Y me hice en la acción de dos amantes furtivos.
Para ese tiempo no se colaba alma alguna,
Todavía,
En probetas o en vitro,
En vientres de alquiler o madres
De mero encargo bajo contratos breves,
De esas frugales inseminadas con artificio.
La mía, fue naturalmente animal,
Llevada quizás por otro artificio antiguo,
El de la seducción que le produjo
Aquel encuentro encendido del deseo
Que fornica el silencio de un secreto
Y a gritos meció las convulsiones de un placer infinito
En una tarde caliente de marzo
Que vaporizó los escrúpulos cual incienso
Entre paredes de madera que les filtraban
Plegarias de la decantación sensual
Separando innombrables densidades nacidas de colchón
De aquella magia que descubrían en inexorable fuga
De un elemento etéreo que no sólo era del sexo, que allí tenían.
Y mientras en eternos comienzos y finales
Como olas cósmicas volvían a reimprimir
En las tablas de la alcoba ajena, aquel deseo transmutado
Sobre otras leyendas, aquella nueva,
La que pactaría el silencio
De la pasión veloz, vertiginosa que al estallido
Se elevó en espirales al sonido sabroso
De sinfonías deleitosas que fragmentaron relojes
Sin arena, llenos sólo de tiempo comprimido
Mientras marcaban el tiempo de los pinos rechinantes
En sus ramas
Y los silbidos en el viento de las agujas verdes
Que mecían también el deleite de miel,
Dulce miel metafórica del placer incomprendido
En los gritos y gemidos
De aquellos dos en uno
De los que sin invitar a nadie
Despertaron en mí, que rondaba en el etéreo,
La curiosidad de volver a tenerme en cuerpo
Y me asomé, curioso redondeando como espectro
A un despertar nuevo de mis ansias de encarnar
Y sin querer, tan rápido, de repente,
En medio de aquella ilusión de supernova
En la estrella de los espirales
Con vientre de luceros y amapolas
Me así colgando sin gravedad flotadora
Y retoñaron allí suspendido cual papalote
Ramas luminosas de tejido en los tejidos
En vibrantes tonos luminosos de rojos
Cauces fantásticos de vida en la vida
Me sentí fruto deleitado y complacido
En eternidades que resonaban misteriosamente
Guturales en grutas de los portales dimensionales
Que en lo físico me abrían paso
Desanclando del cosmos y anclando de vientre en tierra
Por las ganas de nacer que sin remedio
Y a fin de cuentas, gracias a ella
Que parió,
Pude retornar
Y me hizo hijo de la vida
Por aquel deleite y mi curiosidad intensa.
Copyright © 2016 Augusto Poderes. All Rights Reserved.
5/6/16
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