como el tuyo denota todo lo contrario. Tienes dedo
largo de capataz, que el americano te torció y te enseñó a usar, pero no de líder con
cojones, te faltaron huevos. La historia te juzgará, esto es sólo una obra, ahí
afuera hay un público pendiente, te están mirando despertar Luis, judas,
traidor…
(Mientras, va bajando el telón se escucha a L.M.M. conversar
con Da. Inés que lo lleva a la cama entre tambaleo y somnolencia)
L.M.M.: — Él dice que
hay un público que nos está observando, que esto es una obra...
Da. Inés: — Acuéstate, ya casi amanece. Eso es.
L.M.M.: —
¿Tú crees que los tengo grandes?
Da. Inés: — ¿Qué cosa?
L.M.M.: — ¡Los cojones!
Da. Inés.: — ¿A quién le importa?
L.M.M.: — A la historia; van a hablar, a escribir, a
representar…
Da. Inés: — Descansa. Es corta la noche.
L.M.M.: — ¿La Eternidad?
Fin
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